El acuerdo, de nuevo a prueba
Comienzan, de nuevo, a cruzarse apuestas sobre la posibilidad de que se llegue a un acuerdo entre PSOE y PP en el Congreso en torno al proyecto de reforma del Estatuto andaluz. Se trabaja a contrarreloj ya que a principios de septiembre tienen que estar listas las enmiendas que se presenten en Madrid. Se entra en la recta final lo que conlleva que, esta semana, se generen las obligadas expectativas en relaci¨®n a una deseable ampliaci¨®n del consenso entre los dos grandes partidos. Los propios socialistas y el mismo Gobierno andaluz se muestran partidarios de efectuar un ¨²ltimo intento en busca de alg¨²n tipo de acuerdo aprovechando estas fechas vacacionales y a trav¨¦s de los contactos discretos. En el PP tambi¨¦n est¨¢n dispuestos a ello, m¨¢xime ahora que aparecen otros elementos en el escenario pol¨ªtico.
Javier Arenas aguarda con inter¨¦s la apertura de un debate que le ha de proporcionar un protagonismo propio en el Congreso en donde conserva esca?o. Si bien el peso de la discusi¨®n recaer¨¢ sobre las espaldas del secretario general, Antonio Sanz, ¨¦l se guarda para las grandes ocasiones y sue?a con una llamada de Zapatero para desbloquear, in extremis, las negociaciones. Todo hace pensar que no llegar¨¢ a darse ese supuesto, a diferencia de lo ocurrido con la tramitaci¨®n del Estatuto catal¨¢n cuando un contacto con Artur Mas resolvi¨® el problema.
Tendr¨ªan que cambiar mucho las cosas para que se dieran estas circunstancias, ya que de actuarse de esta forma de nuevo, se pondr¨ªa en cuesti¨®n la estrategia seguida hasta ahora por los socialistas andaluces. Adem¨¢s, se parte de un trabajo ya cerrado con IU y con el compromiso asumido de que no se dar¨¢ ya ning¨²n paso atr¨¢s con respecto a los avances recogidos en la propuesta de reforma. El PP parece dispuesto a avanzar si se contemplan inversiones estatales por valor de 4.500 millones de euros, tal y como se recoge, igualmente, en la reforma del Estatuto balear, que cuenta con el respaldo de los socialistas. A partir de ah¨ª, y una vez admitido ese principio, se podr¨ªa hablar de lo de realidad nacional, un planteamiento que, en todo, caso resulta dif¨ªcil de creer si se tiene en cuenta que siempre los populares han exigido la retirada de este t¨¦rmino. Y por si quedase alguna duda, el mismo Mariano Rajoy anunci¨® en su d¨ªa que no est¨¢ dispuesto a pasar por alto este tipo de frivolidades, tal y como considera los esfuerzos de cada una de las autonom¨ªas por perfilar mejor su denominaci¨®n, a prop¨®sito del debate territorial suscitado.
A esto se une el clima pol¨ªtico existente nada propicio al acuerdo y s¨ª a la beligerancia plena en todos los terrenos posibles. Cuesta trabajo imaginar un tono de consenso entre los dirigentes de uno y otro partido, sobre todo, si se tiene en cuenta la dureza con la que se emplean en los ¨²ltimos d¨ªas algunos para conseguir el descr¨¦dito del contrario. Aunque, en este sentido, parece que con Chaves no est¨¢n consiguiendo ning¨²n resultado, como lo se?alan las distintas encuestas en donde el presidente andaluz se destaca con una alta valoraci¨®n.
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