Los Sant¨ªsima Trinidad y los tres fantasmas
La Inquisici¨®n. Tampoco era un mal tema de verano. Verano-hoguera-calor: buena asociaci¨®n. Refrescante. En la Universidad Men¨¦ndez Pelayo ten¨ªa lugar un curso sobre Problemas hist¨®ricos de la Inquisici¨®n espa?ola, y nos plante¨¢bamos -ya eran ganas de cuestion¨¢rnoslo todo- si el Santo Oficio "condicion¨® o no la viabilidad de una ciencia espa?ola". Que se lo preguntaran a Miguel Servet, m¨¦dico, matem¨¢tico, te¨®logo, que se pas¨® media vida huyendo del Santo Tribunal, hasta el punto de que se cambi¨® hasta el nombre, a ver si despistaba a los cancerberos de la fe.
Claro que Servet se la iba buscando: primero, por describir la circulaci¨®n de la sangre, sin red ni nada, cuando aqu¨ª no circulaba m¨¢s sangre que la que dijera la Inquisici¨®n; segundo, por no entender lo de la Sant¨ªsima Trinidad, quiz¨¢ pensando que eran Rajoy, Acebes y Zaplana (Servet la defin¨ªa como "los tres fantasmas"). Y por negar el ritual del bautismo. Por ¨¦stas y por muchas barbaridades m¨¢s, le persigui¨® y detuvo aqu¨ª el Santo Oficio y, cuando se escap¨® de la c¨¢rcel, le quemaron en efigie, una especie de vud¨² a la espa?ola. La aut¨¦ntica hoguera se la propinaron luego en Ginebra los calvinistas, que tambi¨¦n eran muy simp¨¢ticos.
O sea, que quiz¨¢ la Inquisici¨®n s¨ª condicion¨® la viabilidad de la ciencia espa?ola. Y europea: Galileo, Cop¨¦rnico, Giordano Bruno, sin ir m¨¢s lejos.
En las p¨¢ginas pol¨ªticas d¨¢bamos cuenta de una cena en casa de Joaqu¨ªn Garrigues Walker entre primeros espadas de varios partidos para "discutir la posible redacci¨®n de un borrador de Constituci¨®n". Hay muchos espa?oles que han nacido ya con ella, y no se hacen idea de cu¨¢ntas fatigas y sudores, cu¨¢ntas cenas -y desayunos, y meriendas- cost¨®. Garrigues cocin¨® esa noche para Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, Ra¨²l Morodo, Fernando ?lvarez de Miranda, ??igo Cavero, Joaqu¨ªn Satr¨²stegui, Joan Revent¨®s, Ram¨®n Tamames, Manuel Azc¨¢rate y Carlos Ollero, entre otros. "A ¨²ltima hora disculp¨® su asistencia Felipe Gonz¨¢lez, secretario general del Partido Socialista Obrero Espa?ol". Se qued¨® sin cenar.
En Madrid, un ciudadano hab¨ªa sido "apu?alado por no querer invitar a unas copas". A nadie debe apu?al¨¢rsele, pero tampoco se puede ser tan taca?o. ?ste, tan mirado, y Joaqu¨ªn Garrigues echando la casa por la ventana.
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