"Esper¨¢bamos m¨¢s heridos, pero estaban muertos"
Los m¨¦dicos del hospital de campa?a relatan las primeras horas del rescate
"Toda la vida est¨¢s prepar¨¢ndote psicol¨®gicamente para algo as¨ª y ayer [por el lunes] lleg¨® el d¨ªa". Luis Mifsut lleva 18 a?os como m¨¦dico de Samu tras el accidente coordin¨® el hospital de campa?a que se instal¨® junto a la boca de metro de Jes¨²s. "Los heridos llegaban desorientados, con la mirada perdida, ennegrecidos, absolutamente conmocionados", recuerda. Alguno de ellos se encontraban en tal estado de shock que ni recordaban c¨®mo volver a casa. "Un herido viajaba con su mujer y tras el accidente cada uno sali¨® como pudo del vag¨®n. La mujer le llam¨® por tel¨¦fono desde casa para decirle que estaba bien, pero despu¨¦s de la tensi¨®n le entr¨® tal baj¨®n que ni pod¨ªa recordar su domicilio".
Laura Edo cogi¨® el metro tras cambiar el turno en el trabajo para comer con su madre
"Estaban desorientados, con la mirada perdida, ennegrecidos y conmocionados"
A Luis le avisaron pasadas las 11.00. Hab¨ªa salido una hora antes de la guardia despu¨¦s de una noche complicada en el Samu. Recibi¨® una llamada del jefe de emergencias de la consejer¨ªa con un mensaje muy claro: organizar el dispositivo m¨®vil y atender los heridos graves en el lugar. "Una semana antes hab¨ªamos hecho un curso sobre atenci¨®n en el lugar de crisis", comenta.
En un accidente de estas caracter¨ªsticas la forma de salvar al mayor n¨²mero de personas pasa por detectar a las m¨¢s graves. La primera labor de los m¨¦dicos es identificar aquellas que hay que atender de inmediato. Se marcan con una etiqueta roja mientras se descarta a aquellos por los que no se puede hacer nada, "est¨¦n muertos o no" (etiqueta negra) y las que vivir¨¢n aunque no se auxilien (etiqueta verde). Los m¨¢s graves fueron r¨¢pidamente evacuados por los Servicios de Atenci¨®n M¨¦dico Urgente (Samu), que en turnos los enviaron a los hospitales m¨¢s cercanos. Fue una operaci¨®n veloz en la que participaron siete unidades del Samu. "Se tuvo incluso que frenar la llegada de ambulancias convencionales porque no hac¨ªa falta".
Existe una grado inferior de prioridad (amarilla) para los que no necesitan una atenci¨®n tan urgente: traumatismos craneales, fracturas abiertas, y abundante p¨¦rdida de sangre. Desde el hospital de campa?a atendieron a 12 de ellos y se quedaron a la espera de otros heridos que nunca llegaron. "Nuestra idea era que despu¨¦s de la primera intervenci¨®n nos llegaran decenas de heridos atrapados en los vagones, pero estaban muertos".
La vicepresidenta del Gobierno, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, visit¨® a los heridos en Valencia y asisti¨® al pleno de Torrent. Uno de los fallecidos fue Luis S¨¢iz, de 27 a?os. Licenciado en derecho, acababa de sacarse las oposiciones superiores (grupo A) de funcionario de la administraci¨®n auton¨®mica valenciana. "Ten¨ªa la plaza desde hac¨ªa mes y medio", recuerda Jes¨²s Mart¨ªnez, amigo de su padre. Cogi¨® el metro para acudir a una visita rutinaria al m¨¦dico, "no sol¨ªa coger esa linea, fue una casualidad", apunta.
Con otro golpe de mala fortuna se encontr¨® tambi¨¦n Laura Edo Rico, de 26 a?os. La joven, del municipio de Torrent, se dirig¨ªa a comer a casa de su madre despu¨¦s de cambiarle el turno a una compa?era de la empresa en la que estaba empleada como secretaria. Estaba a punto de casarse. Otra joven, Mar¨ªa Laura Moreno, de 25 a?os, se encontraba en el tren cuando volv¨ªa a su trabajo en una gestor¨ªa tras pasar por el registro para resolver un papeleo. Su hermano Julio la describe como una chica formal y responsable, a pesar de ser amante del rock duro y forofa del equipo de baloncesto del Ros Casares, "de las cl¨¢sicas que iban con su tambor a todos los partidos".
Otra de las 31 mujeres que murieron en el accidente era Mar¨ªa Isabel Sisternas Mart¨ªnez, de 34 a?os. Era la m¨¢s joven en el servicio de enfermer¨ªa del hospital La Fe. Una de sus compa?eras dice que le ten¨ªan un cari?o especial porque desprend¨ªa vitalidad. "Era alta, guapa, de ojos verdes. Disfrutaba de una jornada reducida en el trabajo que se hab¨ªa cogido para cuidar a su ni?o peque?ito".
Sandra M. Rodr¨ªguez P¨¦rez, 36 a?os, Cartagena de Indias (Colombia) viv¨ªa en Valencia. Lleg¨® a Espa?a hace ocho meses, seg¨²n cuenta su prima Isabel. Trabajaba de asistenta. "Dej¨® atr¨¢s a cinco hermanos y a su madre. A su padre lo mataron siendo ella chiquita. Ha sido el sost¨¦n de la familia
", asegur¨®. No llevaba identificaci¨®n, s¨®lo un bonob¨²s que perdi¨® en el impact¨®. La familia de Sandra ha abierto una cuenta y pide ayuda para un entierro que no pueden pagar (dan una cuenta corriente: 00490560242590662694).
Mari Carmen Cano, de 60 a?os, "era muy alegre y divertida", record¨® una de sus amigas en Torrent. "Muri¨® porque cogi¨® el tren un poco m¨¢s tarde de lo habitual por acompa?ar a su hija a un recado en Valencia", explic¨®. Trabajaba en la limpieza dom¨¦stica, al igual que Purificaci¨®n Nu?o, de 62 a?os, y Pilar Navarro, de 60, otras dos fallecidas.
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