G¨¢nsteres y risas
EL PA?S presenta ma?ana, s¨¢bado, por 8,95 euros, 'Con faldas y a lo loco', de Billy Wilder, con Marilyn Monroe, Jack Lemmon y Tony Curtis
Hace algunos meses, aburridos en un festival de cine, un director italiano y yo nos pasamos la sobremesa inventando la cr¨ªtica que alg¨²n descerebrado con pretensiones escribir¨ªa hoy si Billy Wilder estrenara Con faldas y a lo loco. Atacar¨ªa su falta de compromiso social, su retrato casi entra?able de la mafia, su juego sexual fr¨ªvolo, criticar¨ªa la ausencia de discurso moral y censurar¨ªa el final como il¨®gico y falto de cl¨ªmax. Puede que tambi¨¦n afeara la cobard¨ªa de sus protagonistas masculinos-femeninos y tambi¨¦n se irritar¨ªa, c¨®mo no, ante la elevaci¨®n del dinero y el lujo a la categor¨ªa de finalidad a la que dedicarle los mejores esfuerzos de la juventud. Si era insuperablemente idiota, puede que tambi¨¦n le recriminara un discurso ambiguo contra la prohibici¨®n de la bebida y un retrato femenino estereotipado.
Por suerte, Con faldas y a lo loco fue rodada hace los a?os suficientes como para haber hecho re¨ªr a tres o cuatro generaciones de espectadores y los que a¨²n faltan por sucumbir a su delineado matem¨¢tico y su creaci¨®n constante de secuencias que encierran en s¨ª mismas tantas l¨ªneas de enga?o, impostura e inesperada resoluci¨®n que se convierten en una fiesta de los recursos cinematogr¨¢ficos.
Wilder la rod¨® en blanco y negro porque le parec¨ªa que el color era demasiado realista y perjudicar¨ªa la credibilidad del disfraz. Tambi¨¦n se atrevi¨® a unir g¨¢nsteres y risas, algo que el c¨¦lebre productor Selznick le advirti¨® que ser¨ªa rechazado por el p¨²blico. Rod¨® una de las secuencias er¨®ticas m¨¢s atrevidas de la ¨¦poca donde una insuperable Marilyn Monroe trata de curar a un falso impotente Curtis de su mal.
A estas alturas es ya una pel¨ªcula m¨ªtica donde todo el mundo celebra su final casi improvisado como uno de los m¨¢s grandes hallazgos.
Cumpli¨® la dif¨ªcil tarea de domesticar a una v¨ªctima del m¨¦todo, Marilyn Monroe, con alg¨²n plano de ochenta tomas, pero su interpretaci¨®n de Sugar logr¨® la m¨¢s exquisita altura de comedianta y la m¨¢s rotunda fiesta de curvas femeninas que uno pueda llevarse a los ojos. Sin esfuerzo, la pel¨ªcula la dot¨® hasta de una carrera de cantante, creando una escuela en la que se pod¨ªa sugerir, y mucho, sacando la voz de bien abajo, de all¨¢ donde la sensualidad manda sobre la afinaci¨®n.
Tony Curtis dio con la soluci¨®n de su personaje de despistado heredero de la petrolera Shell ofreci¨¦ndole a Wilder una imitaci¨®n irresistible de Cary Grant, actor que nunca rod¨® ni con Wilder ni con Lubitsch en lo que puede considerarse una de las cat¨¢strofes humanas m¨¢s lloradas. Sin embargo, la fiesta la roba Jack Lemmon, que a partir de aqu¨ª bordar¨ªa a las ¨®rdenes de Wilder sus retratos humanos cargados de resistencia frente a la sumisi¨®n, de ambiciones perdidas y de la dignidad del humillado, cuya cima es el C. C. Baxter de El apartamento.
A estas alturas es una de las mejores pel¨ªculas para disfrutar con ni?os, quiz¨¢ los mejores espectadores posibles, y les vaticino que antes de que bien pronto sea enterrado el sistema del DVD, ustedes ya tendr¨¢n ¨¦ste gastado de tanto usarlo.
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