La sombra del Can¨ªbal
Como si fuera el ¨¢ngel guardi¨¢n de las esencias del Tour, Eddy Merckx parece estar siempre donde m¨¢s falta hace. La suerte le ubic¨® el martes al atardecer, sentado sobre un taburete, acodado sobre la barra del bar de un hotel a las afueras de Lieja, cerveza en la mano y charla en la boca con John Lelangue, director del Phonak e hijo de Robert, uno de los directores que tuvo en sus tiempos, en el preciso momento en el que Valverde, brazo derecho doblado, vendado, oculto bajo el niqui, baj¨® a cenar. Merckx se levant¨® para estrecharle la mano, la izquierda. Unas fotos, unas frases intercambiadas a media voz. "Ha sido un gesto de solidaridad", explica Merckx. "Todos los corredores somos rivales, pero tambi¨¦n compa?eros cuando a uno le sacude la desgracia. Es lo m¨¢s triste que le puede suceder a un corredor. Despu¨¦s de los sacrificios que ha hecho, ve c¨®mo todo se hunde a su alrededor".
Estamos a¨²n en B¨¦lgica, no tanto en territorio Tour como en territorio cl¨¢sicas, las carreras que tambi¨¦n encumbraron a Merckx y que le han permitido descubrir y admirar a Valverde. "Es el tipo de corredor que le hace falta al ciclismo de estos tiempos, de los momentos duros. Un corredor para todo tipo de carreras, para todas las estaciones del a?o", dice el ex campe¨®n al que apodaron el can¨ªbal, ganador de cinco Tours, cinco Giros, una Vuelta, todas las cl¨¢sicas unas cuantas veces. "Y cuando se ve c¨®mo ha ganado Valverde la Flecha Valona y la Lieja-Basto?a-Lieja no hay raz¨®n que nos permita dudar de su capacidad de ganar alg¨²n d¨ªa el Tour".
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