Preguntas
Si los te¨®logos supieran a ciencia cierta que Dios no existe, no por eso dejar¨ªan de hacer teolog¨ªa. El silencio de Dios es un hilo de seda con el que los te¨®logos siguen elaborando desde la Edad Media profundas consideraciones sobre nada, sutil¨ªsimas distinciones bizantinas, que ni siquiera han servido para capar hormigas. No obstante, en la historia de la humanidad la teolog¨ªa ha causado r¨ªos de sangre. Ratzinger es un te¨®logo capaz de hacer encaje de bolillos alrededor de Dios con la misma naturalidad con que otros se cortan las u?as. Pero hace poco, durante su visita al campo de exterminio nazi en Auschwitz, en medio de aquel terror, se olvid¨® de los jeribeques metaf¨ªsicos y lanz¨® hacia las nubes una pregunta terrible como la hubiera formulado cualquier humanista ag¨®nico: "?D¨®nde estabas, Se?or, mientras este horror suced¨ªa?" Ahora, despu¨¦s del tr¨¢gico accidente de Valencia, en el funeral que se celebr¨® en la catedral por las v¨ªctimas ante las fuerzas vivas del Estado, el arzobispo del ramo formul¨® esa misma pregunta al Alt¨ªsimo: "?D¨®nde estabas mientras el metro recorr¨ªa el t¨²nel entre la plaza de Espa?a y la estaci¨®n de Jes¨²s?". En ambos casos Dios ha sido duramente interrogado por sus representantes en la Tierra y ?l se ha acogido al derecho de no contestar como muchos acusados cuando son requeridos por el fiscal para que cuenten d¨®nde se encontraban en el momento del crimen. El silencio de Dios es muy c¨®modo. Es un agujero negro capaz de tragarse las galaxias y junto con ellas toda la mierda humana que sea necesaria para que ciertas gentes puedan dormir tranquilas. Si Dios calla despu¨¦s de un gran cataclismo de la naturaleza y no reivindica los terremotos e inundaciones que se llevan por delante a miles de inocentes, ?por qu¨¦ tiene que dar la cara un pol¨ªtico por un accidente de metro? Aparte de la supuesta ira de Dios y del terrorismo de los fan¨¢ticos, est¨¢ el terrorismo de la chapuza, de la desidia de los pol¨ªticos y de la codicia de los tiburones. Si el Papa y el arzobispo de Valencia hubieran estado seguros de que Dios iba a contestar a sus preguntas, no lo habr¨ªan interrogado. Pero ellos saben que Dios seguir¨¢ guardando silencio y bajo esa sopa metaf¨ªsica seguir¨¢n haciendo teolog¨ªa entre el dolor de los inocentes y las injusticias. Puede que el Papa se asome al t¨²nel fat¨ªdico de Valencia pero all¨ª no estar¨¢ Dios porque el Dios de Ratzinger es demasiado alambicado para viajar en metro y menos en esa l¨ªnea con vagones tercermundistas.
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