El p¨¦same
Con tan s¨®lo un vistazo el ojo reconoce un nombre que agita los recuerdos: Valencia. El nombre salta a la vista entre el sinf¨ªn de nombres de lugares ajenos que inundan The New York Times. El ojo distingue la palabra familiar, como la madre reconoce al ni?o entre los cientos de ni?os que salen del colegio, y la presencia de ese nombre propio hace que el peri¨®dico para el que t¨² eres extranjera est¨¦ hablando de ti. Los muertos se vuelven tus muertos cuando lees la noticia, la empat¨ªa hacia el sufrimiento ajeno se intensifica cuando ves la foto en la que aparece un hombre roto por el dolor, tumbado en camilla, de camino al descanso de los cuidados hospitalarios y las caricias familiares. El rostro del hombre parece el rostro de tu primo, de un amigo. No es palabrer¨ªa: uno no es consciente del tremendo car¨¢cter de las caras mediterr¨¢neas hasta que no las ve desde lejos. La empat¨ªa con el dolor del que se te parece es inevitable, lo reconoces como alguien de tu familia. En cierto modo lo es. El nombre "Valencia" entre todas las palabras de otro idioma hace que la memoria juegue proustianamente en la ma?ana neoyorquina y alcance otras ma?anas que ocurrieron all¨ª cuando ten¨ªas quince a?os y tus primos te ense?aban la ciudad desvergonzada y colorista.
Un nombre, igual que una cara, multiplica su capacidad de sugerencia cuando se encuentra entre desconocidos. La presencia de los nombres espa?oles en la prensa americana est¨¢ llena de malentendidos y t¨®picos, pero el expatriado siempre la agradece. Sin embargo, la ausencia se lleva con indignaci¨®n. Indignaci¨®n es lo que sent¨ªa esta madrile?a de adopci¨®n el otro d¨ªa, cuando, en un reportaje prolijo y espl¨¦ndido sobre la relaci¨®n de Occidente con el islam moderado tras el impacto de los atentados en Nueva York y Londres, The New York Times ignoraba de manera tan escandalosa el dolor del 11 de Marzo madrile?o que uno no sab¨ªa si atribuirlo a descuido imperdonable del periodista, del editor o a alguna maliciosa raz¨®n de venganza pol¨ªtica. Al menos esta ma?ana se ha acordado de los muertos valencianos. La presencia es la forma en la que un peri¨®dico da el p¨¦same. As¨ª lo siente quien est¨¢ lejos.
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