Hasan Nasral¨¢, el cl¨¦rigo chi¨ª que hace temblar a Israel
El jefe de Hezbol¨¢ es la 'bestia negra' de Tel Aviv, pero los palestinos le veneran
A Hasan Nasral¨¢, l¨ªder de Hezbol¨¢ desde 1992, le toman en serio en Israel. No es dado a las bravuconadas. Reapareci¨® el domingo en televisi¨®n con su mismo verbo amenazante de siempre, aunque con ¨¢nimo m¨¢s sosegado. Su cuartel general en Beirut hab¨ªa sido arrasado y trataba de dejar claro que segu¨ªa al frente del partido-milicia chi¨ª. Habl¨® de "la entidad sionista" y de "sorpresas amargas contra el enemigo".
Ayer, en Haifa, comprobaron, por segunda jornada consecutiva, que no bromea. Advirti¨® de que "s¨®lo ha sido el comienzo", se vanaglori¨® por la incapacidad de los servicios de inteligencia israel¨ªes para infiltrar su organizaci¨®n, y asegur¨® que ignoran la capacidad militar del grupo islamista.
Su primog¨¦nito muri¨® en un combate con tropas israel¨ªes en 1997 en el sur de L¨ªbano
Dos son las piezas m¨¢s codiciadas por las Fuerzas Armadas israel¨ªes: Jaled Meshal, l¨ªder de Ham¨¢s en el exilio en Damasco, y, por supuesto, Nasral¨¢.
El cl¨¦rigo -jefe carism¨¢tico del Partido de Dios tras el asesinato por Israel de su antecesor, el jeque Abbas al Musaui- es omnipresente en los barrios chi¨ªes de Beirut. Compite con el im¨¢n Jomeini.
Se ha convertido en un elemento imprescindible del engranaje que se extiende desde Teher¨¢n al sur de L¨ªbano, pasando por Damasco. Y su prestigio en los territorios palestinos no deja de crecer. Rara vez en sus discursos deja de aludir a la "Palestina ocupada".
En enero de 2004, miles de enfervorecidos fieles de Hezbol¨¢ inundaban la carretera que une el aeropuerto internacional de Beirut, ahora de nuevo reventado, con los barrios del sur de la capital. Los fuegos artificiales iluminaron el cielo. Festejaban el regreso a casa de 23 milicianos libaneses excarcelados por Israel. Otros 400 volv¨ªan ese mismo d¨ªa a sus hogares en Cisjordania y Gaza. A cambio, Hezbol¨¢ entregaba a un soldado jud¨ªo y los cad¨¢veres de otros tres. Nasral¨¢ jug¨® un papel clave en el canje. Ahora trata de repetir la jugada.
La operaci¨®n desatada por Hezbol¨¢ el 12 de julio, en la que murieron ocho soldados hebreos y dos fueron capturados, no ha hecho sino acrecentar su carisma en el mundo ¨¢rabe hasta convertirle en uno de los l¨ªderes m¨¢s reverenciados.
Aunque parte de la clase pol¨ªtica libanesa est¨¢ de u?as con Nasral¨¢ por la crisis que ha desatado a sus espaldas, nadie en L¨ªbano, ni en Israel, duda de que fue Hezbol¨¢ el que forz¨® la expulsi¨®n de las tropas israel¨ªes el 25 de mayo de 2000. Hoy los 25 de mayo son fiesta nacional.
Nacido en 1960 en Beirut, Nasral¨¢ regres¨® tras el estallido de la fratricida guerra civil en 1975 a Al Bazuriyah, el pueblo de sus ancestros en el sur de L¨ªbano, la zona que ahora es su basti¨®n. Estudi¨® en los a?os setenta en Nayaf (Irak), ciudad santa del chi¨ªsmo. Fue expulsado del pa¨ªs por el r¨¦gimen de Sadam Husein y en la d¨¦cada de los ochenta se traslad¨® a Qom (Ir¨¢n) a estudiar jurisprudencia isl¨¢mica. Como tantos musulmanes, proclama que del Cor¨¢n se pueden extraer las ense?anzas para organizar la vida en comunidad. En los suburbios ahora derruidos del sur de la capital reside junto a su esposa y cuatro hijos -su primog¨¦nito muri¨® en un choque armado contra los soldados hebreos en 1997-. Es probable que una bala o un misil israel¨ª acabe con la vida de Nasral¨¢, pero su impronta perdurar¨¢.
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