De h¨¦roes a villanos
Los esc¨¢ndalos de positivos, como el reciente caso de Gatlin, acaban con la credibilidad del deporte en Estados Unidos
Cuando los medios de comunicaci¨®n de Estados Unidos citaron a medios espa?oles con las primeras informaciones sobre el posible dopaje de Landis, la reacci¨®n entre algunos comentaristas fue proteccionista: mencionaban el legendario antiamericanismo franc¨¦s. "No dejes que los franceses acaben contigo", dec¨ªa un cartel en su pueblo natal. Ahora que Landis ha podido defenderse en p¨²blico, la sensaci¨®n es distinta. El posible dopaje de Landis y Justin Gatlin, campe¨®n ol¨ªmpico de los 100 metros en Atenas, da argumentos a quienes piensan que el uso de sustancias prohibidas est¨¢ fuera de control en el deporte.
"Si yo diera positivo, ser¨ªa un KO para este deporte", declar¨® con descaro Gatlin en mayo
"El dopaje afecta a todos los deportes. Afecta a la credibilidad ante los ni?os y los aficionados. Est¨¢ destruyendo el deporte en Estados Unidos". Este lamento corresponde a George Williams, el entrenador del equipo estadounidense de atletismo en los Juegos Ol¨ªmpicos de 2004. Williams confiesa que no se asombr¨® cuando escuch¨® el positivo por testosterona de Gatlin tras una competici¨®n por relevos en Kansas. S¨®lo unos d¨ªas despu¨¦s, Gatlin igual¨® el r¨¦cord del mundo a 9,77 segundos.
No es s¨®lo Gatlin y Landis, o Marion Jones, o Tim Montgomery, es todo el deporte el que est¨¢ en cuesti¨®n en Estados Unidos, el pa¨ªs en el que se han desarrollado no s¨®lo las sustancias de dopaje m¨¢s efectivas sino las m¨¢s complejas, las m¨¢s dif¨ªciles de detectar. "Dejamos que el problema del dopaje se nos fuera de las manos y ahora estamos pagando el precio", ha declarado Dick Pound, de la Agencia Internacional Anti Dopaje. "Estamos recogiendo la cosecha", asegura Pound.
Los casos de Gatlin, Landis y particularmente el del jugador de b¨¦isbol Barry Bonds han provocado un dolor especial en los amantes del deporte. Los tres ejemplos han transformado sus gestas en presuntas infamias y han convertido a sus protagonistas en antih¨¦roes. Bonds, implicado en el esc¨¢ndalo del laboratorio Balco con sus m¨²sculos imposibles y su aspecto artificial, rompi¨® hace dos meses el r¨¦cord de home-runs que manten¨ªa desde 1921 el legendario George Herman Babe Ruth, una figura que va m¨¢s all¨¢ de lo m¨ªtico en los seguidores del deporte en Estados Unidos. Cuando Bonds estaba a punto de conseguir su home-run n¨²mero 715, el que arrebat¨® a Babe Ruth su legado, los seguidores acud¨ªan al estadio con carteles en los que le ped¨ªan que no lo hiciera a base, presuntamente, de inyecciones y pastillas. "Babe Ruth logr¨® su r¨¦cord tomando s¨®lo cervezas y perritos calientes", dec¨ªa un cartel.
David Crary, un columnista de deportes, est¨¢ convencido de que el deporte en esta ¨¦poca parece destinado a provocar desilusi¨®n, la misma que dej¨® Zidane con su cabezazo final del Mundial. "Es una erosi¨®n de desconfianza que es devastadora, especialmente los ni?os, porque lo que aprenden es: 'No te f¨ªes de los jugadores. No te f¨ªes del deporte", escribe Crary.
El caso de Gatlin, de ser confirmado, proporcionar¨ªa un elemento m¨¢s de traici¨®n a los aficionados al atletismo: ¨¦l mismo se presentaba como un ejemplo de limpieza e intergridad. "S¨¦ lo que significar¨ªa si yo diera positivo. No es que tenga un gran ego, pero ser¨ªa un KO para este deporte", declar¨® con descaro a Sports Illustrated el pasado mes de mayo.
Quienes conocen la cuna del deporte estadounidense -los institutos y las universidades- creen que es ah¨ª donde nace esta cultura de competitividad extrema que desemboca en la ilegalidad.
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