Dios juega a los dados
Cuando Einstein dijo que "Dios no juega a los dados" quiso referirse s¨®lo a la influencia del azar en la estructura del universo, proclamando que con el azar o con Dios al final siempre prevalece la coherencia. Pero esta vez Dios se ha empe?ado en jugar a los dados, poniendo adem¨¢s todas las variables de la teor¨ªa de la probabilidad en la misma ruleta. ?Por qu¨¦ coincide la vista del Papa a Valencia con el tr¨¢gico accidente del Metro? ?Castigo o penitencia? Demasiadas coincidencias juntas, s¨®lo explicables porque Dios juega a los dados.
Pero la coincidencia de hechos en una misma semana no puede evitar la valoraci¨®n del viaje papal al margen del accidente. ?Es una operaci¨®n de marketing? ?Es un acontecimiento cristiano? ?Es el arranque de una nueva cruzada de la Iglesia Cat¨®lica? De todo hay en esta vi?a del se?or. Es una gran operaci¨®n de marketing para Valencia, que se beneficiar¨¢ de una cantidad de impactos publicitarios sobre la imagen del Palacio de la Opera s¨®lo semejantes a lo que supuso para la cristiandad cuando El Cid derrot¨® al moro. Dan Brown va a arrepentirse de no haber puesto nuestro Santo Grial en su C¨®digo da Vinci.
Mil millones de personas viendo la Ciutat de les Arts por televisi¨®n es la mejor promoci¨®n para el m¨¢s importante de nuestros iconos, incluido el Micalet. El buen pa?o ya no se vende en el arca. Y hasta ahora el Consell de la Generalitat no ha sido muy dado a la inversi¨®n publicitaria, pese a todas las cr¨ªticas al respecto. Camps invierte menos en promoci¨®n de la Generalitat y de todos los productos de la Comunidad Valenciana que algunas de las empresas radicadas en su territorio. Y mucho menos, por supuesto, que la Junta de Andaluc¨ªa o la Generalitat de Catalunya. Bienvenidos sean los impactos publicitarios. Como dec¨ªa Al Pacino en El Padrino, esto no es pol¨ªtica ni religi¨®n: son negocios.
Pero el efecto marketing tiene un momento religioso. Toda esta inversi¨®n tiene, pues, un gran fondo de propaganda pol¨ªtica. Es la propaganda que conlleva el fen¨®meno de la religi¨®n sobre el que sobrevuela todo el mundo. Por eso un concejal de Pamplona se proclama agn¨®stico para no gritar "?Viva San Ferm¨ªn!", Zapatero no asistir¨¢ a la misa del Papa aunque acudi¨® al funeral de los muertos del Metro o la dedicaci¨®n del conseller Juan Cotino a la causa que le da poder en el Consell. La religi¨®n como palanca para contentar a las masas.
Pero con o sin la palanca de la propaganda, lo m¨¢s importante es que en Valencia se escenifica ante toda Europa el primer cap¨ªtulo de la aplicaci¨®n del paradigma cultural y religioso sobre el pol¨ªtico, econ¨®mico y social que deriv¨® de la Segunda Guerra Mundial. Los conceptos de familia, sumisi¨®n al destino y recuperaci¨®n de la tradici¨®n religiosa son la clave de este encuentro propagand¨ªstico. A eso viene el Papa Benedicto XVI. Y con su proverbial saber la Iglesia utiliza el escenario directa o sutilmente. Hay que permitir que Dios juegue a los dados, aunque est¨¦n lastrados. No en vano el arzobispo de Valencia, Agust¨ªn Garc¨ªa Gasc¨®, lamenta el "desprecio y la burla" con la que el gobierno se refiere a la Iglesia e invita a que no se silbe a Zapatero durante la misa. ?Alguien lo hab¨ªa pedido? Es la nueva diplomacia vaticana. La ola humana contra las decisiones democr¨¢ticas.
Nosotros, mientras tanto, podemos quedarnos con la an¨¦cdota del "Yo no te espero" frente a esa ola humana de once kil¨®metros. Pero lo importante es el mensaje de regeneraci¨®n cat¨®lica que se irradiar¨¢ desde Valencia. Hoy y ma?ana asistiremos a la verbalizaci¨®n de la confrontaci¨®n del conjunto pol¨ªtico-religioso contra la sociedad. La Iglesia quiere marcar el nuevo paradigma, como lo ha reconocido en la Feria de Muestras el propio Kiko Arg¨¹ello, fundador del movimiento eclesial (?secta?) Camino Neocatumenal, con millones de adictos en toda Espa?a de todos los colores pol¨ªticos.
Con un mill¨®n de personas en las calles de Valencia y cientos de millones ante la televisi¨®n, hoy la Iglesia dar¨¢ un paso m¨¢s para situarse como referente en el paradigma que domina la sociedad. Antes lo hac¨ªan desde los p¨²lpitos. Ahora necesitan un realizador de televisi¨®n. Y de fondo estar¨¢ el Pal¨¢u de la Opera y el viejo cauce del r¨ªo Turia. Nosotros, mientras tanto, jugando al "no t'espere".
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