Cielo abierto a J¨²piter, Albireo y la Luna
800 personas acuden a la observaci¨®n nocturna de las estrellas organizada por el museo CosmoCaixa en Alcobendas
Una galleta partida por la mitad, un queso gruy¨¨re, una mancha gris y blanca. ?stas fueron algunas de las expresiones m¨¢s pronunciadas ayer en el observatorio de CosmoCaixa, en el Museo de la Ciencia de Obra Social de la Caixa en el municipio de Alcobendas. M¨¢s de 800 personas se acercaron ayer a saborear las estrellas, la luna y los planetas.
A cielo abierto, seis telescopios apuntaban a la estrella doble de Albireo, el planeta J¨²piter y la Luna. "Venimos desde Toledo a mirar, aunque sea por unos minutos el cielo", coment¨® ayer ?ngel Ruiz, profesor de f¨ªsica en un instituto de Toledo. Sus hijos, Jorge y ?lvaro, miraban embelesados las estrellas mientras esperaban, no sin signos de impaciencia, en la cola que les separaba de los telescopios. Y es que ayer noche, en el patio de CosmoCaixa, se contaban casi tantos asistentes como estrellas hab¨ªa en el cielo.
"Esto es un regalo para los ojos", sentenci¨® una de las mujeres que asisti¨® al acto
"Mira, pap¨¢, dos puntos amarillo y azul iluminan la galaxia". Elena observa entregada el sistema de Albirio: dos estrellas que gravitan unidas "como los buenos matrimonios" en palabras de Paco Torrubiano, uno de los expertos del Centro Astron¨®mico de ?vila, que pusieron nombre y explicaci¨®n a todos esos "puntitos" multicolores que titilaron ayer sobre las cabezas de los asistentes.
"?Se escapa!", exclam¨® visiblemente preocupado, Miguel, un ni?o de siete a?os de Alcobendas mientras miraba por el telescopio J¨²piter, el planeta m¨¢s grande de la galaxia. "Eso es porque nuestra ¨®rbita se mueve", le tranquiliz¨® Jos¨¦ Ripero, presidente del Centro Astron¨®mico de ?vila. Detr¨¢s de Miguel, dos ni?as, Camila, de tres a?os, y Paloma, de seis, trepan sobre una banqueta con la ayuda de sus padres. Un redondo blanco, con dos rayas marrones y cuatro puntos brillantes, dos a cada lado. Una estampa digna de Malevich, pero se trata de J¨²piter y de sus cuatro lunas, que Galileo descubri¨®, como se?al¨® Ripero, con un telescopio "mucho peor" que los que ayer plantaron los seis astr¨®nomos del centro de ?vila en el CosmoCaixa.
"Un regalo para los ojos", sentenci¨® Soledad Mart¨ªn, de 60 a?os, que hab¨ªa acudido al lugar para dejarse "seducir por los sue?os que habitan las galaxias", junto a su hijo pol¨ªtico ?scar. Maxi y Arancha, de 29 y 30 a?os, respectivamente, devoraron el cielo de Alcobendas juntos: "Nos hemos escapado del trabajo un rato antes; no quer¨ªamos perdernos la Luna a trav¨¦s de un telescopio", afirmaron.
Seg¨²n Ripero, la noche de ayer no fue de las "mejores" para admirar los astros: viento y contaminaci¨®n lum¨ªnica cegaron el paisaje lunar. Lo que no enturbi¨® la mirada de los ni?os, adultos y mayores, que entre suspiros, exclamaciones y admirativos contemplaron los cr¨¢teres y los mares de la Luna por el telescopio. "Sin duda, lo mejor. Me marcho satisfecho", dijo ayer Carlos, uno de los asistentes que no dud¨® en hacer cola durante una hora. "Pero, mami, ?d¨®nde est¨¢ la otra mitad de la Luna?", se pregunt¨® ayer Felipe, un ni?o de ocho a?os. La Luna, como dijo Ripero, ayer era creciente, y le "faltaba una mitad".
En septiembre, los aficionados al "arte" de la astronom¨ªa podr¨¢n tocar en Alcobendas la Luna; en noviembre, Saturno.
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