Las ideas claras de Sastre
Hombre de fuerte personalidad, el de El Barraco ha trazado su carrera por caminos imprevistos
De El Barraco, un pueblo de ?vila, granito barrido por el viento, han salido tres grandes ciclistas, ?ngel Arroyo, Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez y Carlos Sastre. Cada uno es un mundo aparte. Cada uno, a su manera, un ejemplo de personalidad compleja, de car¨¢cter fuerte.
Desde hac¨ªa varios a?os V¨ªctor Sastre era el proveedor oficial de ciclistas castellanos, m¨¢s concretamente de la Sierra de Gredos, para el Banesto, el equipo de Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri. A finales de los ochenta le pas¨® a Francisco San Rom¨¢n, el primer fruto de la escuela de ciclismo que cre¨® con el nombre de ?ngel Arroyo, el ¨ªdolo de la tierra, al que despu¨¦s siguieron Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez, Chava, y, un poco m¨¢s tarde, el bloque generacional formado por David Navas, Pablo Lastras, Curro Garc¨ªa y Paco Mancebo. Por eso, todo el mundillo del ciclismo daba por sentado que cuando le llegara el momento, su hijo Carlos Sastre, que tambi¨¦n formaba parte del Banesto amateur, dar¨ªa el salto al ciclismo profesional con el mismo equipo. As¨ª que el sobresalto no fue peque?o cuando en septiembre de 1997, en v¨ªsperas de la Vuelta que comenz¨® en Lisboa, Manolo Saiz anunci¨® el fichaje de Carlos Sastre por su equipo, el ONCE.
Una bomba. No hab¨ªa dos personas con ideas m¨¢s diferentes, con formas de ver m¨¢s opuestas, que Ech¨¢varri y Saiz, los dos pesos m¨¢s pesados del ciclismo espa?ol en los noventa. Un paso, pues, ins¨®lito el que dio Sastre, que, pese a tener s¨®lo 22 a?os, se mostraba ya, seg¨²n sus amigos de la ¨¦poca, como "un hombre con las ideas muy claras, de fuerte personalidad". El ciclista de El Barraco, nacido en 1975, no se sent¨ªa muy bien tratado en la cantera del Banesto, no, por lo menos, al mismo nivel que otros, que Mancebo y compa?¨ªa, que dieron entonces el salto. "En aquellos momentos estaba un paso por detr¨¢s de otros", recuerda Ech¨¢varri. "Evidentemente, visto c¨®mo est¨¢ ahora, nos equivocamos con ¨¦l. Nunca pensamos que se pudiera desarrollar hasta el nivel que tiene".
Tambi¨¦n se equivoc¨® con Sastre Manolo Saiz, pese a que al principio, cuando conoci¨® el ONCE, el ciclista abulense vivi¨® unos meses de fascinaci¨®n con el t¨¦cnico c¨¢ntabro, con sus m¨¦todos, su rigor, su organizaci¨®n, su cabeza privilegiada. Cuatro a?os despu¨¦s el idilio salt¨® hecho a?icos en el transcurso de una etapa pirenaica de la Vuelta. Beloki sufri¨® un desfallecimiento y Saiz orden¨® a Sastre que se quedara con el l¨ªder del ONCE. El abulense, que ten¨ªa aspiraciones propias, perdi¨® casi 20 minutos en aquella etapa. Al d¨ªa siguiente, en la cronoescalada de Andorra, qued¨® segundo tras su cu?ado, Jim¨¦nez, absoluta demostraci¨®n de que ten¨ªa capacidad para aspirar a todo. Poco despu¨¦s abandon¨® la ronda espa?ola y el equipo. Siguiendo los pasos de Jalabert, otro desenamorado de Saiz, fich¨® en 2002 por el CSC de Bjarne Riis.
Aunque siempre ha sido uno con creencias espirituales, su celo, casi su misticismo, crecieron, se aceleraron, durante los a?os de depresi¨®n profunda que condujeron a la muerte a Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez, Chava, hermano de su esposa. Fue un descenso a los infiernos personal que en 2003 acentu¨® su necesidad de buscar transcendencia a sus acciones, de creer en la necesidad de buscar un m¨¢s all¨¢ en la vida cotidiana. En la pared de su dormitorio colg¨® su lema: "Ilusi¨®n, respeto, sacrificio, sufrimiento", pr¨¢cticamente los mismos valores que figuraban en el maillot del equipo amateur que financi¨® hace un par de a?os a medias con su amigo Tyler Hamilton, patr¨®n de una fundaci¨®n de lucha contra la esclerosis m¨²ltiple, y que llevan a¨²n los chavales de la escuela de la pe?a ?ngel Arroyo, de El Barraco, que el pasado a?o pas¨® a denominarse Fundaci¨®n V¨ªctor Sastre.
La crisis que vivi¨®, que super¨®, durante el Tour de 2005, fue el ¨²ltimo hecho que contribuy¨® a la forja del car¨¢cter actual de Carlos Sastre, un ciclista serio y entregado. Solemne en sus declaraciones, pendiente s¨®lo del compromiso consigo mismo, convencido absolutamente de su verdad. "En el Tour de 2005", recordaba en la primera semana de esta edici¨®n, "lo pas¨¦ tan mal que pens¨¦ seriamente en dejar la bicicleta, abandonar el ciclismo. Por suerte, pude pasar esa crisis y en la Vuelta me recuper¨¦. Acab¨¦ en el podio. Recobr¨¦ la alegr¨ªa, el amor por el ciclismo". Recobr¨® la fuerza. Encontr¨® la madurez mental y atl¨¦tica. La primera le vali¨® para superar la exclusi¨®n de Ivan Basso, su l¨ªder en el CSC, al comienzo de este Tour. Pens¨® en abandonar en solidaridad, pero le convencieron de que siguiera. La segunda, reflejada en los primeros d¨ªas del Tour en la frase "estoy ante una oportunidad ¨²nica que no pienso dejar pasar", le condujo finalmente al cuarto puesto en un Tour que algunos d¨ªas so?¨® con ganar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.