Un buen principio
Hab¨ªa ambiente de fiesta grande para la inauguraci¨®n del Auditorio de San Lorenzo de El Escorial: los Reyes, la Presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, como anfitriona, el protocolo funcionando a tope y un c¨®ctel y unos fuegos artificiales previstos para despu¨¦s de la m¨²sica. Con muy buen criterio se suspendieron uno y otros por respeto a las v¨ªctimas del accidente de Valencia, a las que antes del concierto se record¨® con un minuto de silencio.
Ten¨ªa la ocasi¨®n mucho de escaparate, de ah¨ª los inevitables comentarios acerca de si la construcci¨®n tapa o no el monasterio o de las vistas espl¨¦ndidas que permite su hall de entrada. Divisi¨®n de opiniones respecto del dise?o de la sala principal, cortita y ancha, y con una visibilidad plena desde cualquier localidad, lo que se agradecer¨¢ especialmente en las ¨®peras. Y acuerdo general en cuanto a su ac¨²stica, muy brillante en el lugar que ocupaba este cr¨ªtico. Incluso da la sensaci¨®n de que puede ser un poco peligrosa cuando, como ayer, se llene por completo el escenario y no se controle con cuidado el volumen sonoro. Lo cierto es que se oye todo.
Orquesta y Coro del Maggio Musicale Fiorentino
Riccardo Mutti, director; Barbara Frittoli, soprano; Sonia Ganassi, mezzosoprano; Ferruccio Furlanetto, bajo. Obras de Verdi. Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, 3 de junio
Para inaugurar Auditorio y Festival se contaba con la presencia abundante de las huestes del Maggio Musicale Fiorentino, orquesta y coro. Se trata de dos agrupaciones bien empastadas, disciplinadas, no de primera clase pero a la vez suficientemente flexibles y poderosas para los requerimientos del repertorio elegido, que respond¨ªa, con un par de excepciones, a fragmentos de ¨®peras de Verdi con tema espa?ol. As¨ª llegaron los fragmentos de La forza del destino -la obertura, Il santo nome di Dio y La Vergine degli Angeli- y de la ¨®pera escurialense por antonomasia, el Don Carlo, con algunos de sus momentos culminantes: la Canci¨®n del velo, Ella giammai m¨¢m¨°!, O don fatale y Tu che la vanit¨¤.
Entre los solistas, al menos para este cr¨ªtico, result¨® una sorpresa que Sonia Ganassi fuera lo m¨¢s interesante del elenco. La mezzo ha ido construyendo una carrera menos fulgurante que la de Barbara Fritolli -y no es cuesti¨®n de compararlas- pero ha ido afianz¨¢ndose entre las de su cuerda. No defraud¨® en absoluto, con una voz quiz¨¢ de menor densidad a lo que otras grandes han aportado en un papel como el de Eboli pero muy expresiva siempre. Barbara Fritolli es una excelente mozartiana, siempre en estilo, siempre cantando con gusto, pero su Verdi de ayer me decepcion¨® un tanto. No por el concepto sino por la voz, hermosa sin duda pero con un vibrato que no es para todos los gustos. Respecto al bajo Ferruccio Furlanetto, el hecho de que su carrera alcanzara su cenit hace a?os hac¨ªa plantearse algunas dudas respecto a c¨®mo negociar¨ªa sus dos arias, la del Padre Guardiano que pide unos graves bien redondos y, sobre todo, la de Felipe II en Don Carlo, que requiere una expresividad a veces dif¨ªcil de alcanzar fuera de la escena. Ambas se dijeron con m¨¢s pundonor que brillantez.
El Coro demostr¨® empaste y profesionalidad y esa unci¨®n que requieren las dos de las Cuatro piezas sacras de Verdi -el Stabat Mater y el Te Deum- que completaban el programa -interpretado sin intermedio y quiz¨¢ por eso, al fin, un poco desconcertante- de forma no demasiado natural, pues es una pena que se trocee una obra en cuya unidad est¨¢ una parte de su extraordinaria capacidad para impresionar al oyente. Y ah¨ª estuvo lo mejor del concierto. Muti hab¨ªa dado ya alg¨²n destello de su talante verdiano -m¨¢s incluso en los acompa?amientos que en la obertura de La forza del destino- pero en este final se creci¨®, se entreg¨® y nos dio por fin la muestra de por qu¨¦, pase lo que pase con ¨¦l en los teatros, no puede dudarse de su clase. Ya se sabe, un espect¨¢culo como director a la antigua, un soberbio concertador, un acompa?ante espl¨¦ndido. Sus gestos son hoy menos imperativos que antes, su posici¨®n en el podio trasluce una pasi¨®n interior que nunca se desborda. Puede preferirse el Muti joven al de ahora, el impulsivo de antes al m¨¢s reflexivo de estos d¨ªas pero es siempre una experiencia impresionante ver a este director por el que parece pasar toda la tradici¨®n de la ¨®pera italiana.
Babelia
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