El Museo Oiasso de Ir¨²n recupera los vestigios del Imperio romano en la comarca de Bidasoa
Un edificio rehabilitado mostrar¨¢ en 1.400 metros cuadrados la vida cotidiana de la ¨¦poca
Ir¨²n inaugura ma?ana el Museo Romano de Oiasso, un espacio de 1.400 metros cuadrados que difunde la importante presencia de los romanos en el Bidasoa. Desde su llegada, al finalizar las guerras c¨¢ntabras, hasta el siglo cuarto por lo menos. Como paso occidental de la cadena de los Pirineos, puerto mar¨ªtimo para el comercio y distrito minero, Oiasso ten¨ªa un valor estrat¨¦gico y los s¨²bditos del Imperio se quedaron a explotarlo. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, y la consejera Miren Azkarate asistir¨¢n a la apertura del museo, que espera atraer a 20.000 visitantes anuales.
"Lo habitual en los museos romanos es que haya escultura, mosaicos, epigraf¨ªa", explica la directora del Museo Oiasso, Mertxe Urteaga. "Pues aqu¨ª no hay ni una sola escultura, ni mosaicos y epigr¨¢fico, lo justo. Este es, como dice Javier Arce, autor de varios libros sobre los romanos, un museo de tachuelas. "Precisamente por eso es atractivo, porque no es lo habitual". El edificio rehabilitado en la c¨¦ntrica calle Escuelas, de Ir¨²n, ofrecer¨¢ una visi¨®n no habitual de la huella que el Imperio dej¨® en esta comarca guipuzcoana, la del d¨ªa a d¨ªa, la de su vida privada en un contexto mar¨ªtimo atl¨¢ntico, con la ayuda de mapas, paneles, elementos audiovisuales y restos arqueol¨®gicos que se han ido encontrando a lo largo del tiempo. Desde las ruinas del taller de un maestro herrero que apareci¨® en la calle Beraketa, hasta parte del muelle hallado en la de Tadeo Murgu¨ªa.
En todo caso, las joyas del museo son "las piezas sobre soportes org¨¢nicos, que habitualmente no suelen aguantar el paso del tiempo. Pero aqu¨ª los lodos las han preservado", dice su directora. Se refiere a peines de madera, calzado de cuero, cuerdas de embarcaciones, vajillas o elementos de pesca llamativos y muy parecidos a los actuales, que denotan la importancia que tuvo el mar en la vida de aquellos colonizadores. "Seg¨²n nos dicen los arque¨®logos, Oiasso era un puerto de la entidad de Burdeos o Londres", explica Fernando San Mart¨ªn, concejal de cultura de Ir¨²n.
El Museo, que ha costado 4.061.684 euros y ha sido financiado b¨¢sicamente por el Ayuntamiento, el Gobierno central y Kutxa, articula su discurso en tres salas. En la primera, explica al visitante el impacto que tuvo la presencia romana colonizadora en la poblaci¨®n ind¨ªgena. "Es un espacio consagrado, sobre todo, a la imagen, con proyecciones de escenas de c¨®mo era la vida de los romanos, los cromlech, pero tambi¨¦n manifestaciones del mundo ind¨ªgena prerromano", explica Urteaga. Una videoconsola hace que el espectador se meta en la piel de un funcionario que ven¨ªa en barco desde Britania a hacerse cargo de las minas de Oiasso.
Sala del puerto
En la planta noble del edificio se ha habilitado la sala del puerto, donde se exhibe parte del muelle hallado en la calle de Tadeo Murgu¨ªa y una serie de unidades tem¨¢ticas dedicadas al comercio, la navegaci¨®n y la pesca. El recorrido se completa con un espacio dedicado a la ciudad, que se detiene a analizar la indumentaria, la religi¨®n, la escritura o la dieta romanas y a ensalzar dos aspectos singulares de su vida en el Bidasoa: la herrer¨ªa de Beraketa y la miner¨ªa de plata de Aiako Harria.
Ya en el siglo XVIII se encontraron huellas de la presencia romana en el edificio -entonces almac¨¦n y luego escuela- que hoy alberga el museo. Hace 40 a?os se descubrieron m¨¢s en la plazoleta de El Juncal, y tambi¨¦n la necr¨®polis de Santa Elena, explica San Mart¨ªn. Sin embargo, la idea de crear un espacio dedicado romanizaci¨®n no naci¨® hasta 1993, cuando se descubri¨® el puerto de la calle Santiago y una serie de excavaciones atestiguaron que los s¨²bditos de aquel imperio no fueron unos simples turistas.
El proyecto se aprob¨® en 1998, pero su ejecuci¨®n ha ido demor¨¢ndose en el tiempo. En parte, por "imponderables t¨¦cnicos", pero tambi¨¦n por hallazgos que han arrojado nuevas luces sobre aquella ¨¦poca. En la trasera del propio edificio del museo se encontraron las termas, que obligaron a paralizar la obra y a modificar parcialmente el proyecto arquitect¨®nico.
El Museo Oiasso, uno de los nueves dedicados en Espa?a a la romanizaci¨®n, espera atraer en su primer a?o completo de andadura a 20.000 visitantes y alrededor de 30.000 anuales con el tiempo. Formar¨¢ parte de la red de Museo de la Memoria de la Diputaci¨®n Foral de Guip¨²zcoa y tendr¨¢ dos ap¨¦ndices en el futuro: la necr¨®polis de Santa Elena, que renovar¨¢ su discurso muse¨ªstico para hablar de su historia, y a m¨¢s largo plazo, las minas de Arditurri, seg¨²n explic¨® San Mart¨ªn. "Nuestro objetivo es divulgar, socializar, seguir investigando sobre la presencia romana en Oiasso y colocarla entre las ciudades representativas del Imperio", apunta Urteaga.
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