Los Reyes inauguran el nuevo auditorio de El Escorial

La velada inaugural del Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial discurri¨® con fluidez, gracias fundamentalmente a la mano maestra del director musical italiano Riccardo Muti y de la probada eficiencia del coro y la orquesta del Maggio Musicale Fiorentino, que se vieron arropados por un p¨²blico entregado desde el primer momento. Al concierto le sobrevol¨® la tragedia ocurrida en Valencia, lo que llev¨® a la Casa Real y los organizadores a suspender el c¨®ctel y los fuegos artificiales previstos.

La Comunidad de Madrid suspendi¨® unos fuegos artificiales en se?al de duelo

La discreta apariencia de la nueva construcci¨®n hizo vasos comunicantes con el tono de la gala, circunstancias aparte, a¨²n entendiendo que siempre la apertura de un teatro es una verdadera fiesta, tanto para el mundo de la cultura como para toda la ciudadan¨ªa.

Los Reyes presidieron esta inauguraci¨®n, y estuvieron acompa?ados en todo momento por Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid. La reina Sof¨ªa fue certificada por unanimidad como la se?ora m¨¢s elegante de la noche, con su traje lavanda plis¨¦, y alg¨²n que otro comentario descarnado despert¨® el refulgente verde reto?o de la presidenta regional.

A ra¨ªz del terrible accidente del metro de Valencia, se suspendieron los actos festivos que deb¨ªan sucederse tras el concierto, y lo que debi¨® ser c¨®ctel y fuegos artificiales, se convirti¨® en silenciosa tertulia en las terrazas superiores del teatro, que son la base log¨ªstica y justificaci¨®n volum¨¦trica de esta arquitectura, pero el contenido mismo del concierto, por ese poder convincente de la m¨²sica que atraviesa toda causalidad y as¨ª se convert¨ªa en un virtual y dram¨¢tico homenaje de r¨¦quiem, pues en el meollo del programa poco hab¨ªa de festivo, desde el arranque con la sinfon¨ªa de La forza del destino, pasando por la oscura, sombr¨ªa grandeza de la ¨®pera Don Carlo hasta llegar a las dos de Cuatro piezas sacras, haciendo del Te Deum un ¨²ltimo y vibrante responso.

La orquesta iba de rigurosa etiqueta y Riccardo Muti tambi¨¦n, en estricta sastrer¨ªa milanesa, siempre con ese toque ancien regine que le caracteriza, aunque ahora lleva el pelo m¨¢s corto que cuando era el rey omnipotente del coliseo milan¨¦s.

La estructura escenogr¨¢fica llamada com¨²nmente "concha de conciertos", resultaba un poco desconcertante, pues arrancaba con un fondale cuadriculado en cristal azul retroiluminado, y este mismo elemento geom¨¦trico pasaba al techo del escenario y abarcaba al de la platea. Su color probablemente evocaba el azul del di¨¢fano cielo de la zona, el que enmarca al monasterio y que pint¨® Maella. Pero su efecto en el interior de una gran sala sinf¨®nica merece reflexi¨®n.

El detalle menos convincente de la decoraci¨®n fue la proyecci¨®n en el bambalin¨®n frontal de una diapositiva con las siete estrellas de la Comunidad de Madrid y, entrando en detalles, el color del podio del director. Muti hizo gala de su estudiada personalidad teatralizante, y dio en el momento justo ese golpe de efecto que consiste en quedarse en silencio y con los ojos cerrados, las manos cruzadas sobre la batuta, entre cinco y diez segundos; y esto lo hizo entre las dos piezas finales, con lo que a?adi¨® un cierto dramatismo al dramma intr¨ªnseco de las piezas sacras verdianas.

El teatro no puede decirse que estuviera en lleno total, aunque s¨ª hubo p¨²blico suficiente que justificaba la importancia de la fecha. Entre los asistentes estaban los compositores Ant¨®n Garc¨ªa Abril y Tom¨¢s Marco, Antonio del Moral, director art¨ªstico del Teatro Real de Madrid; Jos¨¦ Antonio, director art¨ªstico del Ballet Nacional de Espa?a, y uno de los pocos artistas de la danza espa?ola que ha colaborado con Muti (fue en la Scala de Mil¨¢n en 1981, en Las bodas de F¨ªgaro, en la m¨ªtica producci¨®n que dirigi¨® Giorgio Streler), y que recientemente se vio en el Real madrile?o. Jos¨¦ Antonio dijo: "Aquella vez coreografi¨¦ el fandango, y ha sido un placer vez a Muti, que sigue en su plenitud dirigiendo con esa garra que le caracteriza". Tambi¨¦n estaban presentes los j¨®venes bailarines y core¨®grafos ?ngel Rojas y Carlos Rodr¨ªguez, del Nuevo Ballet Espa?ol, el director de orquesta Enrique Garc¨ªa Asensio, la pianista Rosa Torres Pardo, la actriz Nati Mistral, los directores de festivales Luis de la Madrid (Perelada) y Jos¨¦ Luis Ocejo (Santander). Otras figuras destacadas de la vida cultural como Paloma O'Shea (directora del concurso internacional de piano), la consejera de las artes del Ayuntamiento de Madrid, Alicia Moreno (como siempre, de Miyake) y una ausencia notoria que animaba varias versiones: la de Teresa Berganza, ¨²nica gran figura de la l¨ªrica que vive justamente en San Lorenzo de El Escorial, y a escasos metros del reci¨¦n inaugurado Teatro Auditorio. Otro tipo de color aport¨® un fraile de h¨¢bito con capucha, y una larga fila de alzacuellos y severa expresi¨®n.

Un detalle que no pas¨® inadvertido ni para el director ni para el p¨²blico, fue que el ramo de flores entregado al concertino era del mismo tama?o que el de Muti, que mir¨® el ornamento, se puso serio pero luego, al o¨ªr los bravos, volvi¨® a sonre¨ªr; algo que nunca habr¨ªa pasado ni pasar¨¢ en ning¨²n teatro italiano. El p¨²blico ovacion¨® merecidamente a director, orquesta y cantantes, dejando el buen sabor de boca del gran Verdi, de un gran director verdiano y de algunas promesas de continuidad.

Con informaci¨®n de Rosana Torres.