Un museo de Berl¨ªn permite asomarse a la vida en la RDA
A pocos metros de los restos del Palacio de la Rep¨²blica en Berl¨ªn acaba de abrir sus puertas el Museo de la RDA (www.ddr-museum.de). En ¨¦l se puede ver "de modo tangible el d¨ªa a d¨ªa de un Estado que ha pasado a la historia", seg¨²n explica su director Robert R¨¹ckel, y est¨¢ dirigido tanto a personas nost¨¢lgicas como a aquellos curiosos que tengan "un escaso o ning¨²n conocimiento de c¨®mo era la vida en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA)".
El museo, de car¨¢cter interactivo y multimedia, muestra objetos de la vida cotidiana como cuadernos escolares o porcelanas, pasando por productos de alimentaci¨®n, ropa, billetes de tren y autob¨²s y juguetes, entre muchos otros ¨²tiles en la vida cotidiana de la ex Alemania socialista. "El visitante puede pasear por el d¨ªa a d¨ªa de un ciudadano, puede tocar cosas, sentirlas, revivirlas", destaca R¨¹ckel. El nuevo centro muse¨ªstico est¨¢ dividido en 17 ¨¢mbitos: la frontera, Berl¨ªn, el tr¨¢fico, la Stasi, la compra, los productos, la construcci¨®n, la vivienda, la mujer y la familia, los medios, la educaci¨®n, el trabajo, la moda, la cultura, el ocio y las vacaciones. Su objetivo es despertar los sentidos, incluso el del olfato: huele a la RDA gracias a un desinfectante, o al olor de una barbacoa y de los condimentos culinarios.
Los berlineses han aportado para este museo creado por iniciativa privada unas 10.000 piezas. "Lo que se expone representa el 1% de lo que hemos reunido y que guardamos para futuras exposiciones", sostiene el director cient¨ªfico del proyecto, Stefan Wolle, el ¨²nico Ossi (persona de Alemania del Este) que forma parte de la direcci¨®n del museo. El n¨²mero de donaciones refleja el inter¨¦s de muchos alemanes por la desaparecida RDA. Peter Kenzelmann, un etn¨®logo del sur de Alemania se dio cuenta de esta "demanda del mercado" durante un viaje a Berl¨ªn y decidi¨® invertir 600.000 euros en la creaci¨®n de un museo.
Aunque el Museo de la RDA carece de cualquier reflexi¨®n sobre el sistema pol¨ªtico, el militarismo o la guerra fr¨ªa, al visitante le queda claro que la vida cotidiana de aquella sociedad que se rebel¨® en 1989 transcurr¨ªa bajo la bota de la autoridad. El a?o de la ca¨ªda del muro, 93.000 personas trabajaban para el ministerio de Seguridad Estatal, la Stasi. En la reproducci¨®n de uno de los despachos desde donde la Stasi controlaba permanentemente a los ciudadanos que consideraban sospechosos, unos auriculares permiten escuchar a los visitantes mientras pasean por una sala de estar t¨ªpica de la ¨¦poca instalada al otro lado de la pared.
La caracter¨ªstica m¨¢s importante de la vida planificada desde los despachos era la escasez, advierte el director. ?sta afectaba "tanto el consumo como la vivienda y la educaci¨®n". Los alemanes del Este hac¨ªan cola para comprar un pl¨¢tano. M¨¢s grave a¨²n para los alemanes era esperar m¨¢s de 15 a?os para obtener un coche Trabant que ni siquiera ten¨ªa medidor de gasolina.
"No queremos burlarnos de la RDA, y de ninguna manera de su gente", subraya Wolle, pero el buen humor siempre ha sido el arma m¨¢s eficaz para analizar dictaduras". Seg¨²n R¨¹ckel las autoridades no proyectaron un museo similar financiado con dinero p¨²blico, "porque no complacer¨ªan a todo el mundo como ser¨ªa su deber".
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