?Qui¨¦n quema Galicia?
La regi¨®n arde por los cuatro costados, pero la 'cultura del fuego' no explica por s¨ª sola la cat¨¢strofe
Galicia arde por los cuatro costados. La ola de fuego estall¨® el 4 de agosto. Ese d¨ªa, adem¨¢s, el fuego caus¨® la muerte a Marisa Castro Golmar, enfermera viguesa de 50 a?os, y a su madre, Celia Golmar Otero, de 75. Perecieron carbonizadas cuando circulaban en su coche por una carretera nacional pr¨®xima a Cerdedo (Pontevedra). Horas despu¨¦s, Manuel Parada, de 74 a?os, falleci¨® en la misma zona cuando participaba en labores de extinci¨®n. Y esas muertes activaron las alarmas.
Los tres cad¨¢veres fueron como una premonici¨®n de la cat¨¢strofe que se avecinaba. Desde entonces, la situaci¨®n se ha vuelto irrespirable, no s¨®lo por el humo y las pavesas que infectan el campo y las ciudades gallegas, sino porque adem¨¢s ha desatado el en¨¦simo choque frontal entre el PSOE y el PP. El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, interrumpi¨® el mi¨¦rcoles sus vacaciones en Lanzarote y se traslad¨® a la castigada regi¨®n casi al mismo tiempo que el l¨ªder del PP, Mariano Rajoy, le acusaba de permanecer impasible en ba?ador ante la crisis. Se empez¨® a hablar de "terrorismo incendiario". Y a buscar la respuesta a una pregunta aparentemente muy simple pero que no lo era tanto: ?Por qu¨¦ arde Galicia?
La ola de fuego estall¨® el 4 de agosto. Ese d¨ªa perecieron carbonizadas una madre y su hija en una carretera nacional
?Qu¨¦ tienen de especial los fuegos que asolan Galicia? "Que, en contra de lo habitual, se parecen mucho a los del Mediterr¨¢neo", se?ala el fiscal
M¨¢s de 7.000 hombres y 60 aeronaves participan en las tareas de prevenci¨®n y extinci¨®n de incendios por las cuatro provincias gallegas
Un jefe de polic¨ªa admite la posibilidad de que los pir¨®manos detenidos -la mayor¨ªa, dementes- sean s¨®lo el brazo ejecutor de alguien m¨¢s inteligente
Dirigentes pol¨ªticos recuerdan que est¨¢ en vigor una ley que impide la recalificaci¨®n urban¨ªstica, durante 30 a?os, de zonas arrasadas por el fuego
Desde que comenz¨® agosto, las llamas han devorado m¨¢s de 15.000 hect¨¢reas de arboleda y monte bajo. Toda la regi¨®n est¨¢ salpicada de incendios y su caracter¨ªstico tapiz verde se ha tornado en negro, cubierto de humo y cenizas. Como si una jaur¨ªa de pir¨®manos enloquecidos acordase arrasar todo lo que encuentra a su paso. Los fuegos forestales son la noticia habitual del verano, pero esta vez la situaci¨®n es extremadamente grave. ?Qu¨¦ tiene de peculiar respecto a a?os anteriores? Fundamentalmente, dos cosas: que en s¨®lo seis d¨ªas se ha quemado en Galicia el doble de lo que ardi¨® durante todo 2005, y que en esta ocasi¨®n el fuego se ha cebado en la zona costera, donde se concentra la mayor presi¨®n urban¨ªstica.
La 'cultura del fuego'
?Hay algo especial en esta oleada de incendios? En los primeros momentos, el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, la Guardia Civil, la polic¨ªa adscrita a la Xunta de Galicia, los expertos medioambientales y los propios ciudadanos coincid¨ªan en que la situaci¨®n era "normal". "Es lo de todos los a?os por esta ¨¦poca, agravada porque el campo est¨¢ cubierto de maleza reseca que arde como la yesca y porque el viento del noreste aviva los focos", comentaba un mando policial. "Esto forma parte de la cultura del fuego que hay en Galicia, donde tradicionalmente se hacen quemas para limpiar los montes sin tomar las debidas precauciones", remachaba un oficial de la Guardia Civil. La cultura del fuego es una abstrusa expresi¨®n utilizada repetidamente por todas las fuentes consultadas para tratar de explicar lo inexplicable.
Aparentemente, los causantes de los incendios son los mismos de siempre: pir¨®manos desequilibrados, madereros codiciosos, cazadores sin escr¨²pulos, ganaderos que quieren obtener pastizales con el expeditivo m¨¦todo de arrasar los ¨¢rboles de los montes, campesinos negligentes que desbrozan sus tierras con el ancestral sistema del fuego, ajustes y venganzas personales, acciones de miembros de las cuadrillas contraincendios que as¨ª aseguran su trabajo y su salario o de ex agentes forestales furiosos por haber sido despedidos... Eso es lo que sosten¨ªan una y otra vez pol¨ªticos, polic¨ªas, guardias civiles y gente del campo.
Sin embargo, con el paso de los d¨ªas, lo aparentemente "normal" empez¨® a hacerse m¨¢s complejo. Tanto, que diversas autoridades empezaron a hablar de "terrorismo incendiario", una expresi¨®n que hizo saltar todas las alarmas. El propio fiscal de Medio Ambiente de Galicia, ?lvaro Garc¨ªa Ortiz, aviv¨® la pol¨¦mica el pasado fin de semana al recoger la sospecha con esa terminolog¨ªa. "Es cierto que yo contribu¨ª a eso, pero consider¨¦ que era una forma de resaltar que esto es un crimen y que hay que concienciar a la gente para que denuncie a los incendiarios", declara.
?Qu¨¦ tienen de especial los fuegos forestales que este verano devastan Galicia? "Que la extensi¨®n quemada este a?o es mucho mayor y que, en contra de lo habitual, se parecen mucho a los incendios mediterr¨¢neos", se?ala el fiscal. ?ste, no obstante, admite que "el 90% de los incendios que llegan a la fiscal¨ªa son causados por discapacitados". Discapacitados son, en efecto, la mayor¨ªa de la docena de detenidos desde que comenz¨® esta epidemia.
Pero atribuir esta lacra a un grupo de desequilibrados mentales que, a modo de Atilas rurales, arrasan los montes gallegos parece una explicaci¨®n demasiado simple. Tanto, que el fiscal tiene que admitir que la situaci¨®n que padece la regi¨®n es "pluricausal" y m¨¢s compleja de lo que parece.
"Si hubiera una trama criminal, la investigaci¨®n ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil", dice el fiscal. "Si lo que est¨¢ pasando fuese obra de una mafia organizada, podr¨ªamos luchar contra ella con nuestros m¨¦todos habituales: vigilando a uno de sus integrantes, sigui¨¦ndole a distancia, pinchando sus tel¨¦fonos y, finalmente, esperando a que ¨¦l mismo nos condujera hasta el hombre que mueve los hilos de la organizaci¨®n criminal", comenta un comisario.
Por ahora, el Ministerio del Interior no tiene ninguna prueba de que detr¨¢s de esta cadena de fuegos haya una banda organizada. Y, sin embargo, cada vez hay m¨¢s ciudadanos convencidos de que hay algo raro, de que algo huele a chamusquina. Zapatero admiti¨® el pasado mi¨¦rcoles ante el presidente de la Xunta, el socialista Emilio P¨¦rez Touri?o, que "el Gobierno es consciente de que tiene un desaf¨ªo serio, de que la situaci¨®n es dif¨ªcil".
M¨¢s de 7.000 hombres y 60 aeronaves participan en las tareas de prevenci¨®n y extinci¨®n de los incendios. Bomberos, agentes forestales, polic¨ªas, guardias civiles y militares est¨¢n desplegados por las cuatro provincias gallegas para afrontar lo que el presidente auton¨®mico ha calificado de "situaci¨®n excepcional".
Humo y pavesas
Recorrer hoy Galicia supone atravesar un paisaje ennegrecido y respirar un aire emponzo?ado por el humo y las pavesas. El cielo de Vigo, Ourense, Pontevedra, Santiago de Compostela y decenas de municipios est¨¢ oscurecido por la humareda. No huele a pino ni a eucalipto, sino a holl¨ªn. "?Qu¨¦ pena! ?sta no es la imagen que yo ten¨ªa de Galicia", comenta Elizabeth, una joven estudiante brit¨¢nica, mientras una nube de humo decora al fondo la fachada de la catedral de la plaza del Obradoiro compostelano.
Pese a la alarma existente en toda Espa?a, resulta un tanto sorprendente ver la aparente tranquilidad con que los gallegos afrontan la situaci¨®n. Una mujer trabaja tranquilamente en su casa del municipio de Padr¨®n, a unos pocos kil¨®metros de Santiago, mientras a sus espaldas se reavivan las llamas de un incendio y el aire arrastra un vendaval de humo y pavesas que obliga a cerrar los ojos. "?Y qu¨¦ vamos a hacer? Hay que seguir viviendo", dice a modo de estoica explicaci¨®n.
"El monte est¨¢ hecho una mierda. Nadie limpia el bosque, todo est¨¢ lleno de maleza reseca, no hay cortafuegos...", se queja un campesino de una parroquia de Pontevedra. El dictamen coincide con el de muchos expertos y guardias civiles, que consideran que las autoridades locales y regionales han invertido en medios de lucha contra el fuego, pero que falta una pol¨ªtica de prevenci¨®n. "Se gasta m¨¢s en curar que en prevenir", dictamina un mando policial.
Posiblemente esa ancestral cultura del fuego existente en Galicia sea lo que explica la aparente frialdad con que los campesinos observan el imparable avance de las llamas. Algo inexplicable para el forastero. S¨®lo cuando los incendios se aproximan a los n¨²cleos habitados empieza la movilizaci¨®n ciudadana. Cuando las lenguas de fuego cercan las casas es cuando los vecinos agarran palas y tienden mangueras de agua para hacer frente a la amenaza. Y empiezan los nervios: "?Por qu¨¦ pasan de largo los helic¨®pteros? ?Es que a nadie le importa lo que nos pase a nosotros?", se enfurece Carlos a la vez que arremete contra un guardia civil que intenta que se aleje de su casa. "Es que debe de haber otro foco m¨¢s importante cerca del monte Pedroso", intenta explicarle el agente.
"El 90% de los incendios forestales son intencionados", afirma un comisario de polic¨ªa, que atribuye la mitad de estos siniestros a la quema de rastrojos de forma incontrolada. Otra buena parte de los fuegos los atribuye a ganaderos: "Les cuesta pagar por el pienso y prefieren alimentar su ganado con pastos. Una forma de generar pasto es la quema del monte", explica.
Un alf¨¦rez de la Guardia Civil de Pontevedra abunda en la misma idea: "Aqu¨ª hay mucho ganado mostrenco, fundamentalmente caballos que andan sueltos por el monte. Todos tienen due?os que quieren que sus animales coman hierba fresca y una forma de conseguirla es quemando los ¨¢rboles: despu¨¦s de un incendio, las lluvias hacen brotar un pasto tierno y abundante que encanta a los equinos".
Antonio, uno de los 300 polic¨ªas adscritos por el Ministerio del Interior a la Xunta de Galicia (lo que hace que la gente les conozca err¨®neamente como polic¨ªa aut¨®noma) informa de que esta unidad ha detenido a 36 pir¨®manos en lo que va de a?o, mientras que en todo 2005 arrest¨® a 48. No observa ninguna novedad en la ola de fuegos que devoran la regi¨®n, excepto que cada vez hay m¨¢s menores implicados en estas fechor¨ªas. "Ya el a?o pasado hubo m¨¢s de 50 incendios causados por j¨®venes que lo hac¨ªan como una forma de divertirse", argumenta el agente.
La polic¨ªa ha solicitado a la Xunta el listado de trabajadores de los servicios contraincendios a los que este a?o no les ha sido renovado el contrato, por si alguno de ellos hubiera decidido hacer la guerra por su cuenta como forma de venganza. "Aqu¨ª, en Galicia, hay mucha gente que vive del fuego", sostiene un oficial de la Guardia Civil.
Hasta ahora s¨®lo ha sido detenido un hombre al que este a?o le fue rescindido el contrato, por lo que la polic¨ªa pidi¨® discreci¨®n sobre las sospechas existentes contra este tipo de cuadrillas. Pero la ministra de Medio Ambiente, la socialista Cristina Narbona, lanz¨® al aire estas sospechas -a¨²n no confirmadas-, haciendo que el PP pidiese su dimisi¨®n. A la vez, el Partido Popular ha denunciado que la Xunta exige a los integrantes de las brigadas contraincendios que hablen gallego. Lo cual no es del todo exacto: es verdad que quien domina esta lengua tiene preferencia, pero de ning¨²n modo es un requisito imprescindible, seg¨²n fuentes del Gobierno auton¨®mico.
El eje Vigo-Santiago
Hay m¨¢s aspectos inquietantes: ?c¨®mo se explica que desde hace una semana haya un promedio de cien incendios diarios? ?Por qu¨¦ ¨¦stos se est¨¢n cebando en el eje Vigo-Santiago de Compostela, que es la zona m¨¢s pr¨®xima al litoral y urban¨ªsticamente m¨¢s codiciada? ?Puede haber una trama interesada en crear problemas al actual Gobierno de coalici¨®n del PSOE y el Bloque Nacionalista Galego?
Ninguno de los mandos policiales que dirigen las investigaciones tiene respuesta para los interrogantes, aunque insisten en que no hay ning¨²n dato objetivo para sostener la hip¨®tesis de que haya una mano negra tras esta cat¨¢strofe medioambiental. Dirigentes pol¨ªticos recuerdan que est¨¢ en vigor una ley que impide la recalificaci¨®n urban¨ªstica durante 30 a?os de aquellos terrenos que quedaron arrasados por el fuego. "Ya veremos... Es una ley administrativa de dif¨ªcil aplicaci¨®n", replica un jurista, esc¨¦ptico sobre que esa norma legal sea la panacea.
Por el momento, casi todos los detenidos son perturbados, una especie de nerones del siglo XXI. ?Ser¨¢n ¨¦stos los responsables del llamado terrorismo incendiario, que tanto ha alarmado a las autoridades? "?Demasiados locos! No me lo creo", afirmaba un vecino de Pontevedra mientras observaba arder un pinar pr¨®ximo a su casa.
El jueves, un jefe policial ya empezaba a admitir la posibilidad de que estos dementes sean s¨®lo el brazo ejecutor de alguien m¨¢s inteligente... y con mayores intereses. Mientras, el enigma sigue sin resolverse.
Mecha, cerillas y cohetes de feria
UNA SIMPLE MECHA de algod¨®n. Un pu?ado de cerillas de madera. Una latita de gasolina para encendedor. Unas vulgares velas de cera insertas en una patata. Un cohete de feria. He aqu¨ª los sofisticados artefactos incendiarios encontrados por la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa en los montes que fueron pasto de las llamas en los ¨²ltimos tres o cuatro a?os. El museo de los horrores con los artilugios recopilados por la mal llamada polic¨ªa aut¨®noma (los polic¨ªas nacionales cedidos a la Xunta) es de lo m¨¢s pedestre y rudimentario.
"Lo m¨¢s tecnificado que hemos descubierto son varios paraca¨ªdas de juguete a los que se les ha acoplado una mecha o algo similar. El paraca¨ªdas se lanza al aire mediante un cohete de feria y al caer al suelo provoca un incendio de la maleza", explica un mando policial.
Pero los atestados de la Guardia Civil reflejan una y otra vez el mismo sistema: un trozo de mecha de algod¨®n (de las que se adquieren en estancos para los cl¨¢sicos mecheros de chispa), en uno de cuyos extremos alguien ha atado un manojo de f¨®sforos de madera. Cuando la mecha se va consumiendo y alcanza a las cerillas, se produce un fogonazo que inflama los hierbajos y desencadena un incendio. Un m¨¦todo sencillo, pero eficaz. Y adem¨¢s permite al pir¨®mano prender la mecha y alejarse tranquilamente: cuando el monte empieza a arder, ¨¦l puede estar a varios kil¨®metros de distancia presenciando el espect¨¢culo.
El pasado jueves hab¨ªa gente de A Coru?a que sosten¨ªa que hab¨ªa visto pasar avionetas lanzando petardos incendiarios sobre un monte comunal.
La Guardia Civil, sin embargo, no tiene la menor noticia de la existencia de tales terroristas a¨¦reos.
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