Despu¨¦s de Fidel

Todos sabemos, con esa certeza que nos dan los procesos hist¨®ricos, que cuando Fidel Castro muera ser¨¢ casi imposible que el sistema implantado en Cuba sobreviva. Bien, ante esa realidad los cubanos y la comunidad internacional deber¨¢n andar con pies de plomo para evitar un colapso como el acaecido en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. El ejemplo sovi¨¦tico nos muestra c¨®mo no han de hacerse las cosas. La privatizaci¨®n descontrolada y apresurada, la desmantelaci¨®n de estructuras de cobertura social arraigadas en el imaginario colectivo y la falta de transparencia en dicho proceso, han dado lugar a una de las sociedades m¨¢s podridas de la actualidad. Adem¨¢s, ha de tenerse en cuenta que la Uni¨®n Sovi¨¦tica no estaba a unos escasos kil¨®metros de EE UU, como en el caso cubano, lo que nos hace presuponer, por evidencias hist¨®ricas y no por malicia, que las autoridades norteamericanas tratar¨¢n de interferir soterradamente en dicho proceso, am¨¦n de todos los cubanos que reclamar¨¢n sus pertenencias prerrevolucionarias. Ello, sumado al odio arraigado al "imperialismo yanqui" y a los "disidentes batistianos", puede llevar a un enfrentamiento civil. Y sin Fidel en el reparto es f¨¢cil adivinar el escenario, los actores y el director de esa obra.

Los rusos se abalanzaron sobre la tarta del capitalismo, empach¨¢ndose, enfermando. Esperemos que los cubanos s¨ª sepan distinguir entre consumismo y democracia.