La afluencia de extranjeros evita la par¨¢lisis demogr¨¢fica de la ciudad

En 1996, Alicante ten¨ªa 4.266 extranjeros. En 2005 hab¨ªa m¨¢s de 38.000 -el 10,8% del censo de habitantes-, tantos como en toda la Comunidad de Navarra. El dato contrasta con el modest¨ªsimo incremento (del 6% en la ¨²ltima d¨¦cada) de la poblaci¨®n aut¨®ctona, y corrobora que si la ciudad ha crecido ha sido gracias a la pujanza de la inmigraci¨®n. El proceso tambi¨¦n ha convertido la sociedad local en un crisol cultural en el que conviven 142 nacionalidades distintas, con los colombianos (12,7%), los ecuatorianos (12,3%), los argentinos (10,9%), los marroqu¨ªes (7,2%) y los argelinos (6,9%) como las m¨¢s numerosas. Curiosamente, ni Colombia ni Ecuador se hallaban entre los diez pa¨ªses de origen m¨¢s habituales en 1997. Con todo, aunque la ciudad es, como apunta el estudio, "claramente latinoamericana" en cuanto a movimientos migratorios, esta comunidad ha perdido peso relativo en los ¨²ltimos a?os a causa de la llegada de ciudadanos de nacionalidades del Este de Europa (Ruman¨ªa, Ucrania y Bulgaria), que ya representan el 14,1% del total.

En su estudio, G¨®mez Gil resalta que la comunidad magreb¨ª, incluyendo a marroqu¨ªes y argelinos, no supera en n¨²mero a la colombiana, lo que demuestra, seg¨²n el profesor, hasta qu¨¦ punto eran "desafortunadas" las afirmaciones del gobierno local sobre la supuesta "avalancha" de argelinos que ha sufrido la ciudad como consecuencia de la apertura de la nueva l¨ªnea mar¨ªtima entre Alicante y Argel. "Con mayor motivo", a?ade G¨®mez Gil, "si tenemos en cuenta que la comunidad argelina ha sido pionera en su llegada a la ciudad y se mantiene en proporciones discretas".

Como resalta el profesor, "resulta llamativo" que el barrio del Centro, que en los ¨²ltimos a?os ha vivido distintas pol¨¦micas relacionadas con la presencia de poblaci¨®n magreb¨ª, es una de las zonas de la ciudad que ha registrado "menores incrementos de extranjeros". A la vista de los prejuicios suscitados por la llegada de inmigrantes, G¨®mez Gil cree necesaria una renovaci¨®n urbana, econ¨®mica y social que evite que los vecinos asocien el abandono de sus calles a la llegada de los extranjeros.