Los criterios de inversi¨®n
Hacienda desea modificar el texto del proyecto de Estatuto andaluz
Las vacaciones de verano nunca suelen ser completamente ociosas en pol¨ªtica. En esta ocasi¨®n, la ¨²ltima semana de julio y todo agosto ser¨¢n el escenario de reuniones entre los socialistas andaluces y los responsables del PSOE para negociar los cambios que deben introducirse en el texto del nuevo Estatuto de autonom¨ªa que ha enviado el Parlamento andaluz al Congreso de los Diputados. La negociaci¨®n no tendr¨¢ nada que ver con la que entablaron en su d¨ªa el PSOE y los socialistas catalanes, pero tampoco ser¨¢ una balsa de aceite. Los responsables del PSOE aseguran que habr¨¢ que consensuar numerosas enmiendas "t¨¦cnicas", y unos y otros reconocen que han quedado pendientes, al menos, tres temas importantes.
El PSOE limitar¨¢ en el tiempo la disposici¨®n por la que la inversi¨®n en Andaluc¨ªa deber¨¢ equivaler al peso de la poblaci¨®n andaluza en todo el Estado
El primero de ellos es el relacionado con los criterios para el c¨¢lculo de la inversi¨®n estatal en Andaluc¨ªa. En los Estatutos anteriores a 2006, el catal¨¢n incluido, no figur¨® ninguna disposici¨®n en ese sentido, y aunque en la pr¨¢ctica siempre se tuvieran en cuenta alianzas pol¨ªticas y pactos, Hacienda no se enfrent¨® a ninguna norma legal que le impidiera distribuir esas inversiones de acuerdo con sus propios criterios o con las prioridades de la pol¨ªtica estatal. El nuevo Estatut de Catalu?a introdujo una novedad absoluta cuando dej¨® establecido que el Estado deber¨ªa destinar a Catalu?a, en los pr¨®ximos siete a?os, un porcentaje del gasto de inversi¨®n en infraestructuras que equivaliera al peso de Catalu?a en el PIB nacional.
A la hora de elaborar el proyecto de Estatuto de autonom¨ªa de Andaluc¨ªa qued¨® claro que el criterio del peso de la regi¨®n en el PIB nacional no beneficiaba en nada las aspiraciones andaluzas. El Parlamento con sede en Sevilla aprob¨® entonces una disposici¨®n adicional tercera en la que se afirma que la inversi¨®n destinada a esa regi¨®n deber¨¢ ser, al menos, "equivalente al peso de la poblaci¨®n andaluza sobre el conjunto del Estado", un criterio distinto del catal¨¢n y mucho m¨¢s favorable econ¨®micamente.
?se es el texto que ahora habr¨¢ que negociar, primero para ponerle un tope temporal, como en el Estatut, y luego para afinar bien las cuentas. El Ministerio de Hacienda no oculta su escaso entusiasmo por este tipo de cl¨¢usulas estatutarias que, l¨®gicamente, se ir¨¢ extendiendo a todos los nuevos estatutos de autonom¨ªa, siempre de acuerdo con el criterio que sea m¨¢s conveniente para la regi¨®n o la nacionalidad implicada. Hacienda preferir¨ªa que el Estatuto andaluz no terminara de abrir un camino tan complejo.
Los socialistas andaluces aseguran que, sea como sea, esa disposici¨®n fue pactada en una reuni¨®n formal entre el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Manuel Chaves, y los representantes del PSOE, encabezados en aquel momento por Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Y recuerdan que el texto no habla exclusivamente de "inversi¨®n en infraestructuras", como el caso catal¨¢n, sino de "inversi¨®n" en general, lo que permite contabilizar otros muchos conceptos y hace el compromiso m¨¢s flexible. Admiten, sin embargo, que la exigencia del PSOE de un tope temporal, "los famosos siete a?os", es "bastante razonable".
Otros puntos de fricci¨®n
Los otros puntos de fricci¨®n m¨¢s destacados son los relativos a la competencia sobre la cuenca del Guadalquivir, que el borrador de nuevo Estatuto atribuye a Andaluc¨ªa, y el art¨ªculo seg¨²n el cual la Comunidad tendr¨¢ competencias sobre todas las materias que no se reserve expresamente el Estado (lo que, seg¨²n los expertos del PSOE, es justo lo contrario de lo que dice la Constituci¨®n).
Sobre lo que no existe ninguna duda es sobre la inclusi¨®n en el pre¨¢mbulo del nuevo Estatuto de la consideraci¨®n de Andaluc¨ªa como una "realidad nacional" junto con una reiterada menci¨®n a la "indisoluble unidad de Espa?a", que figura en un texto que se incorporar¨¢ en los futuros debates del Congreso de los Diputados. La realidad es que el nuevo Estatuto andaluz va a terminar mencionando bastantes m¨¢s veces a Espa?a que el texto que viene a reemplazar.
La pol¨¦mica alusi¨®n a la "realidad nacional" fue acordada, en teor¨ªa, como un gui?o para atraer el apoyo del Partido Andalucista, que finalmente no se produjo. En la pr¨¢ctica, la "realidad nacional" andaluza resulta muy ¨²til para todo el PSOE frente al duro desgaste que produjo la inclusi¨®n de la "naci¨®n" catalana en el pre¨¢mbulo del Estatut. Andaluc¨ªa se presenta en el mismo plano pol¨ªtico que Catalu?a, evitando a la vez las suspicacias de los votantes socialistas sobre el alcance de los reconocimientos "nacionales".
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