"Mas mujeres que trofeos"
Inglaterra despide a Eriksson acus¨¢ndole de cobarde en el campo y de mujeriego fuera de ¨¦l
"Adi¨®s, Sven, te gustaban m¨¢s las mujeres que los trofeos". As¨ª desped¨ªa ayer el peri¨®dico The Independent al que ha sido seleccionador de Inglaterra en los ¨²ltimos seis a?os, Sven Goran Eriksson. El sueco ha ganado 36 millones de euros y ha desperdiciado la mejor generaci¨®n de futbolistas ingleses en los ¨²ltimos 40 a?os, sin un solo motivo por el que sentirse orgulloso tras caer eliminado en cuartos de final ante Portugal. Ha participado en tres grandes citas y en todas se ha marchado sin grandeza.
Rob Hughes, articulista del Times, se?alaba ayer tres graves errores de Eriksson en este Mundial. Primero le reprocha que fiara todo el juego ofensivo a Rooney, sin tiempo real para recuperarse de una rotura del cuarto metatarso, olvid¨¢ndose adem¨¢s de su "combusti¨®n interna", en alusi¨®n a la expulsi¨®n que sufri¨® el intempestivo delantero del Manchester tras pisarle en la ingle al central portugu¨¦s Carvalho. En este sentido, nadie entiende la convocatoria de Theo Walcott, el chico de 17 a?os del Arsenal, que no ha disputado un minuto. De los cuatro delanteros, uno era Walcott, dos estaban reci¨¦n salidos de una lesi¨®n (Rooney y Owen) y el cuarto era el inefable Crouch, m¨¢s famoso por sus danzas rob¨®ticas que por sus goles. En segundo lugar, Hughes le recrimina a Eriksson haber apostado tanto por la "estrella declinante" de Beckham. Y, por ¨²ltimo, le acusa de haber apagado la pasi¨®n inglesa con su "t¨¢ctica cobarde y est¨¦ril". Dicho esto, a Hughes le desagrada el sustituto del t¨¦cnico sueco, Steve McLaren, al que llama "ac¨®lito" del ya ex seleccionador y c¨®mplice en las tres ¨²ltimas competiciones. Hughes prefiere una figura fuerte y paternalista como la de Ferguson o Scolari para encauzar la carrera de Rooney. Alguien que le diga que no es lo mismo jugar para Inglaterra que en las callejuelas de Croxteth (Liverpool) donde se cri¨®.
La prensa le acusa de no saber conducir a Rooney y apostar por una t¨¢ctica "cobarde y est¨¦ril"
El declive de Eriksson ha sido paulatino. Cuando fue presentado como nuevo seleccionador ingl¨¦s, en 2000, se aplaudi¨® el nombramiento al considerarse un paso adelante. Se present¨® un t¨¦cnico elegante y pol¨ªglota, amante de la poes¨ªa tibetana, que ven¨ªa de triunfar en cuatro ligas europeas y que hab¨ªa empezado su carrera estudiando el f¨²tbol ingl¨¦s. Llegaba a un lugar desolado. Kevin Keegan hab¨ªa reconocido su incapacidad en el t¨²nel de vestuarios del ¨²ltimo partido disputado por Inglaterra en Wembley, tras una derrota ante Alemania, que priv¨® a los brit¨¢nicos de la Eurocopa de 2000. Glen Hoddle perdi¨® a los penaltis ante Argentina en Francia 98 poco antes de decirle a un periodista que los discapacitados pagaban sus pecados de vidas anteriores, lo que le inhabilit¨® para el cargo. A ese mundo ca¨®tico lleg¨® Eriksson, que empez¨® con una contundente victoria ante Alemania (5-1) camino de Corea-Jap¨®n 2002. Pero pronto empezaron los problemas. Un amigo de Tony Blair, primer ministro brit¨¢nico, le present¨® a Ulrika Jonsson, una chica del tiempo sueca con la cual inici¨® una relaci¨®n aireada por los tabloides que no debi¨® gustarle a su mujer, Nancy.
Tras ser fotografiado con Peter Kenyon, jefazo del Chelsea, a los directivos de la federaci¨®n les entr¨® un ataque de celos y le ofrecieron renovar su contrato millonario hasta 2008. Lo que pronto se convirti¨® en un dilema. Cuando se supo que compart¨ªa con Mark Palios, ejecutivo de la federaci¨®n, los favores de una de las secretarias del lugar, Faria Alam. Palios y Alam perdieron el empleo y Eriksson se convirti¨® en una figura cada vez m¨¢s caricaturizada. La falta de pasi¨®n del combinado ingl¨¦s contrastaba con la disposici¨®n a la aventura fuera del campo de su entrenador. La puntilla se produjo un par de meses antes del Mundial, cuando Eriksson viaj¨® a Dubai atra¨ªdo por el dinero y las ofertas de un falso jeque ¨¢rabe, en realidad un reportero del News of the World, que le sonsac¨® confidencias sobre jugadores, clubes y directivos. La federaci¨®n le redujo entonces el contrato y Eriksson acept¨® marcharse tras el Mundial. Su legado deja m¨¢s pena que gloria. M¨¢s mujeres que trofeos.
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