Israel combate en tierra con Hezbol¨¢

Israel es un torbellino. Amparado por el incondicional respaldo pol¨ªtico de Estados Unidos, el Ej¨¦rcito prosigue su despiadada ofensiva sobre L¨ªbano. Sus soldados invadieron ayer la zona fronteriza del sur del pa¨ªs ¨¢rabe para destrozar las bases de Hezbol¨¢. No fue la incursi¨®n fulgurante de la v¨ªspera. La batalla dur¨® todo el d¨ªa y dos de los uniformados murieron, como fallecieron dos ni?os ¨¢rabes-israel¨ªes tras impactar un cohete Katiusha en Nazaret. La Uni¨®n Europea mostr¨® su incomprensi¨®n por lo "desproporcionado" de los ataques israel¨ªes, centrados en la poblaci¨®n civil, que, seg¨²n dijo desencajado el alto representante de la Uni¨®n para la Pol¨ªtica Exterior y de Defensa, Javier Solana, "nada tiene que ver con el terrorismo".

En el octavo d¨ªa de guerra, las Fuerzas Armadas israel¨ªes han pisado a fondo el acelerador de su campa?a, sin cortapisa alguna del poder pol¨ªtico, para aniquilar a la milicia chi¨ª. Ya hab¨ªan lanzado incursiones rel¨¢mpago en jornadas precedentes los soldados del Tsahal en suelo liban¨¦s, pero ayer combatieron durante horas unos kil¨®metros al norte de su frontera.

Nadie, ni analistas militares ni fuentes diplom¨¢ticas europeas consultadas por este diario, creen posible que Israel acabar¨¢ por esta v¨ªa con la guerrilla islamista. Sin embargo, no cabe duda de que Israel est¨¢ demoliendo el pa¨ªs ¨¢rabe. Washington opina que las matanzas de civiles y la destrucci¨®n generalizada se engloba en el concepto de "defensa propia".

Lo visto por Javier Solana, que aterriz¨® el domingo en Beirut y ayer en Jerusal¨¦n, le llev¨® a emplear un lenguaje inusualmente duro. Compareci¨® en rueda de prensa junto a la jefa de la diplomacia israel¨ª, Tzipi Livni. Y tras exigir la "inmediata e incondicional liberaci¨®n" de los soldados jud¨ªos capturados el 12 de julio por Hezbol¨¢, no ocult¨® su incomprensi¨®n por la brutalidad de la ofensiva de la aviaci¨®n hebrea, que est¨¢ arrasando aeropuertos, dep¨®sitos de gas, estaciones el¨¦ctricas y centenares de edificios y viviendas, con personas en su interior, a lo largo de todo el pa¨ªs. Tambi¨¦n las bases del Ej¨¦rcito liban¨¦s, un Ej¨¦rcito al que el Gobierno de Ehud Olmert reclama que se haga cargo de la frontera sur para que Hezbol¨¢ no pueda desplegarse en el futuro.

"He visto el sufrimiento de la gente en L¨ªbano, y no s¨¦ que tiene eso que ver con la lucha contra el terrorismo. Lo que se haga ahora tendr¨¢ consecuencias en el futuro", declar¨® Solana muy cariacontecido. Fuentes diplom¨¢ticas europeas aseguran que incluso estaba costando enorme esfuerzo convencer al Gobierno israel¨ª para que permita durante unas horas un paso libre a un millar de ciudadanos de la UE que no pueden abandonar el sur de L¨ªbano.

Ninguna mella hace en el Ejecutivo de Olmert la presi¨®n de Bruselas. Con pleno respaldo del Gobierno estadounidense, el primer ministro, Ehud Olmert, no var¨ªa una coma de su discurso: no hay plazo para el final de la campa?a militar. La Oficina del Primer Ministro asegur¨® que "la lucha contra Hezbol¨¢ continuar¨¢ el tiempo que sea necesario para que los soldados secuestrados sean devueltos y para que se cumpla totalmente la resoluci¨®n 1559 de la ONU", que demanda, entre otras cosas, el desarme de Hezbol¨¢. Tambi¨¦n el responsable de Defensa israel¨ª, Amir Peretz, precis¨® el objetivo de las Fuerzas Armadas: "La situaci¨®n en la que los milicianos de Hezbol¨¢ llegaban hasta la frontera y elevaban su bandera ante los soldados israel¨ªes, no volver¨¢ a repetirse".

Lo que no comprenden bien las fuentes diplom¨¢ticas consultadas es por qu¨¦ entonces Israel est¨¢ debilitando hasta el l¨ªmite al Gobierno de Beirut, al que el Estado sionista reclama que se haga cargo de la seguridad en la zona fronteriza. Antes de la guerra, el Ejecutivo de Fuad Siniora era incapaz de enfrentarse a la milicia chi¨ª. Cuando concluya esta fase del conflicto no lo va a tener m¨¢s sencillo.

Mientras, el lanzamiento de los Katiusha barri¨® otra vez el norte del Israel. Son 15 los civiles muertos en ocho d¨ªas. El Estado jud¨ªo anda con los nervios a flor de piel. En el norte, los pobres viven en los refugios, porque los pudientes han huido a hoteles del sur del pa¨ªs o a las casas de familias que se ofrecen para acogerlos. Afloran quejas en las ciudades ¨¢rabes de Israel. Aseguran sus vecinos que son discriminados a la hora de recibir protecci¨®n. Y, por primera vez en este conflicto, un reservista de 28 a?os, natural de Sderot, residencia del ministro de Defensa, se neg¨® a acudir al llamamiento a filas.