Clinton, un vecino inc¨®modo
Inquilinos de Harlem se quejan del encarecimiento de las viviendas
Los vecinos de Harlem se revuelven contra Bill Clinton, el mismo al que la comunidad negra estadounidense consider¨® como su primer presidente de color. Son los mismos vecinos a los que el dem¨®crata quiso mostrar su solidaridad al establecer la oficina de su fundaci¨®n en el humilde barrio, hace seis a?os. Hoy Harlem est¨¢ de moda, y el precio de la vivienda ha subido tanto que muchos se ven obligados a mudarse a otras zonas donde pueden permitirse un techo digno.
Vivir en Nueva York es prohibitivo para la mayor¨ªa de las familias de clase media; sobre todo en la isla de Manhattan, donde el alquiler est¨¢ por las nubes. Por eso no extra?a que a la hora de buscar un apartamento en la Gran Manzana se vea a agresivos candidatos a inquilinos con las chequeras preparadas para abonar de un solo golpe, y sin rechistar, lo que piden. Algunos llegan a pagar hasta un a?o de alquiler por adelantado.
La llegada de Clinton a Harlem est¨¢ provocando que esa fiebre empiece a apoderarse de la capital negra de Estados Unidos, donde los vecinos con menos recursos sufren ya en sus propias carnes lo que supone para el bolsillo vivir en pleno coraz¨®n de Manhattan. Se calcula que desde 2000 el alquiler pr¨¢cticamente se ha doblado en la zona, del equivalente a 630 euros mensuales hace seis a?os por una habitaci¨®n hasta los 1.250. Y los precios de compra se han multiplicado por 10.
Ante esta espiral incontenible, la semana pasada varias decenas de personas negras, sobre todo mayores, se lanzaron a la calle para protestar ante la oficina de la Fundaci¨®n Clinton por el brusco cambio que est¨¢ experimentando su barrio. Como explica Nellie Bailey, del consejo de inquilinos de Harlem, se trataba de atraer la atenci¨®n hacia la crisis que sufre el barrio en cuanto al acceso a la vivienda por las familias menos pudientes y que est¨¢n en riesgo de quedarse sin techo.
Bailey espera que el ex presidente Clinton entienda los problemas a los que se enfrentan los vecinos del barrio, derivados de una falta de pol¨ªtica de vivienda que apoye a las clases m¨¢s bajas. Tal como indica Valerie Orriedge, la legislaci¨®n que hace tres a?os adopt¨® el Estado de Nueva York para controlar el alza del precio de alquiler no es suficiente para contener la espiral, y una diferencia de unos 250 euros d¨®lares supone una carga para estas familias que no pueden permitirse (el incremento est¨¢ fijado para este a?o en el 4,5% para los contratos de 12 meses, frente a los 2,75% del a?o pasado).
Desde la Fundaci¨®n Clinton se evita hacer comentarios sobre los argumentos esgrimidos durante la protesta, que se puede calificar de simb¨®lica en una ciudad en la que viven m¨¢s de ocho millones de habitantes. Pero la presi¨®n es intensa y la rabia de sus vecinos se hace sentir.
Harlem ha sido un barrio que ha sufrido importantes cambios en su historia. Tras la II Guerra Mundial hasta mediados de los noventa era zona acotada para afroamericanos e hispanos.
El repunte econ¨®mico que vive Nueva York tras la crisis del 11-S explica, seg¨²n los agentes inmobiliarios, esta efervescencia en Harlem, m¨¢s que la llegada de los Clinton a la zona. Es, dicen, una evoluci¨®n natural del mercado en la ciudad de los rascacielos y recuerdan que ese mismo apartamento en el barrio de Chelsea, en pleno coraz¨®n de Manhattan, se pagar¨ªa por m¨¢s de 2.000 euros mensuales. Por ello, Harlem supone una v¨ªa de escape para muchos neoyorquinos que no pueden permitirse vivir ya en la isla.
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