El tercer muro no se ve, se siente
Nunca ha sido Jerusal¨¦n la alegr¨ªa de la huerta. La santidad y el jolgorio andan a la gre?a. Hoy deb¨ªa celebrarse la World Pride, la marcha del Orgullo Gay. El a?o pasado ya tuvo lugar una versi¨®n local, y los cada vez m¨¢s influyentes ultraortodoxos jud¨ªos, y en esto van de la mano con el Mufti y los imanes musulmanes, pusieron el grito en el cielo. "Bienvenidos a Sodoma y Gomorra", rezaba una pancarta colocada para dar la bienvenida a gays y lesbianas que acud¨ªan desde Tel Aviv, la capital de la depravaci¨®n a ojos de los fan¨¢ticos. Desfilaron y alguno fue apu?alado por un extremista. Ahora han sido armas de gran envergadura las que ha forzado la suspensi¨®n de la manifestaci¨®n. No est¨¢ el horno para bollos en jornadas en las que se entierran a las v¨ªctimas de la guerra contra Hezbol¨¢ y cuando casi cada vecino hebreo tiene un allegado en el frente.
Jerusal¨¦n es manejable por su tama?o y poblaci¨®n, 700.000 habitantes. Pero la amabilidad no es su fuerte. Un abismo respecto a la marchosa y mediterr¨¢nea Tel Aviv, a s¨®lo 60 kil¨®metros, o al car¨¢cter acogedor de los lugare?os de los kibutzim del norte. Es una ciudad plagada de muros. Los hay que se ven: el de las Lamentaciones y el de hormig¨®n que Israel construye al este, norte o sur de la ciudad santa, para apropiarse del territorio palestino que le viene en gana, se alzan imponentes.
Hay, sin embargo, otra barrera invisible que se siente cada minuto vivido en la "capital eterna e indivisible de Israel", seg¨²n reza la tesis oficial desde que el Estado jud¨ªo anexion¨® en 1981 las tierras conquistadas en 1967. Y corre precisamente esa barrera de odio y resentimiento a lo largo de la que fue frontera antes de la llamada Guerra de los Seis D¨ªas. El desconocimiento del otro es apabullante en amplias capas de la poblaci¨®n israel¨ª. Una ignorancia muchas veces elegida. Elinor, de 25 a?os, vive en las cercan¨ªas de la ciudad. "Nunca he pisado Jerusal¨¦n Oriental. S¨®lo voy una vez al a?o al Muro de las Lamentaciones", dice. No es Elinor ni mucho menos una excepci¨®n. De capital unida, nada de nada. Basta comprobar el nivel de los servicios que el Ayuntamiento -dirigido por Uri Lupoliansky, un ultraortodoxo que rechaza dar la mano a las mujeres- presta en uno y otro lado. O tratar de desplazarse de la parte jud¨ªa a la ¨¢rabe.
"Voy al hotel Meridien, en Jerusal¨¦n Este", se pide al taxista israel¨ª. "All¨ª no voy", responde sin m¨¢s explicaciones. Tampoco son necesarias. No se desplazan la gran mayor¨ªa de ellos -salvo si son ¨¢rabes- al Monte de los Olivos, a ning¨²n lugar poblado por palestinos. Ni siquiera hasta el control del Ej¨¦rcito hebreo en Kalandia, a 10 kil¨®metros de Jerusal¨¦n. Otro taxista observa el muro de cemento y las casas palestinas detr¨¢s y se arrepiente de haber aceptado la carrera hasta Kalandia. "No me paguen, pero yo no sigo, no sigo. Palestinos, pum, pum". Toca caminar el ¨²ltimo kil¨®metro. Tampoco intente moverse de una mitad a la otra en autob¨²s. La compa?¨ªa municipal no tiene paradas en la Jerusal¨¦n ¨¢rabe. Ni siquiera pida la misma cerveza. Le costar¨¢ encontrar Maccabi en los locales palestinos, y lo mismo le suceder¨¢ si desea una Taibeh fr¨ªa en un bar de los barrios jud¨ªos. No se puede entrar a un local comercial, a un banco, a un restaurante en la parte jud¨ªa, sin ser registrado y sin someterse al artilugio detector de metales. "?Lleva usted un arma?", cuestiona sistem¨¢ticamente el vigilante.
Hasta cuando menos se lo espera uno, salta la sorpresa. Una familia jud¨ªa en un barrio ultraortodoxo le pide al extranjero un favor: "?Pueden llevarnos al centro de la ciudad?". Ante la respuesta positiva, el religioso jerosolimitano plantea un segundo interrogante: "?Es usted jud¨ªo?". Ante la contestaci¨®n negativa, el creyente declina el ofrecimiento y se busca un correligionario. Es la pregunta eterna al for¨¢neo en el ascensor o en cualquier lugar p¨²blico. Se formula a veces sin tapujos, como lo hizo el fiel a la Torah. En ocasiones, con rodeos: "?Ha hecho la Aliya (emigraci¨®n de los jud¨ªos a Israel para quedarse a vivir) o es usted turista?".
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