Juan Goytisolo critica el lenguaje que oculta la realidad de sangre y muerte en las guerras

"Bombas inteligentes, da?os colaterales, bombardeos de ablandamiento. Son recursos eufem¨ªsticos del lenguaje que se utilizan por los aparatos de propaganda en las guerras para omitir la realidad: sangre y muerte". Habla Juan Goytisolo en las aulas de la Magdalena, en Santander, ante medio centenar de alumnos del curso Guerra, periodismo y literatura, que el escritor ha impartido hasta ayer. El autor de El sitio de los sitios recuerda su paso por Sarajevo y otros conflictos b¨¦licos y denuncia las manipulaciones informativas y profundas omisiones que se producen en las guerras.

Descubre los eufemismos, desenmascara las manipulaciones y narra a sus alumnos en el Palacio de la Magdalena, sede de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP) en Santander, la crueldad de la guerra a trav¨¦s de los textos literarios y period¨ªsticos que ha escrito. Hay entusiasmo en sus clases e inter¨¦s por las palabras de este intelectual que un d¨ªa decidi¨® ir a primera l¨ªnea de una guerra y comprobar qu¨¦ hab¨ªa detr¨¢s de la propaganda del poder en los conflictos b¨¦licos.

Juan Goytisolo (Barcelona, 1931), reconoce que le gusta ense?ar, entablar contacto con los alumnos, y recuerda con cierta nostalgia los a?os en los que fue profesor visitante en universidades norteamericanas. "De la ense?anza siempre se aprende, se aprende de los estudiantes y de los libros que uno tiene que leer para ofrecer todas las ¨®pticas posibles sobre un ¨²nico tema".

Los alumnos preguntan al maestro cu¨¢les fueron las razones que le llevaron a desplazarse a zonas de conflicto y su respuesta es r¨¢pida: "Mi deseo de conocer la verdad. Yo, como mucha otra gente, me sent¨ª profundamente estafado por la operaci¨®n Tormenta del desierto. Poco a poco advert¨ª que todo lo que hab¨ªan contado a trav¨¦s de las im¨¢genes de televisi¨®n era falso y entonces sent¨ª un verdadero inter¨¦s por conocer la realidad de los conflictos".

El profesor revela a sus alumnos que fue la escritora estadounidense Susan Sontag la que le convenci¨® para que fuera a Sarajevo y que viaj¨® despu¨¦s de haber acumulado abundante documentaci¨®n sobre la situaci¨®n pol¨ªtica de la zona. "Llevaba alg¨²n tiempo analizando a trav¨¦s de traducciones el discurso ultranacionalista serbio y el discurso ultranacionalista croata. Sab¨ªa bastante de la teor¨ªa, pero el contacto directo con la realidad fue brutal. El choque fue muy duro". Es entonces cuando surgen las preguntas en torno a c¨®mo abordan la literatura y el periodismo un tema como la guerra.

Goytisolo habla de las profundas diferencias que existen entre la ¨¦tica del escritor y la ¨¦tica del periodista. "El periodista est¨¢ obligado a descubrir las trampas y su deber es denunciar las manipulaciones que puede ir encontrando en el camino. En el caso del escritor, su experiencia en los conflictos se integra en algo distinto, que es la literatura. En un escritor se combina su b¨²squeda art¨ªstica con la defensa de las causas que le parecen justas".

Los alumnos, la mayor¨ªa de ellos mujeres, conocen la obra de Goytisolo, pero el escritor ha seleccionado textos que les va leyendo salpicados de an¨¦cdotas que permiten al oyente entender mucho mejor el sentido de sus palabras. Quieren saber y conocer de boca de un testigo como Goytisolo qu¨¦ queda despu¨¦s de haber contemplado zonas devastadas. "Nadie que haya contemplado la barbarie y la brutalidad de las guerras de cerca puede volver sin ser transformado moralmente", sentencia el profesor.

El autor camina entre el laberinto de textos que ha seleccionado para este curso e inicia entonces la lectura de p¨¢rrafos de El sitio de los sitios. "En esta obra se ve muy bien la influencia del conflicto de Sarajevo. La realidad se integra dentro de un conjunto art¨ªstico y en ella se narran mis dos primeras estancias en Sarajevo durante el asedio". La cuarentena fue escrita durante el inicio de la guerra del Golfo y Tel¨®n de boca se centra en Chechenia, "pa¨ªs que conoc¨ªa a trav¨¦s de la gran literatura rusa del siglo XIX. Lo m¨¢s triste fue comprobar que lo que yo estaba viendo eran las mismas brutalidades, los mismos horrores descritos en la obra de Tolst¨®i".