Personas ancianas: el otro maltrato
El desconocimiento sobre el fen¨®meno de la violencia cometida contra las personas ancianas es amplio, y s¨®lo suscita cierta y moment¨¢nea preocupaci¨®n cuando alguna noticia tr¨¢gica aparece en los medios de comunicaci¨®n. Pero esas noticias no son algo excepcional. Al contrario, se est¨¢ produciendo un goteo de sucesos tr¨¢gicos que acaban resbalando sobre nuestras preocupaciones cotidianas, para terminar por desaparecer en seguida la impresi¨®n primera de horror. Es cierto que todo el mundo tiene muchos problemas que se combinan con lo que se percibe como problemas sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos generales, pero se hace precisa una conciencia social y pol¨ªtica del problema del maltrato y abuso cometidos contra las personas ancianas, tanto en el entorno familiar como -porque tambi¨¦n existe- en el entorno institucional.
El abuso sobre las personas ancianas es la ¨²ltima forma de violencia familiar que todav¨ªa resulta invisible
Precisamente, el pasado 15 de junio se ha celebrado en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, la proclamaci¨®n del D¨ªa Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Promovida principalmente por la Red Internacional para la Prevenci¨®n del Maltrato al Anciano (INPEA, son sus siglas en ingl¨¦s) y apoyada activamente por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, la Federaci¨®n Internacional de Envejecimiento, y otras organizaciones, se ha logrado ese reconocimiento internacional sobre la necesidad de tomar conciencia de la existencia del maltrato. Han participado diversos profesionales de diferentes pa¨ªses, y la esposa del secretario general de Naciones Unidas, la se?ora Nane Annan, ha asistido como invitada especial dedicando unas palabras a la audiencia. La propia Reina de Espa?a ha enviado tambi¨¦n su apoyo al evento.
Suele decirse que el abuso sobre las personas ancianas es la ¨²ltima forma de violencia familiar que todav¨ªa resulta invisible en la mayor¨ªa de los pa¨ªses del mundo, que no se ha terminado de reconocer. Tambi¨¦n debe quedar claro que es un fen¨®meno universal, pues ocurre en todas las sociedades. En el caso de Espa?a, numerosos profesionales de la salud y los servicios sociales, as¨ª como investigadores de diversas ¨¢reas, son conscientes desde hace tiempo de la existencia del problema. Pero no se puede ir m¨¢s all¨¢ de trabajar para ir tratando de conocer mejor el alcance que tiene en nuestra sociedad. En muchos casos, responsables pol¨ªticos de las ¨¢reas de bienestar social de ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas tratan de impulsar pol¨ªticas y servicios que permitan hacer frente a las consecuencias. Pero no existe coordinaci¨®n entre las distintas administraciones y en cada sitio se trata de hacer "algo" pero sin consensuar el qu¨¦, el c¨®mo y el cu¨¢ndo, y establecer pautas comunes de detecci¨®n, prevenci¨®n, e intervenci¨®n. Lograr esa coordinaci¨®n (para lo que no es necesario aumentar la burocracia) favorecer¨ªa el reconocimiento del problema de forma global, y el abordaje del mismo. Trabajar de consuno optimiza los recursos y multiplica el n¨²mero y la calidad de los resultados, al tiempo que permite la rapidez en la obtenci¨®n del conocimiento y la puesta en marcha de los instrumentos precisos.
Es necesario una conciencia social que, promovida, entre otros por los medios de comunicaci¨®n, cuyo papel en este campo es internacionalmente reconocido, impulse a su vez un consenso pol¨ªtico. Hasta hace dos o tres d¨¦cadas, en pr¨¢cticamente todo el mundo se negaba la existencia del maltrato infantil o la llamada violencia dom¨¦stica. El trabajo de los investigadores y trabajadores sanitarios y sociales, as¨ª como de los movimientos feministas, logr¨® sacar a la luz esos problemas, de modo que la percepci¨®n social de su existencia hizo que se pasara de verlos como incidentes o problemas particulares, perpetrados por personas desequilibradas o especialmente malignas, a valorarlos como un problema social, que se convirti¨® en pol¨ªtico al crearse tambi¨¦n una conciencia pol¨ªtica y elaborarse leyes e instrumentos de detecci¨®n, medidas preventivas y de atenci¨®n.
Lograr en el maltrato en la vejez esa visibilidad social llevar¨ªa a trabajar seriamente en la resoluci¨®n de un problema que afecta a varios millones de personas ancianas en el mundo, pero que puede llegar a alcanzar tasas mayores en el inmediato futuro. El 17 de noviembre de 2002 se firm¨® la Declaraci¨®n de Toronto en esa ciudad canadiense, tras una reuni¨®n de expertos promovida por el Gobierno de Ontario. Respond¨ªa a las l¨ªneas que se dise?aron en Madrid en abril de 2002, dentro del Plan Internacional de Acci¨®n de Naciones Unidas, adoptado por todos los pa¨ªses que participaron en el evento. En dicho plan se reconoce la importancia del maltrato a las personas ancianas y se pone en el contexto de los Derechos Humanos Universales, reconoci¨¦ndose que "la prevenci¨®n del maltrato a las personas mayores en un mundo que envejece, es asunto de todos". Es, pues, tambi¨¦n responsabilidad de todos.
Mar¨ªa Teresa Bazo es catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV-EHU) y representante de Espa?a en INPEA.
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