Una verdad sin fronteras
Pese a los r¨ªos de tinta vertidos por los historiadores para demostrar el papel negativo desempe?ado por el mariscal Mohamed Mizzi¨¢n tanto en Marruecos como en Espa?a, algunos marroqu¨ªes siguen criticando las protestas que suscit¨® la inauguraci¨®n oficial del museo a ¨¦l consagrado. En un intento desesperado y miserable de investir a este mariscal con los ropajes del hero¨ªsmo y el nacionalismo, algunos peri¨®dicos marroqu¨ªes han puesto en circulaci¨®n una serie de ideas falsas acerca de Mizzi¨¢n y de los motivos de la protesta contra la inauguraci¨®n del museo, ideas que se desmoronan frente a los hechos hist¨®ricos probados.
La protesta no era, como algunos piensan, contra la personalidad del mariscal Mizzi¨¢n, sino contra el apoyo oficial a su trayectoria, que algunos quieren convertir en s¨ªmbolo de las relaciones hispano-marroqu¨ªes y dot¨¢ndola de tintes nacionalistas, cuando su historia no fue ni noble ni nacionalista, y a otros como ¨¦l se les ha enviado al basurero de la Historia.
En 1921 el futuro mariscal Mohamed Mizzi¨¢n luch¨® en Annual al lado de los espa?oles contra los combatientes rife?os comandados por el emir Mohamed Abdelkrim Al-Jattabi. En aquella batalla el caballo del futuro mariscal fue alcanzado por la bala de un combatiente, y el jinete cay¨® al suelo rompi¨¦ndose varios huesos, ca¨ªda que le produjo ese defecto en la boca que le acompa?¨® hasta su muerte. Muchos a?os despu¨¦s, tras su incorporaci¨®n a las filas del ej¨¦rcito del Marruecos independiente, Mizzi¨¢n particip¨® activamente en la represi¨®n de los rife?os en 1959 junto a Hasan II, a quien acompa?aba en sus desplazamientos en helic¨®ptero desde Tetu¨¢n a Alhucemas, para seguir de cerca las operaciones. El Rif sufri¨® entonces ataques con bombas de napalm. Inocentes, ni?os y ancianos fueron asesinados s¨¢dicamente, y mujeres y ni?as, violadas.
Algunos tergiversadores intentan embellecer en Marruecos la imagen de Mizzi¨¢n pretendiendo que el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Marroqu¨ª cont¨® con el apoyo de Franco, de quien el mariscal fue mano derecha, de tal manera que los combatientes por la libertad marroqu¨ª habr¨ªan encontrado siempre refugio en la Zona Norte, que entonces ocupaba Espa?a. Esta afirmaci¨®n demuestra que desconocen los hechos hist¨®ricos.
La mejor respuesta que se puede dar es lo que Abdelkrim escribi¨® en una carta publicada en el diario egipcio La Voz del Pueblo el 6 de agosto de 1956: "Nadie ignora que lo que ¨²ltimamente se ha denominado Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Marroqu¨ª no es m¨¢s que un instrumento de Espa?a. Sus hombres son creaciones del colonialismo espa?ol, y sus jefes, miembros del propio Ej¨¦rcito espa?ol. En cuanto al verdadero ej¨¦rcito de liberaci¨®n, es aquel que a la vez luch¨® contra Francia y Espa?a, aquel que estos dos Estados y sus secuaces han hecho todo lo posible por reprimir y neutralizar".
Pero incluso ese Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Marroqu¨ª, creado por Espa?a, seg¨²n Abdelkrim, luch¨® contra el colonialismo franc¨¦s y, al menos, no combati¨® a los suyos, como s¨ª hizo el mariscal Mizzi¨¢n durante la guerra de Annual en 1921 y luego con las Fuerzas Armadas Reales en 1959.
Debido a que los marroqu¨ªes que han protestado contra el museo hablaron tambi¨¦n de los cr¨ªmenes del mariscal contra la Rep¨²blica espa?ola, han sido considerados m¨¢s defensores de la historia de Espa?a que los propios espa?oles. Y es que a algunos se les olvida que la defensa de la verdad no debe verse afectada ni influida por fronteras pol¨ªticas o geogr¨¢ficas. En Espa?a, historiadores, periodistas y partidos pol¨ªticos han rechazado la presencia oficial espa?ola en la inauguraci¨®n del museo del mariscal Mizzi¨¢n. Y muchos marroqu¨ªes han unido su voz a la de los espa?oles que han recordado las atrocidades cometidas por el mariscal contra la Rep¨²blica.
La verdad no debe conocer fronteras. Y as¨ª Esquerra Republicana de Catalu?a se solidariz¨® con las demandas de los rife?os cuando, el 19 de julio de 2005, en presencia de asociaciones marroqu¨ªes, fue presentado en el Congreso de los Diputados el expediente de la utilizaci¨®n de gases t¨®xicos por las fuerzas coloniales espa?olas en el Rif, en los a?os veinte del siglo pasado. Esquerra pidi¨® que se reconociese ese crimen y reclam¨® compensaciones para la regi¨®n del Rif por los da?os y secuelas sufridos, petici¨®n que sigue tramit¨¢ndose con la colaboraci¨®n de los rife?os.
Por otra parte, puede plantearse esta cuesti¨®n: ?c¨®mo comprender que el Estado marroqu¨ª -y la delegaci¨®n oficial que asisti¨® en Beni Ansar a la inauguraci¨®n del museo, que inclu¨ªa representantes de los partidos pol¨ªticos marroqu¨ªes- aceptara la presencia en el acto del comandante general de Melilla, que adem¨¢s asisti¨® de uniforme militar, tras cruzar el puesto fronterizo entre Melilla y Beni Ansar?
Los partidos all¨ª presentes -Uni¨®n Socialista de Fuerzas Populares, Partido del Progreso y del Socialismo, Partido Istiqlal y Reagrupamiento Nacional de Independientes-, que defienden la marroquinidad de Melilla, no han expresado objeci¨®n alguna a la presencia de esa personalidad militar espa?ola, ni a trav¨¦s de los aparatos de los partidos ni siquiera a trav¨¦s de sus peri¨®dicos, lo que constituye un reconocimiento impl¨ªcito por su parte de la espa?olidad de la ciudad.
Los dirigentes de la Uni¨®n Socialista de Fuerzas Populares, que en la d¨¦cada de los cincuenta pertenecieron al Istiqlal y a la Uni¨®n Nacional de Fuerzas Populares, se hab¨ªan opuesto a que los soldados alistados en los ej¨¦rcitos de ocupaci¨®n espa?ol y franc¨¦s se incorporaran a la Administraci¨®n marroqu¨ª. Y he aqu¨ª que hoy les vemos rindiendo homenaje a uno de ellos.
Podemos afirmar con rotundidad que con nuestra protesta hemos vencido, porque, por una parte, hemos desenmascarado la verdad de este mariscal y, por otra, hemos demostrado al pueblo que los restos del colonialismo siguen en los entresijos del poder en Marruecos.
Chakib Aljiyari es presidente de la Asociaci¨®n Rif de Derechos Humanos. Traducido del ¨¢rabe por Gonzalo Fern¨¢ndez Parrilla
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.