As¨ª se captur¨® al 'capo dei capi' de la Mafia
Los polic¨ªas que detuvieron a Bernardo Provenzano revelan c¨®mo siguieron su rastro con c¨¢maras ocultas
Una bolsa de pl¨¢stico de los supermercados SPAR delat¨® al capo dei capi de la Mafia, Bernardo Provenzano, y acab¨® con sus 43 a?os de incre¨ªble huida. Un peque?o detalle, sobre el que se fija un ojo... y todo cambia. As¨ª fue cuando los investigadores de la polic¨ªa italiana vieron salir de la casa de Calogero Lo Bue, en Corleone, la que parec¨ªa la misma bolsita de pl¨¢stico que su hijo Giuseppe hab¨ªa recogido d¨ªas antes en casa de los familiares de Provenzano. ?Una coincidencia? ?O no? "Un pizzino [papelitos a trav¨¦s de los que el boss comunicaba con el exterior] se mete en un bolsillo, es imposible de seguir. Pero una bolsa no...", dice, en una conversaci¨®n telef¨®nica desde Italia, Renato Cortese, el jefe policial que entr¨® el primero en el refugio del boss, a poca distancia de Corleone, el pasado 11 de abril.
Tardar¨ªan meses en reconstruir todos los eslabones de la cadena hasta el refugio del capo. Y llevaban a?os intent¨¢ndolo. Siete, en el caso de Cortese. Pero el momento decisivo fue ¨¦se, esa bolsa saliendo... ?hacia d¨®nde?
"En enero de 2004 detuvimos a gran parte de la familia mafiosa de Villabate
[en la provincia siciliana de Palermo], la que ofrec¨ªa en ese momento protecci¨®n al boss", relata Gilberto Caldarozzi, el director del Servicio Central Operativo (SCO) de la Polic¨ªa, el hombre que coordin¨® la operaci¨®n. "Perdido ese apoyo, Provenzano decidi¨® volver cerca de Corleone, donde pod¨ªa contar con un ambiente de confianza absoluta, con el respaldo y la discreci¨®n de su gente".
El problema era la dificultad de operar en un territorio hostil, en el que ninguna cara nueva pasa inadvertida. "Empezamos a colocar videoc¨¢maras", recuerda Cortese, que tambi¨¦n pertenece al SCO. "Nos disfraz¨¢bamos de empleados de Telecom Italia o de la compa?¨ªa el¨¦ctrica y las instal¨¢bamos". Y a mirar, con paciencia. A discutir sobre lo filmado, con los miembros del equipo especial de b¨²squeda de Provenzano. Unos treinta hombres -al mando de Caldarozzi, Cortese y Giuseppe Gualtieri, de la polic¨ªa de Palermo, y de la fiscal¨ªa antimafia- que en los ¨²ltimos dos a?os y medio no han pensado en otra cosa que en detener al hombre que sustituy¨® en la c¨²pula a Tot¨° Riina tras su ca¨ªda en 1993. "Provenzano era el jefe, y lo fue hasta la captura, como demuestra la correspondencia que hemos encontrado en su refugio, procedente y dirigida a todos los m¨¢s altos mandos de la Cosa Nostra", observa Caldarozzi.
Las bolsas sal¨ªan de casa de Provenzano, se quedaban unos d¨ªas en casa de Lo Bue y luego pasaban por las manos de Bernardo Riina y Giovanni Marino, el titular de la finca donde se alojaba el boss. Entre los dos extremos del recorrido no hab¨ªa m¨¢s de cinco kil¨®metros. A veces tardaban m¨¢s de una semana en completarlo.
Una vez reconstruida la pista hasta el refugio de Montagna dei Cavalli faltaba por determinar si ¨¦se era el destino o una etapa m¨¢s del recorrido. "Empezamos a controlar el lugar. Una labor muy dif¨ªcil, porque se trata de una zona por la que no circula casi nadie", prosigue Caldarozzi. "Una intervenci¨®n inoportuna habr¨ªa quemado todo el trabajo".
Pero del escondite no sal¨ªa nadie. "Horas y horas de observaci¨®n. El que estaba dentro no sal¨ªa ni un minuto al d¨ªa. Provenzano viv¨ªa como una bestia en su cubil. Dorm¨ªa en un saco de dormir. Todas sus cosas estaban recogidas en pocas bolsas, listo para huir. Las ventanas, tapadas, para que de noche no saliera ni un rayo de luz. Creo que ese hombre es m¨¢s libre ahora en la c¨¢rcel de Terni [en el centro de la pen¨ªnsula] de lo que ha sido antes. Por lo menos puede ver a sus familiares tranquilamente", relata el director del SCO.
El d¨ªa 11 de abril, la en¨¦sima bolsa llega a su destino. Ya est¨¢ claro que no prosiguen nunca el camino. Se abre la puerta, hay alguien dentro. Ya est¨¢ bien. "Est¨¢bamos apostados en dos casuchas en los alrededores", cuenta Gualtieri desde Sicilia. "Nos lanzamos, con unos coches y una furgoneta". Poco personal, poco ruido, para evitar que se les note. En todo caso, est¨¢n tan cerca que en unos minutos alcanzan la finca.
"Cuando abr¨ª la puerta, ¨¦l estaba justo detr¨¢s", relata Cortese. "Intent¨® mantener cerrada la puerta, pero s¨®lo un momento. Entr¨¦. Despu¨¦s de a?os de tenerle en la cabeza, de buscar su mirada en la mirada de la gente con la que me cruzaba, lo ten¨ªa enfrente y era exactamente como le hab¨ªa imaginado. Tuvo un momento de sorpresa, pero enseguida se dio cuenta de que se hab¨ªa acabado su huida. No neg¨® ser ¨¦l [como se ha escrito en la prensa]. Era tan evidente todo, que hubiese sido una tonter¨ªa. Y no es tonto". En el rato que estuvieron juntos, Cortese -que tiene en su historial la detenci¨®n de capi mafiosi como Brusca, Aglieri e Vitale- pudo o¨ªrle varias veces invocar a Dios y la Virgen y pronunciar: "No sab¨¦is el error que est¨¢is cometiendo".
?D¨®nde estuvo y c¨®mo pudo escaparse durante 43 a?os? Caldarozzi avanza su punto de vista. "Creemos que, b¨¢sicamente, Provenzano se mantuvo en Sicilia todo este tiempo, en la provincia de Palermo. Y pudo escaparse por su bestial capacidad de aguante en condiciones de vida horribles. Provenzano es un campesino, y su forma de vida espartana le ha permitido no cometer errores. En todos estos a?os apenas vio a su familia".
La familia -mujer y dos hijos- aguant¨® durante todo esos a?os con inquebrantable firmeza. La polic¨ªa vigila estrechamente sus movimientos desde hace tiempo. "Nunca nada. No pudimos captar ni una palabra fuera de lugar... Los hijos aparentemente no llevan una vida relacionada con la Mafia. Pero est¨¢ bien claro que saben perfectamente qui¨¦n es su padre y han cuidado mucho el no dar pistas para capturarlo...", dice Caldarozzi.
Cortese, Caldarozzi y Gualtieri han sido recientemente ascendidos por m¨¦ritos extraordinarios.
Lo Piccolo y Messina Denaro, aspirantes a sucesor
"Es todav¨ªa pronto para afirmar con certeza cu¨¢les ser¨¢n los nuevos equilibrios en la Cosa Nostra tras la captura de Provenzano, pero est¨¢ claro que las figuras de Salvatore Lo Piccolo y de Matteo Messina Denaro son las de mayor envergadura", comenta Gilberto Caldarozzi, director del Servicio Centrale Operativo (SCO) de la polic¨ªa italiana.
El primero, explica, es un boss del ¨¢rea urbana de Palermo. El segundo, de Trapani, de la Sicilia occidental, "pero con fuertes proyecciones en Palermo".
Las maniobras de sucesi¨®n se est¨¢n produciendo con mucha cautela. "Ellos no saben exactamente lo que hemos encontrado en el refugio de Provenzano y por eso est¨¢n a la defensiva", prosigue Caldarozzi. "Adem¨¢s han aprendido bien la lecci¨®n, la estrategia de la inmersi¨®n. Saben que para sus actividades es mejor no hacer ruido, no llamar la atenci¨®n".
Las maniobras de sucesi¨®n fueron adem¨¢s duramente dificultadas por la operaci¨®n policial del pasado mes de junio, en la que se detuvo a unos cincuenta supuestos mafiosos. "Entre ellos", seg¨²n explica Raffaele Grassi, el dirigente del SCO que coordin¨® la operaci¨®n, "hab¨ªa 6 capi mandamento y 11 capi famiglia". Es decir, 'peces gordos'. "La capacidad de mediaci¨®n de Provenzano hab¨ªa suavizado en la ¨²ltima d¨¦cada las fricciones entre los clanes". El boss se preocupaba de que todos los grupos mafiosos tuviesen ingresos satisfactorios y de que las familias de los presos tuviesen el respaldo adecuado. "As¨ª evitaba que se abrieran grietas en la estructura", observa Caldarozzi. La filosof¨ªa del capo era la del "come y deja comer".
"El riesgo es que ahora, pese a saber que no les conviene, los grupos desaten una contienda por el poder. La operaci¨®n de junio, que ha diezmado particularmente la Cosa Nostra de Palermo, representa un freno importante a ello", prosigue Grassi.
Los expertos consideran probable que, tras las dos ¨²ltimas d¨¦cadas de dominio de los Corleoneses (Riina antes y Provenzano despu¨¦s), Palermo vuelva a ser el epicentro de la Cosa Nostra. Y que, gane quien gane, una vez establecida una nueva c¨²pula deber¨ªa mantenerse la estrategia de la inmersi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.