"Contribuimos al 'milagro alem¨¢n"
Horst Eckel recuerda la victoria germana sobre la Hungr¨ªa de Puskas, que les hab¨ªa goleado antes (8-3), en la final de Berna 54
Horst Eckel, uno de los tres supervivientes del once titular alem¨¢n que gan¨® la final de la Copa del Mundo de 1954, en Berna, conserva a sus 74 a?os un magn¨ªfico aspecto y lucidez. Pertenece Eckel a la leyenda del llamado milagro de Berna. El equipo de una Alemania en ruinas y todav¨ªa bajo el trauma del nazismo y la II Guerra Mundial gan¨® contra pron¨®stico a la Hungr¨ªa de Kocsis, Puskas y Czibor. Eckel, con 22 a?os, era el m¨¢s joven de los germanos, jugaba de medio derecho, no paraba de correr y por eso le llamaban El Galgo.
Pregunta. ?Era usted consciente entonces de lo que lograron con la victoria en el Mundial de 1954?
Respuesta. Fuimos al Mundial sin contar entre los favoritos. Hab¨ªa un equipo que todos cre¨ªan que ganar¨ªa, Hungr¨ªa. Nosotros tambi¨¦n est¨¢bamos seguros de ello. No conoc¨ªamos nuestra propia fuerza. La fuimos notando seg¨²n ¨ªbamos jugando en Suiza. Fue muy dura la derrota por 8-3 contra Hungr¨ªa en la ronda previa, pero, en realidad, nos favoreci¨®. Los h¨²ngaros pensaron que en la final podr¨ªan ganar igual.
"Tuvimos suerte. Fue decisivo que lloviera el d¨ªa del partido. A Fritz Walter no le gustaba el calor"
"Muchos dijeron que nos dopamos. Imposible. En aquel tiempo no se conoc¨ªa el dopaje"
P. ?Fue una derrota buscada por ustedes?
R. ?El 8-3?
P. S¨ª.
R. No; de ninguna manera. S¨®lo jugamos cuatro o cinco del equipo titular, pero no buscamos la derrota. Quer¨ªamos ganar. No lo conseguimos, pero los h¨²ngaros no se dieron cuenta de que con aquel equipo reserva pudimos marcar tres goles.
P. Dicen que el triunfo final fue en la pr¨¢ctica la verdadera fundaci¨®n de la RFA. ?Qu¨¦ le parece eso?
R. Mire, nadie reconoc¨ªa a Alemania en el mundo. Ni en el deporte, ni en el ¨¢mbito pol¨ªtico, ni en el econ¨®mico... Por ese sentimiento se lleg¨® al milagro alem¨¢n un par de a?os despu¨¦s. Incluso los pol¨ªticos creen que nuestra victoria ayud¨® un poco a la recuperaci¨®n.
P. ?Dir¨ªa usted que la victoria de Berna fue el triunfo de las virtudes tradicionales alemanas?
R. S¨ª; de la lucha, la voluntad y la camarader¨ªa.
P. ?C¨®mo era el seleccionador, Sepp Herberger? ?Un hombre autoritario o paternal?
R. Mitad y mitad. Pod¨ªa ser muy divertido, pero tambi¨¦n muy estricto. Fue el mejor entrenador que he conocido nunca. Lo ve¨ªa todo enseguida.
P. Usted era el m¨¢s joven. ?Le daba miedo?
R. No; hab¨ªa que cumplir con lo que ped¨ªa. Entonces se portaba muy bien con uno. Cumpl¨ª con sus expectativas.
P. La clave t¨¢ctica fue su actuaci¨®n frente a Higdekuti en la final.
R. Puskas era el gran futbolista, el que marcaba los goles. Pero Higdekuti era la cabeza del equipo. No jugaba de delantero centro, como era normal entonces en un nueve, sino que se retrasaba y jugaba desde el centro del campo. Yo, como medio derecho, habr¨ªa tenido que jugar contra el interior izquierdo, Puskas. Herberger me dijo que me adelantara para marcar a Higdekuti y que Liebrich se ocupar¨ªa de Puskas.
P. ?Le persigui¨® por todo el campo?
R. Higdekuti era un futbolista extraordinario. No se le pod¨ªa cubrir durante 90 minutos. Pero contribu¨ª a que no marcara ning¨²n gol y a que no jugara como los h¨²ngaros esperaban.
P. ?Qu¨¦ prima recibieron por la victoria?
R. Cada uno de los 22 jugadores recibi¨® 1.000 marcos.
P. ?Le da envidia lo que ganan los futbolistas de hoy?
R. En absoluto. Nosotros vivimos los mejores tiempos. No llegamos a millonarios, pero lo que vivimos, en una ¨¦poca en la que los medios de comunicaci¨®n no estaban tan presentes, no es posible hoy. Fue una ¨¦poca maravillosa.
P. Hay una serie de leyendas sobre la final de Berna. Como que Adidas invent¨® para el partido nuevos tacos para las botas.
R. Para nada. Tuvimos la ventaja de que, cuando empezaba a llover, pod¨ªamos cambiar los tacos con mayor rapidez. Para un cambio de tacos necesit¨¢bamos de cinco a diez minutos. Los dem¨¢s, que ten¨ªan que clavar tacos nuevos y quitar los anteriores, necesitaban 20 minutos o media hora para lo mismo.
P. ?Es verdad que Fritz Walter jugaba mejor con mal tiempo?
R. S¨ª; no le gustaba jugar con calor y, cuando ¨¦l jugaba mal, sol¨ªa hacerlo todo el equipo. De modo que nos alegr¨® el tiempo de aquel d¨ªa. Tuvimos suerte. Fue decisivo que lloviera.
P. No existe una grabaci¨®n del partido completo, pero se dice que el gol de Puskas tras el 3-2 de Alemania no fue fuera de juego.
R. Yo estaba muy bien colocado y mir¨¦ primero al ¨¢rbitro y despu¨¦s al juez de l¨ªnea. Levant¨® la bandera al momento.
P. Puskas dijo que ustedes estaban dopados.
R. S¨ª, muchos lo dijeron. Pero en aquel tiempo no conoc¨ªamos el dopaje. No era posible.
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