Los pinos renacen en Guadalajara
Retirar todos los ¨¢rboles quemados en el incendio en el que hace un a?o murieron 11 personas llevar¨¢ ocho meses m¨¢s
Un a?o despu¨¦s del incendio en Guadalajara, en el que murieron 11 miembros de un ret¨¦n y ardieron 13.000 hect¨¢reas de bosque, ya hay vegetaci¨®n baja en el suelo del monte. Millones de ¨¢rboles chamuscados contin¨²an en pie, muertos. Se quemaron 10 millones. En marzo comenz¨® la tala que se prolongar¨¢ ocho meses m¨¢s. Cientos de miles de pinos y robles est¨¢n apilados y una comitiva de camiones transporta los troncos negros serrados, que se aprovechan comercialmente a pesar de que soportaron el incendio. Desde los caminos, los ciervos y los corzos son muy f¨¢ciles de avistar por la ausencia de masa forestal.
Hay, eso s¨ª, peque?os motivos para la esperanza. Si uno se fija bien, observa pinos diminutos que asoman entre las hierbas y los restos de la tragedia. Nadie los ha sembrado. Ha sido la propia naturaleza. El olor a humo y los restos de holl¨ªn que se pegan al cuerpo y la ropa recuerdan que pasar¨¢ mucho tiempo hasta que el lugar vuelva a ser como antes del 16 de julio de 2005. Uno de los cuatro guardas que vigilan el bosque, Jos¨¦ ?ngel Jambrina, rememora los tiempos en que su labor al aire libre era agradable, antes de la tragedia. En mitad de un paisaje lunar interminable, lamenta: "Mira all¨ª al fondo -dice se?alando el horizonte quemado- detr¨¢s de esa sierra todav¨ªa hay mucho m¨¢s monte arrasado y detr¨¢s de aquella, otro tanto".
El d¨ªa que se inici¨® el fuego, en el que trabaj¨® m¨¢s de 30 horas ininterrumpidas, "se junt¨® todo lo malo que pudo pasar para que las llamas se propagaran". Mario Calvo, ingeniero forestal y de montes y director de la fundaci¨®n Apadrina un ¨¢rbol (nacida tras el incendio), lo corrobora: "Se cumpli¨® la escala del 30; m¨¢s de 30 grados de temperatura, un viento superior a los 30 kil¨®metros por hora y menos del 30% de humedad ambiental".
La fundaci¨®n que dirige Calvo, con un presupuesto de seis millones de euros para este a?o y el que viene, pretende reforestar el bosque mediante las aportaciones de los ciudadanos. Si es necesario, la fundaci¨®n plantar¨¢ ¨¢rboles donde el bosque no logre regenerarse por s¨ª mismo. De momento s¨®lo actuar¨¢ en la finca Dehesa de Solanillos, propiedad de la Diputaci¨®n de Guadalajara, cuya superficie supone un 15% de lo que se quem¨®. La idea es que cada persona contribuya con un euro anual durante 50 a?os, tiempo estimado para recuperar la superficie abrasada. El presidente de la fundaci¨®n, F¨¦lix Ab¨¢nades, espera atraer a muchos turistas. ?l es, a su vez, presidente del Grupo Rayet, una constructora de la provincia de Guadalajara que ha aportado dos millones de euros al proyecto. Apadrina un ¨¢rbol rehabilitar¨¢, adem¨¢s del bosque, unos antiguos caserones. All¨ª acudir¨¢n colegios para "concienciar a los ni?os de la importancia que tiene este espacio natural".
Un total de 18 empresas madereras se han encargado de limpiar y desbrozar la zona. La administraci¨®n aut¨®noma y la diputaci¨®n provincial sacaron a concurso a finales de 2005, tras un laborioso estudio de los terrenos, la ejecuci¨®n de estos trabajos. Uno de los peligros en una zona quemada, explica Calvo, es que las lluvias erosionen el terreno en exceso.
Para evitarlo, m¨¢s de 300 trabajadores han construido miles de fajinas, montones de ramas sin aprovechamiento comercial dispuestas perpendicularmente en las laderas abrasadas. De esta forma, la lluvia siempre encuentra resistencias, se forman peque?os embalses y se impide el arrastre de toda la tierra. En los torrentes se introducen troncos m¨¢s grandes con la misma misi¨®n, llamados albarradas.
Los ayuntamientos de pueblos afectados por la cat¨¢strofe, subrayan en la fundaci¨®n, est¨¢n "encantados" de que su bosque pueda volver a respirar y del impulso econ¨®mico que recibir¨¢n. "Todos sienten suyo Solanillos", afirman. La alcaldesa de Mazarete, Luc¨ªa Enjuto (PP), asiente: "La fundaci¨®n tiene todo mi apoyo". El alcalde de Ablanque, Jos¨¦ Miguel del Castillo (PSOE), califica de "aceptable" la restauraci¨®n medioambiental realizada hasta ahora, aunque reclama a las administraciones "pisar el acelerador".
Sobre el futuro, el guarda forestal Jambrina, triste, pronostica: "Tardar¨¢ un mont¨®n de a?os en volver a ser lo que fue".
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