La reconquista del centro hist¨®rico
Inmigrantes y nuevos artistas rebajan la edad media en el Madrid castizo
Saj Abedin vive en su casa con cinco personas m¨¢s: su mujer y otras dos parejas. Es de Bangladesh y tiene un peque?o colmado. Pagan 750 euros por un piso de 70 metros cuadrados en la calle Lavapi¨¦s. Est¨¢ encantado en el barrio. "Hay muchos inmigrantes y la vida as¨ª es m¨¢s f¨¢cil para nosotros", dice.
David vive con Terenia en 50 metros cuadrados de la calle Zurita. Ella es camarera y ¨¦l es socio de No pretendas, un estudio de realizaci¨®n y animaci¨®n. Va a todos lados con su vespa y ha viajado por media Europa con su furgoneta. Son j¨®venes, abiertos y, pronto, tambi¨¦n padres.
Lavapi¨¦s asiste a un proceso de gentrificaci¨®n. El t¨¦rmino es un neologismo que deriva de gentrification, que puede traducirse como ennoblecimiento. Como en otras ciudades, la inmigraci¨®n y los j¨®venes de clase media con profesiones liberales reconquistan los centros hist¨®ricos olvidados por las administraciones. Los artistas encuentran un sitio barato para montar estudios y viviendas, y los inmigrantes, un lugar ideal para que la casa no sea una losa insoportable a final de mes. El resultado son barrios como el Raval en Barcelona, Lavapi¨¦s en Madrid o Kreuzberg en Berl¨ªn. Puro mestizaje. Al final, sin embargo, tras convertirse en un lugar de moda y ocio la zona aumenta su valor urban¨ªstico y los m¨¢s desfavorecidos terminan siendo expulsados de la zona. El paradigma de este desenlace son los barrios de Nueva York de Soho o Williamsburg.
Por ahora, los restaurantes hind¨²es y las helader¨ªas modernas conviven con las teter¨ªas ¨¢rabes y los bares de copas de afamados cantantes. H¨¦ctor, un indigente cubano, duerme en medio de la plaza mientras en la calle Argumosa decenas de j¨®venes saborean c¨®cteles en las terrazas. "Cada vez viene m¨¢s gente modernilla al barrio, pero sigue siendo un sitio donde te tienes que relacionar por fuerza con el vecino. Vivimos pegados", cuenta David.
Con la llegada de los inmigrantes la zona se ha rejuvenecido enormemente en los ¨²ltimos a?os. A las seis de la tarde los ni?os juegan en las plazas y cualquier esquina sirve de improvisada porter¨ªa. El Centro Dram¨¢tico Nacional, el Museo Reina Sof¨ªa o la filmoteca convierten la zona en un foco cultural. Una ca?a, un euro.
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