Nadie est¨¢ a salvo en L¨ªbano
La aviaci¨®n israel¨ª mata a 57 civiles y ataca por primera vez el principal barrio cristiano de Beirut
Dos cazas israel¨ªes rompieron la barrera del sonido pasada la una y media de la madrugada de ayer, y desde ese momento, los bombardeos impidieron que Beirut pudiera dormir de un tir¨®n. En el sur, en una franja que va desde Tiro hasta la frontera con Israel y desde el Mediterr¨¢neo hasta la frontera siria, hace ocho d¨ªas que nadie duerme y empiezan a escasear los alimentos. "Hace dos d¨ªas y medio que no comemos", relata Lilian Naboulsi, que llega huyendo de los ataques que ayer causaron al menos 57 muertos, en la jornada m¨¢s sangrienta desde el inicio de la ofensiva. Adem¨¢s, por primera vez, Israel atac¨® el centro de la capital libanesa. Ya han muerto m¨¢s de 300 libaneses, de ellos, 23 militares.
"No hay electricidad, no hay agua, no funciona el tel¨¦fono...", explica una mujer
Los Naboulsi (Lilian, Mohamed y sus tres hijas) se quedaron atrapados en Kakaie, una poblaci¨®n de unos 4.000 habitantes a nueve kil¨®metros de Nabatiyeh (sur). Preparaban la boda de Jadichi, la segunda de las chicas, de 15 a?os. "El mi¨¦rcoles fuimos a comprarle el vestido de boda a Beirut, pero no nos enteramos de la captura de los soldados hasta que no regresamos por la noche, y ya no pudimos salir", lamenta la madre. Su nacionalidad chilena fue la tabla de salvaci¨®n. Los esfuerzos del c¨®nsul de su pa¨ªs, Roberto Abu-Eid, lograron que un notable local les sacara de Kakaie junto a su familia.
"Cuando nos montamos en el coche, agarr¨¦ a mis hijas de la mano y empezamos a rezar; pasamos mucho miedo", admite Lilian con una mezcla de alivio y preocupaci¨®n por los que siguen atrapados. "A¨²n queda mucha gente que no sale por miedo y porque muchos no tienen auto. No hay electricidad, no hay agua, no funciona el tel¨¦fono...", apunta. "All¨ª no ha llegado la ayuda ni de la Cruz Roja ni de la ONU".
Mientras los Naboulsi hu¨ªan hacia Beirut por la monta?a, a pocos kil¨®metros de su domicilio, en la localidad de Sifra, las bombas israel¨ªes destruyeron 10 casas y dejaron 21 muertos, entre ellos varios ni?os, y una treintena de heridos. "Ha sido una matanza", declar¨® el alcalde, Afif Najdi, a la agencia Reuters. No fueron las ¨²nicas v¨ªctimas. Otras 35 personas fallecieron en otros ataques en diferentes puntos del pa¨ªs, incluidas 11 en Baalbek (al este) y 6 en Nabatiyeh (al sur). Hezbol¨¢ anunci¨® la muerte de uno de sus milicianos y asegur¨® que puede seguir lanzando cohetes contra Israel "durante meses".
En Beirut, los bombardeos volvieron a ensa?arse con los suburbios meridionales y el aeropuerto, aunque resonaban con nitidez en toda la ciudad. Esa zona, que no sufri¨® semejante destrucci¨®n ni durante los peores momentos de la guerra civil (1975-1990), albergaba el cuartel general de Hezbol¨¢, pero ya hab¨ªa quedado arrasada en los ataques anteriores y ha sido abandonada por la mayor¨ªa de sus habitantes. A¨²n as¨ª, un hombre result¨® muerto en el barrio de Shiyah.
[Cerca de la madrugada, docenas de aviones lanzaron 23 toneladas de explosivos sobre un b¨²nker, al sur de Beirut, en el que sospechan que se encontraban l¨ªderes de Hezbol¨¢, seg¨²n fuentes militares israel¨ªes. En el b¨²nker, en Burj el Barajneh, donde se sit¨²a un campo de refugiados palestinos, podr¨ªa haberse encontrado el l¨ªder de la milicia chi¨ª, Hasan Nasral¨¢, seg¨²n fuentes militares citadas por el diario Haaretz. Hezbol¨¢ neg¨® que alguno de sus miembros hubiera muerto en el bombardeo, que seg¨²n la milicia, se produjo sobre una mezquita en construcci¨®n].
Adem¨¢s, la aviaci¨®n israel¨ª extendi¨® su campa?a hasta el c¨¦ntrico barrio de Acherafieh. A media ma?ana, un helic¨®ptero dispar¨® cuatro misiles contra un parking donde hab¨ªa maquinaria de perforaci¨®n que, seg¨²n las cadenas de televisi¨®n locales, podr¨ªa haber sido confundida con lanzacohetes. No hubo v¨ªctimas, pero los residentes reaccionaron con estupor.
"Nos cre¨ªamos a salvo porque ¨¦ste es un barrio cristiano; han traspasado todas las l¨ªneas rojas", se lamentaba una vecina que por primera vez sent¨ªa el miedo en el cuerpo y miraba de reojo al cielo mientras hablaba. El mensaje recibido es que nadie est¨¢ a salvo. Tal constataci¨®n s¨®lo puede unir m¨¢s a los libaneses en su repulsa de Israel y de una comunidad internacional que, tal como ha denunciado su primer ministro, Fuad Siniora, "no est¨¢ haciendo todo lo posible para que cese la agresi¨®n".
"Esta vez estamos todos unidos, cristianos y musulmanes. Yo soy cristiana, pero les apoyo", expresa Rula Khury. "Queremos la libertad, la independencia y la soberan¨ªa de nuestro pa¨ªs", a?ade Gilbert. No son s¨®lo palabras. Rula y Gilbert son dos j¨®venes voluntarios que est¨¢n ayudando a los desplazados del sur y de los suburbios. Han respondido a un llamamiento del Movimiento Patri¨®tico Libre, del general Michel A¨²n, para colaborar en la Escuela Primaria de Antelias, abierta como muchos colegios para atender a quienes huyen de los bombardeos.
De las 250 personas refugiadas en el recinto, Ayat es el centro de atenci¨®n. Naci¨® el pasado s¨¢bado bajo los bombardeos, pese a lo cual, duerme pl¨¢cidamente en medio del barullo a su alrededor. "No me admitieron en mi hospital porque estaban evacuando a la gente por los bombarderos, as¨ª que fui al de Makased, en un barrio cercano, pero durante todo el parto no cesaron los ataques. Al d¨ªa siguiente a las tres de la ma?ana mi marido y yo salimos en busca de un lugar m¨¢s seguro", dice Fatma, de 25 a?os y con dos ni?os m¨¢s.
Las familias se distribuyen de forma irregular en las aulas. Unas tienen cuatro o cinco personas, y otras hasta 30. "No podemos agruparles porque hay que respetar su privacidad", explica Gilbert. De momento, est¨¢n bien abastecidos. "Hay gente que nos ha donado comida, leche e incluso dinero de forma an¨®nima, pero no sabemos cu¨¢nto tiempo va a durar", se preocupa Rula. ?Y el Gobierno? "No hay Gobierno; nadie ha venido a decirnos c¨®mo llevar esto".
Anoche segu¨ªa sin haber ning¨²n signo de que Israel o Hezbol¨¢ estuvieran dispuestos a escuchar los ruegos del Gobierno liban¨¦s para que cesen las hostilidades.
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