Buenos Aires:voluntad y representaci¨®n
Cumpliendo el designio de Schopenhauer, Buenos Aires es pura voluntad y pura representaci¨®n. Teatro grandilocuente, enorme escenario de s¨ª misma, en que se exhibe siempre la misma pomposa y desnuda ¨®pera: una Europa mejor que Europa, un Nueva York diez veces m¨¢s alto, unas c¨²pulas bizantinas que har¨ªan temblar a los bizantinos, todo m¨¢s grande, m¨¢s esplendoroso, m¨¢s sombr¨ªo.
Buenos Aires es una ciudad con vocaci¨®n de universo, que no quiere dejar salir al que inadvertidamente entra en ella. Arlt, S¨¢bato y Borges imaginaron que en el centro de Buenos Aires se preparaba una conspiraci¨®n mundial. Marcheal presinti¨® en medio de un suburbio la entrada al infierno. Buenos Aires es esa y otras grandilocuencias mal¨¦ficas pero tambi¨¦n es una cuidad de suburbios tranquilos y adormecidos. Una ciudad dulce incluso, que duerme la siesta y espera una nueva crisis que deshaga el delgado equilibrio entre el escenario -el centro en que se representa una y otra vez una ¨®pera cada vez m¨¢s rock- y los bastidores y camarines donde los cesantes toman mate en camiseta blanca.
La ciudad ha sido v¨ªctima de toda suerte de viajero. El m¨¢s incisivo ha sido sin duda V. S. Naipaul, que vio en Buenos Aires una enorme parodia sin mucho sentido.
La literatura chilena, por otra parte, no es pr¨®diga en viajeros. Se podr¨ªa citar como ejemplo de libro de viajes algunos reportajes de Joaqu¨ªn Edwards Bello -sobre todo su residencia en R¨ªo de Janeiro- y la fabulosa autobiograf¨ªa de Vicente P¨¦rez Rosales Recuerdos del pasado, donde viaja por R¨ªo, Europa y California en plena fiebre del oro y finalmente las selvas del sur de Chile donde se instalara una poderosa colonia b¨¢vara.
Rafael Gumucio acaba de publicar P¨¢ginas coloniales (Mondadori), donde escribe con humor y cr¨ªtica cr¨®nicas viajeras sobre ciudades como Buenos Aires, Madrid o Nueva York.
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