Rock en la plaza del pueblo

- 1978. En 1978 se erradic¨® la viruela. Mueren dos Papas. El oficio de Papa pasa a ser, estad¨ªsticamente, uno de los m¨¢s peligrosos del mundo. La poli entra en la Plaza de Toros de Pamplona y se carga a un se?or de varios disparos al aire, esa sustancia que lo envuelve todo. Se crea y se vota la Consti del 78. Si escucha tertulias radiof¨®nicas, ya sabr¨¢ que es la mejor del mundo. Se present¨® y se presenta como ejercicio de responsabilidad del pueblo espa?ol en el que particip¨® todo el mundo. Esto ¨²ltimo es algo completamente cierto: el art¨ªculo 8? -el Ej¨¦rcito velar¨¢ por tu salud, etc¨¦tera- lleg¨® a la comisi¨®n constitucional en un sobre cerrado, con membrete militar. En otro orden de cosas, Los Tequila son los autores de la canci¨®n del verano. Y del invierno.

- El tequilismo. El tema Rock en la plaza del pueblo estaba destinado al ¨¦xito. En su letra no aparec¨ªa la palabra boina, pero s¨ª la alocuci¨®n plaza del pueblo, que ayuda. Los Tequila fueron la pera. Los escuchabas por la radio y una regi¨®n importante de tu coraz¨®n se alegraba. Esas cosas pasan peri¨®dicamente. Igual pas¨® en su d¨ªa con Mach¨ªn o el gas¨®geno. Sea como sea, las protochicas estaban majaras por ellos. Los compa?eros de la clase de mi hermano mayor, tambi¨¦n. Un d¨ªa Los Tequila tocaron en el pueblo de al lado. Y los de la clase de mi hermano fueron en masa. El lunes explicaban, alucinados, la experiencia en el patio del cole. Un concierto de rock en los setenta: a) val¨ªa una pasta, b) la gente se sentaba en sillas y mov¨ªa la cabeza y las manos, c) las rese?as orales consist¨ªan en describir c¨®mo iban vestidos los pollos que tocaban. Puedo asegurar que uno de los Tequila llevaba, en aquel concierto, unos pantalones verdes.

- No s¨¦ usted. Tengo 13 tacos. El personal se encierra en la iglesia y jura en arameo -A-ba-ni-bi o-bo-e-bev- cuando habla de los Pactos de La Moncloa. Los ni?os estamos m¨¢s contentos que una anchoa con los pactos de la etc¨¦tera, que han posibilitado que juguemos al f¨²tbol en una iglesia. Me cogen y me llevan a Par¨ªs, a ver al t¨ªo Crist¨®bal, seriamente herido de c¨¢ncer. En el trayecto, muerto de aburrimiento, ojeo una revista de pap¨¢. Cambio16. No est¨¢ nada mal. Leo que Fiebre del s¨¢bado noche es el tema, o que en UK ha salido una cosa que se llama punk. Parece divertida. La conexi¨®n espa?ola es un tipo que se llamaba Ramonc¨ªn. A¨²n dura, y dura. Como, snif, su generaci¨®n, tal y como les dec¨ªa ayer. Bueno. Par¨ªs. En los Champs ?lys¨¦es veo mi primera chica punk. Es absolutamente bella. Tengo muchas ganas de hablar con mi t¨ªo, a quien apenas conozco. Lo hago durante cinco minutos, en su habitaci¨®n. Hablamos de sedales de pesca, un tema que ambos desconocemos. Pillo a mi primo Jean, hablando con mi padre sobre su padre. "Ha perdido toda su vida, ?c¨®mo se puede sentir despu¨¦s de esta tomadura de pelo?". En este viaje escucho palabras que no hab¨ªa escuchado antes. Como Mauthausen. Mientras comemos, mi padre, de vez en cuando, se mosquea y manda parar. Est¨¢ escuchando Hora 14, que cada d¨ªa informa de la comisi¨®n constitucional. Un d¨ªa cerr¨® la radio. "Nos van a tomar el pelo", dijo. Yo le miraba. Gastaba la cara desorientada de persona a la que le hab¨ªan tomado el pelo. Mi padre, igual miraba la cara de mi abuelo, ya muerto, a quien no le hab¨ªan tomado el pelo, sino la cabellera. Literalmente. Su pa¨ªs no exist¨ªa. Hab¨ªa sido exterminado o se estaba muriendo. En Par¨ªs y M¨¦xico.

- Canciones. Blame it on the boggie, de The Jaksons, cuando Michael Jackson era tan peque?o que no le gustaban los ni?os, sino los cigotos; La de la mochila azul, del ni?o Pedrito Fern¨¢ndez, canci¨®n que, por su t¨ªtulo, en 2006 estuvo a punto de convertirse en himno oficioso del PP; YMCA, de los Village People, grupo que hoy en d¨ªa, que ya ni dejan fumar, hubiera sido ilegalizado; La gallina co-co-ua-ua, de Enrique -esa generaci¨®n es incombustible, ya digo- y Ana.