Por una ley de v¨ªctimas digna
En julio de 1936, mi abuelo Gregori Femenia, de Sagra, ten¨ªa 21 a?os, pero ya era cabeza de familia. Su padre hab¨ªa muerto y le tocaba trabajar como jornalero y llevar a casa el sustento de su madre y sus dos hermanos peque?os. En esa fecha, mi abuelo Tono Maria, del R¨¤fol d'Alm¨²nia, ten¨ªa 34 a?os, esposa y una hija peque?a. Y ya sabemos qu¨¦ pas¨® en Espa?a a partir de ese 17 de julio. Unos militares rompieron su juramento y la voluntad popular y cambiaron la vida de millones de personas.
?C¨®mo reparar¨¢ la nueva ley de las v¨ªctimas de la Guerra Civil y la dictadura el da?o que sobrevino a mi familia cuando mis abuelos tuvieron que abandonar sus casas y a sus seres queridos para luchar por la Rep¨²blica leg¨ªtima que los traidores quer¨ªan derrocar? Mis dos abuelos y mi abuela, Consuelo Segu¨ª, ya han muerto, pero creo que se merecen una reparaci¨®n.
En febrero de 1938, durante la contraofensiva rebelde en Teruel, mi abuelo Gregori es hecho prisionero por las tropas franquistas. Su familia estuvo casi dos a?os sin saber si estaba vivo o muerto. Mi abuela, Milagro Ferragut, estuvo todo ese tiempo saliendo de casa s¨®lo a trabajar en el campo. Estaba de duelo. Ahora tiene 90 a?os, y me parece que ya es hora de que alguien le diga, aunque s¨®lo sea de palabra, que destrozarle la juventud fue un acto criminal e ilegal.
Mi padre naci¨® en 1940 y mi madre en 1944. Tuvieron una infancia con poca comida, muchas estrecheces y unos padres ausentes largas temporadas por tener que emigrar cuando no hab¨ªa jornales en el pueblo. As¨ª y todo, felices, porque los ni?os s¨®lo necesitan el amor de sus padres y sus hermanos para serlo, y eso no les falt¨® nunca.
Desde aqu¨ª pido al presidente del Gobierno y a todos los grupos parlamentarios que, de una vez por todas y antes de que la generaci¨®n que sufri¨® la guerra desaparezca, las Cortes Generales aprueben una ley digna que repare, aunque sea de palabra, todo el da?o que se produjo como consecuencia de la sublevaci¨®n.
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