Al rev¨¦s
Como parodiando la inversi¨®n marxiana de la dial¨¦ctica de Hegel, Georg Baselitz, que no en balde naci¨®, se cri¨® y educ¨® en la extinta Alemania del Este, decidi¨®, cierto d¨ªa, en 1969, poner las figuras de sus cuadros patas arriba. Esta novedad, que no era tal o s¨®lo relativamente, le dio cierta notoriedad local, que, m¨¢s tarde, en la d¨¦cada de 1980, se convirti¨® en merecida fama internacional. Corr¨ªa por entonces la moda de la "vuelta a la pintura" y uno de sus focos m¨¢s vivos en Europa lo protagoniz¨® el llamado neoexpresionismo alem¨¢n, en el que Baselitz era una figura central. Desde entonces, a pesar de los sucesivos cambios sociales de gusto, Baselitz se ha mantenido como uno de los m¨¢s respetados artistas alemanes vivos.
Pero, volviendo sobre el tema de la inversi¨®n de las figuras, es importante saber que era algo relativamente frecuentado en el arte tradicional, no s¨®lo, por fuerza, en las pinturas decorativas parietales, sino en los forzados escorzos del manierismo, que distorsionaba la perspectiva hasta confundir el sentido del espacio. Baselitz tuvo una relaci¨®n muy directa con Tintoretto, pero tambi¨¦n con el arte m¨¢s reciente hecho en Alemania. No olvidemos la an¨¦cdota de Kandinsky descubriendo el arte abstracto al contemplar casualmente uno de sus paisajes al rev¨¦s, pero, sobre todo, las figuras invertidas del expresionista Max Beckmann. A partir de ¨¦ste y de otras figuras del expresionismo germ¨¢nico, pero tambi¨¦n de Corinth, se fragu¨® la obra de Baselitz, tan excelente pintor como escultor, un artista lleno de fuego y bravura, aunque no por ello primario, sino muy complejo, reflexivo y, como vemos, arraigado en los grandes problemas de la tradici¨®n. Ahora, ya con 68 a?os, Baselitz sigue su trabajo con plena intensidad y fulgor.
Trasladado a Occidente en 1956, en lo que podemos calificar en cierta manera como un traslado forzoso, porque se produjo a consecuencia de su expulsi¨®n de la Academia de Bellas Artes del Berl¨ªn oriental a causa de su "inmadurez pol¨ªtica", Baselitz es una suerte de exiliado en casa, lo cual acentu¨® su sentido de soledad, que no es una situaci¨®n necesariamente negativa para un creador. Al afincarse en la RFA, Baselitz tambi¨¦n se encontr¨® aislado, a causa del dominio atosigante del arte americano y franc¨¦s por aquellos a?os. As¨ª y con todo, Baselitz supo resistir estas presiones desarrollando su trabajo de forma independiente. Con una concepci¨®n emp¨¢tica y trascendental del significado art¨ªstico, Baselitz hizo un esfuerzo para no salirse de las barreras formales del cuadro, que consideraba un hecho aut¨®nomo. Pese a su tendencia expresionista, siempre consider¨® la pintura como "ornamento", si bien un ornamento impregnado de drama. "No puedo imaginar", declar¨® en cierta ocasi¨®n, "que existan ornamentos, ornamentos v¨¢lidos, que carezcan de contenido, porque entonces no ser¨ªan visibles. Yo creo que s¨®lo son visibles aquellas cosas que tambi¨¦n son legibles en su significado".
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