La familia de Llid¨® acoge con cautela el posible desafuero de Pinochet
"Se morir¨¢ sin responder por nada", cree la hermana del sacerdote
La familia del sacerdote valenciano Antoni Llid¨®, desaparecido en Chile en 1974, ha recibido con satisfacci¨®n pero tambi¨¦n con escepticismo el posible desafuero de Augusto Pinochet, solicitado el lunes por el juez chileno Jorge Zepeda a la Corte de Apelaciones de Santiago. La hermana de Antoni, Pepa Llid¨®, recordaba ayer que, diga lo que diga el tribunal, una de las partes podr¨¢ recurrir todav¨ªa a la Corte Suprema; "y ya veremos lo que dice. As¨ª llevamos a?os y a?os y al final se morir¨¢, sin responder por nada", afirmaba.
M¨¢s que salvar almas, le preocupaba salvar a las personas, dice su familia
Esos "a?os y a?os" suman casi 32. El tiempo que hace que Llid¨® fue detenido por el r¨¦gimen del general Pinochet; y el tiempo que su familia lleva luchando, por la v¨ªa diplom¨¢tica y judicial, primero, para pedir su liberaci¨®n, y luego, para conocer el lugar donde fue enterrado y para exigir el castigo a los responsables. La decisi¨®n del juez Zepeda responde a una querella presentada por la familia, en Chile y en Espa?a, en 1996, que fue refundida con otra interpuesta por curas chilenos y espa?oles en 2002. Si la Corte de Apelaciones retira la inmunidad al ex dictador, se abrir¨ªa la puerta a su enjuiciamiento.
Llid¨® naci¨® en X¨¤bia, el 29 de abril de 1936. Fue ordenado sacerdote a los 20 a?os. A pesar de la ¨¦poca y del contexto le preocupaba la justicia social. M¨¢s que salvar almas, dice su hermana, Llid¨® estaba interesado en salvar a las personas. Por eso decidi¨® marcharse a trabajar a Chile en 1969, a los barrios pobres de la poblaci¨®n de Quillota, di¨®cesis de Valpara¨ªso, 100 kil¨®metros al norte de Santiago. "Ya se fue concienciado, pero delante de la injusticia que estaba viviendo, fue implic¨¢ndose cada vez m¨¢s", explica su hermana. "Empez¨® en Cristianos por el Socialismo, estuvo en el MIR [Movimiento de Izquierda Revolucionaria] local, y despu¨¦s tuvo responsabilidad regional y nacional".
Asisti¨® a la victoria electoral de Salvador Allende, y al golpe de Estado que acab¨® con su gobierno el 11 de septiembre de 1973. Llid¨® no quiso abandonar Chile, aunque su nombre apareci¨® desde el principio "en bandos que ped¨ªan que se entregase". "Nos dijo claramente que no se marchaba porque eso ser¨ªa como traicionar al pueblo con el que hab¨ªa estado. No quer¨ªa irse y que ellos se quedaran", dice Pepa. Pas¨® a la clandestinidad.
Al sacerdote le gustaba escribir. Muchas de sus cartas fueron recogidas en 1999 en el libro Antoni Llid¨®: Epistolari d'un comprom¨ªs, editado por T¨¤ndem. La ¨²ltima carta que envi¨® a la familia estaba fechada en septiembre de 1974. Posteriormente la informaci¨®n va haci¨¦ndose m¨¢s confusa.
"Lo detuvieron el 1 de octubre. El d¨ªa 9 o una cosa as¨ª nos lleg¨® la carta de un compa?ero que viv¨ªa con ¨¦l en la clandestinidad, en la que nos dec¨ªa que el d¨ªa 1 no lleg¨® a la casa. Ellos ten¨ªan unas reglas; si a esta hora no he llegado... Y no lleg¨®. Al d¨ªa siguiente hicieron gestiones, presentaron un habeas corpus, aunque no admit¨ªan ninguno, preguntaron en los hospitales. Y no aparec¨ªa. Pensaron que lo hab¨ªan detenido y fue cuando nos avisaron para que desde aqu¨ª tambi¨¦n lo reclam¨¢semos".
"No est¨¢ claro c¨®mo lo detuvieron. No se sabe si fue un allanamiento en una casa, aunque seguro que no fue en un enfrentamiento. Quiz¨¢ en un control de calle, no hay ning¨²n sitio donde lo diga. Pero fue en Santiago". Ser apresado en Chile por la Polic¨ªa era entonces f¨¢cilmente sin¨®nimo de torturas, en otros casos de desaparici¨®n. "Lo llevaron a Jos¨¦ Domingo Ca?as. Lo sabemos porque all¨ª hab¨ªa otra gente detenida que m¨¢s tarde sali¨® en libertad y han dado testimonio de que estuvo all¨ª, y que tal d¨ªa lo sacaron y lo llevaron a Cuatro ?lamos, que era otra casa de detenci¨®n. De all¨ª tambi¨¦n tenemos testimonios de que estuvieron con ¨¦l, en tal celda, y de que el d¨ªa 25 de octubre lo sacaron a ¨¦l y a varios m¨¢s y ya no sabemos nada de ning¨²n otro sitio. Desde ese d¨ªa ya no sabemos nada m¨¢s de ¨¦l".
Ni rom¨¢ntico, ni heroico
El compromiso social de Antoni Llid¨® evolucion¨® desde su ¨¦poca de p¨¢rroco en Quatretondeta y Balones, dos peque?as poblaciones de la comarca de El Comtat, donde impuls¨® un proyecto educativo para los chavales, hasta sus ¨²ltimos a?os en Chile. Se integr¨® all¨ª en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), un grupo nacido antes de la victoria de Salvador Allende y que combati¨® despu¨¦s con armas al r¨¦gimen de Pinochet.
El sacerdote, recuerda su familia, es uno de los pocos casos que vinculan directamente al dictador con casos de tortura. Reunido con un grupo de obispos que se mostraban preocupados por varios detenidos, entre ellos Llid¨®, el dictador, al mostrarle una foto de ¨¦l dijo: "No es un cura, es un marxista. A los marxistas hay que torturarlos porque de otra manera no cantan", seg¨²n declar¨® judicialmente el obispo luterano alem¨¢n Helmut Frenz.
En la ¨²ltima carta que envi¨® a su familia, en septiembre de 1974, Llid¨® dec¨ªa: "No quiero ponerme dram¨¢tico pero alguna vez hay que decirlo. Si algo malo me ocurriera quiero que tengan claro que mi compromiso con esto que hago ha sido libremente contra¨ªdo, con la alegr¨ªa de saber que esto es exactamente lo que me corresponde hacer en este momento. Desp¨®jenlo, en lo posible, de todo signo rom¨¢ntico o heroico. La tarea diaria carece, por suerte, de ambas cosas. Es un trabajo met¨®dico, cient¨ªfico en lo posible, peligroso si se quiere, pero con las caracter¨ªsticas de cualquier otro trabajo, o sea, mon¨®tono hasta cierto punto, sin ¨¦xitos espectaculares, disciplinado.
El miedo est¨¢ presente en todo momento y en cada uno de nosotros porque ninguno somos h¨¦roes de pel¨ªcula. Lo que ocurre simplemente es que todos nos negamos a aceptar que ese sentimiento sea condicionante y nos impida realizar aquello que, 'con la cabeza fr¨ªa y el coraz¨®n caliente', entendemos que debe ser hecho...".
La detenci¨®n del sacerdote se produjo el 1 de octubre. El 17 de ese mes se produjo la primera gesti¨®n oficial (una comunicaci¨®n verbal de la embajada espa?ola al Ministerio de Exteriores chileno) para pedir su liberaci¨®n. Comenzaba una interminable sucesi¨®n de peticiones de justicia que tuvo el lunes un nuevo cap¨ªtulo.
La batalla paralela la ha dado la familia, en contra del olvido. En 1999 se public¨® un libro con sus cartas y se present¨® el documental Queridos todos, rodado por su sobrino, Andreu Zurriaga. La hermana del sacerdote, Pepa Llid¨®, es pesimista sobre la obtenci¨®n de justicia, pero en cuanto al reconocimiento a?ade: "La verdad es que en eso s¨ª que hemos avanzado, muy poco a poco, pero hemos avanzado. Desde que dec¨ªan (su propio obispo) que todo era invento m¨ªo".
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