Dos reporteros en la Guerra Civil

La guerra de al lado. Con este titular en portada el diario Paris Soir anunciaba, en noviembre de 1938, la publicaci¨®n de una serie de reportajes sobre la Guerra Civil espa?ola escritos por Joseph Kessel, un c¨¦lebre periodista y escritor franc¨¦s que entonces ten¨ªa 40 a?os, e ilustrados por el fot¨®grafo Jean Moral, de 32 a?os.

Tomadas por Moral con sus c¨¢maras Leica y Rolleiflex, las instant¨¢neas de ese periplo por una Espa?a rep¨²blicana -sobre todo por Madrid- que agonizaba han sido rescatadas por Michel Lefebvre, periodista de Le Monde e hijo de un rep¨²blicano espa?ol que fue encarcelado en Burgos.

Fotograf¨ªas y textos period¨ªsticos de hace 68 a?os se alternan a lo largo de un libro publicado a finales de la primavera por la editorial Tallandier (Par¨ªs). Lefebvre, autor de un libro sobre las Brigadas Internacionales, introduce y contextualiza todo el material publicado por Paris Soir, al que a?ade textos in¨¦ditos de Kessel.

Im¨¢genes sorprendentes del comedor del hotel Ritz, cuyo plato ¨²nico del men¨² eran lentejas, y de espect¨¢culos de cabaret en un Madrid sitiado

Las cr¨®nicas de Joseph Kessel acercan al lector a "la infinita tristeza de un pueblo derrotado", explica el periodista e hijo de republicano Michel Lefebvre

Hay im¨¢genes sorprendentes de las fuentes de Cibeles o Neptuno enladrilladas para protegerlas de las bombas, del comedor del hotel Ritz cuyo plato ¨²nico del men¨² son las lentejas y de espect¨¢culos de cabaret en un Madrid sitiado y desmoralizado.

Las cr¨®nicas de Kessel acercan al lector a "la infinita tristeza de un pueblo derrotado", explica Lefebvre. El escritor/periodista tambi¨¦n le invita a una reflexi¨®n cr¨ªtica sobre el papel de la prensa, "tan pronta en saciar al p¨²blico con noticias sensacionalistas cuando la guerra estalla y tan pronta en desinteresarse del conflicto cuando surge otro acontecimiento".

Kessel no se dej¨® distraer. Regres¨® a Madrid, en barco, a trav¨¦s de Valencia, en febrero de 1939, un mes antes del fin de la guerra. Pero ya apenas hab¨ªa periodistas y era dif¨ªcil y arriesgado moverse. Abandon¨® la capital despu¨¦s de una cena con cuatro espa?oles que le preguntaron si no ten¨ªan cara de ser fusilados cuando Madrid cayese en manos enemigas.