Londres, 7-J

Creo que el se?or Walter Oppenheimer, o quienquiera que editase su cr¨®nica del viernes 7 de junio, se equivoc¨® al afirmar que "la comunidad isl¨¢mica ha acabado siendo la gran v¨ªctima de las bombas de hace un a?o" en Londres.

Vivir "bajo sospecha", que es lo que dice que les ha ocurrido a los musulmanes brit¨¢nicos, es una desgracia, pero no tiene nada que ver con perder un brazo o morir en un atentado. Que yo sepa, el Gobierno de Blair no se ha librado a una bacanal de inconstitucionalidades y vulneraci¨®n de los derechos m¨¢s elementales, como ocurri¨® con Estados Unidos tras el 11 de septiembre. No ha enviado a cientos de musulmanes a una base militar en el Caribe para despojarlos de sus derechos, como hizo Washington en Guant¨¢namo.

Me parece que, salvo la salvajada que sufri¨® el joven brasile?o al d¨ªa siguiente de los atentados, en general la respuesta de Londres ha sido razonable, dentro de lo que se puede esperar en estas circunstancias. Un d¨ªa antes de la aparici¨®n del art¨ªculo, o¨ªa decir en la BBC a una muchacha musulmana londinense que tras las bombas de hace un a?o sent¨ªa que muchos de sus compatriotas la miraban con desconfianza pero que no pod¨ªa culparles. A m¨ª no me parece que ser mirado con desconfianza sea lo peor que a uno puede ocurrirle como resultas de un atentado. Acabar amputado o muerto es peor.