Escuela de calor

- 1984. Se estrena Pesadilla en Elm Street, peli de adolescentes y con tantas entregas en el tiempo que, si exceptuamos los tacos, recuerda a Verano Azul. Los tribunales espa?oles especifican que no es delito abortar en el extranjero. Aqu¨ª no s¨®lo est¨¢ perseguido, sino que, adem¨¢s, es muy caro. El paro y la guerra nuclear son las dos grandes preocupaciones ciudadanas. Si lo fueran tambi¨¦n los replicantes, esto ser¨ªa como Blade Runner, pero con boina. La guerra fr¨ªa del paro afecta, en todo caso, a casi un 20% de la poblaci¨®n hipot¨¦ticamente activa. Sin lugar en el mundo. Como los Nexus-6. Por lo dem¨¢s, es un a?o tan aburrido que, incluso, a) triunfa el cubo de Rubik y b) alguien se inventa, Zzzz, Le Cirque du Soleil, y cuela. En otro orden de cosas, la canci¨®n del verano fue Escuela de calor, de los Radio Futura.

- HISTORIAS DE LA RADIO FUTURA. Radio Futura se inici¨® como un grupo postmodern al uso. Es decir, con un casting. Como las Spice Girls, como Miss Camiseta Mojada Torrevieja 2006. O como el Premio Planeta. Sacaron el disco y el peinado preceptivo y, posteriormente, desaparecieron preceptivamente. Un tiempo despu¨¦s apareci¨® Radio Futura 0.2. Nada que ver con la versi¨®n 0.1. Eran m¨²sicos. Y, encima, sintonizaban con una arruga en el cerebro, que igual se llama ¨¦poca. Este verano, no obstante, sintonizaron tambi¨¦n con otra arruga del cerebro, m¨¢s grande, menos ¨¦pica, y no menos dif¨ªcil de formular, que se llama canci¨®n-del-verano. De hecho, si uno se fija, Escuela de etc es una canci¨®n del verano al uso -no dice nada, lo reitera; esto es una escuela de calor de la misma forma que Esteso quer¨ªa a Ramona, por saturaci¨®n-. Pero es una canci¨®n del verano con unas dosis de belleza impresionante. La belleza es una cosa rar¨ªsima. Tanto como la fealdad.

- LA BELLEZA. Hace tres a?os lleg¨® a casa Triunfo. En su separata literaria lleg¨® una primicia de Belver Yin, de Jes¨²s Ferrero. Una novela de chinos y de chinas que acaban en pelotas. El resultado era una belleza inusual. A m¨ª me impresion¨®. Estaba a a?os luz de las novelas de discogr¨¢fica independiente que entonces aparec¨ªan. Sinopsis de todo ello: h¨¦roe del 68 venido a menos que a) se enamoraba de la se?ora menos recomendable o, b) presenciaba un asesinato. O incluso a) mientras b). Aquella novela de chinos era un correctivo de cierta cosa social de cercan¨ªas, que aburr¨ªa hasta las ovejas. Se vendi¨® como polos. Era el inicio de algo. Tres a?os despu¨¦s, no obstante, segu¨ªan apareciendo novelas de chinos. Incluso, sin chinos. Es decir, en las Quimbambas de la realidad. La realidad, en aquellos momentos, era una reconversi¨®n industrial de novela de Zola, los GAL y una serie de rarezas pol¨ªticas e informativas que ten¨ªan que ver con el refer¨¦ndum de la OTAN. La belleza imped¨ªa ver la fealdad. Del Estado. La cultura espa?ola, tal y como hab¨ªa/ha quedado, ten¨ªa m¨¢s que ver con la transi -un ejercicio de cohesi¨®n, de no criticar, de no desautorizar ni de co?a lo que hay- que con la Guerra Civil, que ya no pinta nada.

- NO S? USTED. Tengo 19 tacos. Descripci¨®n facu de letras. Hemos ido a parar a ella todo el cintur¨®n de Gotham City. Y una se?orita que est¨¢ que quita el hipo, y que debe de ser del cintur¨®n de Saturno. Los profes, en lo que tal vez es una met¨¢fora del nuevo rol de la cultura, est¨¢n como deprimidos. Algunos, incluso, imparten la clase con gafas de sol. De vez en cuando nos recriminan no haber hecho la revoluci¨®n. Se comportan como si la hubieran hecho ellos. Por las tardes soy yo el que hago chapuzas. Voy a las casas a hacer chapuzas. La leyenda urbana -y la trama del 90% de las pel¨ªculas guarris- dice que cuando vas a hacer chapuzas a una casa, la se?ora de la casa te brinda un trato especial. Es cierto. A la media hora de estar dale que te pego montando una estanter¨ªa pre-Ikea, se acerca. Se sienta. Y empieza a llorar mientras te habla de lo que le hace la vida. Socorro. Interra¨ªl. Me voy a UK, a aprender ingl¨¦s. Pero aprendo, como todo el mundo, italiano.