En defensa del pueblo palestino
El ¨²ltimo cap¨ªtulo del conflicto entre Israel y Palestina comenz¨® cuando las tropas israel¨ªes cogieron a dos civiles, un m¨¦dico y su hermano, en Gaza. Un incidente escasamente contado, excepto en la prensa turca. Al d¨ªa siguiente, los palestinos cogieron prisionero a un soldado israel¨ª -y propusieron negociar un intercambio con prisioneros tomados por los israel¨ªes: hay aproximadamente 10.000 en c¨¢rceles israel¨ªes.
Que este secuestro sea considerado un ultraje, mientras que la ocupaci¨®n militar ilegal de Cisjordania y la apropiaci¨®n sistem¨¢tica de sus recursos naturales -principalmente, el agua- por las Fuerzas de Defensa (!) israel¨ªes sea considerado como un hecho lamentable pero real, es t¨ªpico del doble baremo que emplea repetidamente Occidente en cuanto a lo que acontece a los palestinos en los territorios que les fueron asignados por acuerdos internacionales durante los ¨²ltimos 70 a?os.
Hoy un ultraje se sucede a otro; misiles improvisados se cruzan con otros sofisticados. Estos ¨²ltimos, generalmente encuentran su objetivo situado donde los pobres viven desheredados y abarrotados, esperando lo que en un tiempo se llam¨® Justicia. Los dos tipos de misiles desgarran cuerpos horriblemente, ?c¨®mo pueden los jefes militares olvidar esto por un solo momento?
Cada provocaci¨®n y contra-provocaci¨®n es contestada y aireada. Pero las discusiones subsiguientes, las acusaciones y las promesas, todas ellas, sirven como una perturbaci¨®n para distraer la atenci¨®n mundial de una larga pr¨¢ctica militar, econ¨®mica y geogr¨¢fica cuya intenci¨®n pol¨ªtica es nada menos que la liquidaci¨®n de la naci¨®n palestina.
Hay que decir esto alto y claro ya que esta pr¨¢ctica, declarada a medias y a medias encubierta, avanza r¨¢pidamente estos d¨ªas, y, en nuestra opini¨®n, hay que resistirse y reconocerlo constantemente y en todo momento.
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