Espejos del alma
Ya anteriormente esta sala nos brind¨® una memorable y muy hermosa exposici¨®n que glosaba, en sentido metaf¨®rico, varios milenios de escultura moderna, confrontando piezas de grandes maestros contempor¨¢neos con otras pertenecientes a culturas y periodos hist¨®ricos de orden muy diverso. Establec¨ªa as¨ª un di¨¢logo que ven¨ªa a evocar el tejido de interacciones que la vanguardia estableci¨® con el museo imaginario, en un espectro que abarca tanto el canon cl¨¢sico como sus m¨²ltiples transgresiones hacia el horizonte de lo ex¨®tico, lo primitivo o lo arcaico, pero que nos recordaba, a la par, que el arte, pasado o presente, no es finalmente sino modulaci¨®n vertebrada de un todo continuo.
ROSTROS Y M?SCARAS
Galer¨ªa Elvira Gonz¨¢lez
General Casta?os, 3. Madrid
Hasta el 20 de julio
Ahora esta nueva muestra,
asimismo deslumbrante, retoma el mismo esquema para centrarse, en esta ocasi¨®n, en un eje argumental concreto, el de la representaci¨®n del rostro humano en distintos momentos de la hitoria. Frente a la imagen del cuerpo, ligada recurrentemente a la esfera de lo pasional, lo instintivo o lo fisiol¨®gico, el motivo del rostro en el arte remite ante todo al tema de la identidad del sujeto, a su dimensi¨®n sicol¨®gica, espiritual e intelectual, en esencia a todo aquello que ata?e, en un sentido m¨¢s estricto y espec¨ªfico, a su condici¨®n humana. Y ello en un umbral que abarca desde la individualizaci¨®n extrema concretada en el retrato hasta esa otra codificaci¨®n ritual de los rasgos que establece la m¨¢scara.
Un umbral que, en todo caso, obtiene en el marco de la exposici¨®n una evocaci¨®n precisa y elocuente, merced al excelente conjunto reunido y al haz de reflejos que entrecruzan, en un mismo tiempo y espacio, esos espejos del alma.
Am¨¦n de tres soberbias m¨¢scaras africanas antiguas, destacan especialmente, entre las piezas hist¨®ricas de esta exposici¨®n, una cabeza romana de Agripina, la terracota etrusca del Acheloos, el dios fluvial de testa tauriforme que Heracles venci¨® en el palacio de Eneo, y, ante todo, la tan conmovedora y exquisita cabeza de Gandhara.
De nuestro tiempo, por su parte, junto a trabajos notables de los escultores Julio Gonz¨¢lez, Gargallo o la pieza de Antonio Saura, brillan especialmente el bronce de 1908 de la Masque de femme, de Picasso, los rostros de hombre y mujer dibujados por el Juan Gris m¨¢s "ingresiano", el retrato de su esposa Josette grabado por Matisse en 1915, la convulsa cabeza modelada por de Willem de Kooning y el luminoso retrato fotogr¨¢fico del alem¨¢n Thomas Ruff.
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