"Jugamos contra fantasmas"
Francisco 'Chamaco' Vald¨¦s clasific¨® a Chile para Alemania 74 en un partido al que la URSS no fue en protesta por el golpe de Pinochet
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El 11 de septiembre de 1973 un golpe de Estado derrib¨® al Gobierno de Salvador Allende. Le reemplazaba en el Palacio de la Moneda, de Santiago de Chile, el dictador Augusto Pinochet. El ataque a la democracia coincidi¨® con la repesca para el Mundial de Alemania 74 contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Sin goles en la ida, el r¨¦gimen comunista se neg¨® a jugar la vuelta en un lugar, el estadio Nacional, que hab¨ªa pasado de centro de recreo a centro de tortura. Tras algunos pases de bal¨®n, Francisco Chamaco Vald¨¦s (Santiago, 63 a?os) convirti¨® el gol que dio la clasificaci¨®n a los chilenos. La FIFA valid¨® la eliminatoria.
Pregunta. Vaya papel¨®n.
Respuesta. Jugamos contra fantasmas. Fue ins¨®lito, parte del show que montaron los dirigentes. Porque sab¨ªamos que la URSS no estaba en Chile, aunque el estadio estaba lleno, con 75.000 espectadores; a la hinchada nunca se le dijo que no se presentaba para poder vender las entradas.
"No fue muy agradable dar la mano a Pinochet. Carlos
"Saqu¨¦ de la c¨¢rcel a un jugador y tres amigos. No me pod¨ªan tocar. Era el capit¨¢n de la selecci¨®n"
P. ?Cu¨¢ndo se enteraron ustedes de que no se iba a presentar?
R. La noche anterior. ?Nosotros felices! Aunque nos mantuvieron un poco alertas: 'No se conf¨ªen que a lo peor llegan ma?ana. De los rusos nunca se sabe... Pueden que est¨¦n en el pa¨ªs... Los rusos son misteriosos...'.
P. ?C¨®mo fue la jugada del gol?
R. Son¨® el silbato, empezamos a hacernos pases entre nosotros y as¨ª llegamos al ¨¢rea los cuatro delanteros... Crisosto, Reinoso, Carlos [Caszely] y yo. Como era el capit¨¢n, me dejaron el honor de anotar el gol que nos clasificaba. ?Alguien ten¨ªa que hacerlo! Levant¨¦ los brazos y grit¨¦ "?gooooool!". Justo despu¨¦s entr¨® el Santos en la cancha. Lo ten¨ªan listo desde por la ma?ana. Fue todo un show. Perdimos 5-0 contra los brasile?os.
P. ?Y eso?
R. Est¨¢bamos relajados. ?No quer¨ªamos jugar m¨¢s! ?Ja, ja, ja!
P. Se r¨ªe, pero la situaci¨®n pol¨ªtica era muy tensa.
R. ?Terrible! Ya en Mosc¨² nos retuvieron en la aduana. El¨ªas Figueroa viaj¨® desde Brasil sin visado y, en su pasaporte, Carlos sal¨ªa sin bigote. Nos tuvieron m¨¢s de cinco horas en el aeropuerto, con un fr¨ªo que calaba los huesos.
P. ?C¨®mo se juega una eliminatoria tan marcada por la pol¨ªtica?
R. Yo, como capit¨¢n, ten¨ªa que dar ejemplo. En la ida... Era el primer avi¨®n que sal¨ªa de Chile, los aeropuertos estaban tomados, y cuando llegamos a Argentina para el enlace se pensaban que era Allende, con su gente, familiares, camaradas... Pero ¨¦ramos nosotros. Si no nos present¨¢bamos en Mosc¨², ?Chile iba a ser castigado sin participar ocho a?os en las eliminatorias de clasificaci¨®n mundialistas por la FIFA! Castigaron a la URSS por no presentarse.
P. Vestirse en los vestuarios del estadio Nacional, donde hab¨ªan maltratado a tanta gente...
R. Los militares retiraron a los detenidos para la vuelta, para cuando vinieran los inspectores de la FIFA. Pintaron el estadio de nuevo, lo arreglaron por completo.
P. ?Qu¨¦ piensa de los sovi¨¦ticos? ?Hicieron bien o hicieron mal al no jugar?
R. Mal, porque no tendr¨ªan que haber mezclado la parte deportiva con la parte pol¨ªtica. Jugu¨¦ por mi convicci¨®n de deportista. Porque quise. No fui obligado.
P. Al d¨ªa siguiente hubo peri¨®dicos chilenos que titularon "El d¨ªa que Chile gan¨® a nadie".
R. La amargura era tremenda. Si ¨¦ramos 15 millones de habitantes, 12 o 13 no estaban de acuerdo con el golpe militar. De hecho, cuando fuimos a Alemania, tuvimos el repudio de los chilenos de all¨¢. Pensaban que fuimos a defender a la junta militar.
P. A defender a Pinochet.
R. La gente cercana a nosotros sab¨ªa que no era as¨ª. Pero para el mundo exterior... Nos cost¨® convencerles. De hecho, ?en Alemania nos cuidaban m¨¢s que a un presidente de la Rep¨²blica! Nos amenazaron con un atentado como el de los Juegos Ol¨ªmpicos [M¨²nich 72].
P. Salv¨® a otro futbolista.
R. Y a tres amigos de la infancia. Al poco de regresar de Mosc¨², me dijeron que Hugo Lepe, mi compadre y defensa central de Colo Colo, llevaba desaparecido 30 d¨ªas. Y me person¨¦ ante Enrique Montero, de las Fuerzas Armadas, que hab¨ªa sido dirigente del Colo Colo. Le plante¨¦ la situaci¨®n. Como sal¨ª en los diarios dando la mano a Pinochet, en la bienvenida del viaje a Rusia, no tuve temor.
P. Se arriesg¨® mucho.
R. No me pod¨ªan tocar. ?Era el capit¨¢n de la selecci¨®n chilena! Me arm¨¦ de valor, aunque avis¨¦ a mi familia de en qu¨¦ andaba: "Si algo me pasa, ya saben d¨®nde buscarme y a quien reclamar". Me habr¨ªa gustado liberar a m¨¢s, pero...
P. ?Volvi¨® a ver a Pinochet?
R. Antes de viajar al Mundial le hicimos una solicitud. Hab¨ªa un doctor en la selecci¨®n chilena que era socialista y lo hab¨ªan apresado. Nos negamos a viajar a Alemania mientras no le dejaran libre.
P. ?Es de derechas o de izquierdas?
R. De izquierdas.
P. ?Y cuando estrech¨® la mano a Pinochet?
R. No fue muy agradable, pero hab¨ªa que hacerlo. Al fin y al cabo, era el capit¨¢n. Carlos no se la estrech¨®. Tuvo consecuencias muy malas para su familia. Torturaron a sus pap¨¢s mientras estuvo jugando en Espa?a. A ¨¦l le prohibieron la entrada a Chile.
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