Gran Jefe Ojo de Halc¨®n dice que os zurzan
Entra en el jard¨ªn como un viejo indio en la reserva. Melena blanca, ojos de halc¨®n, toda la edad en el paso a¨²n el¨¢stico, toda la sabidur¨ªa en la cara, arrugas como cicatrices o anillos de ¨¢rbol, y la sonrisa invicta. Sostiene un bast¨®n probablemente in¨²til, resto de una coqueter¨ªa o una elegancia antigua que no le ha abandonado. Atraviesa el jard¨ªn de ese asilo de lujo, jard¨ªn con estatua, enfermeras blanqu¨ªsimas, sonrientes, curas de sue?o, m¨²sica ambiental, nocturno de Chopin. Para desgalichar el puto nocturno, el viejo canta: "Camino tras el tiempo / espero que todo pase pronto"; canta para s¨ª mismo, con voz de ¨²ltimo whisky: "Qui¨¦n se bebi¨® mi pasado / en vez de deseo, un coraz¨®n llagado"; canta como Brook Benton cantaba Funny How Time Slips Away: "s¨®lo los gusanos quieren mi jugo / pronto lo tendr¨¢n / si no me queman antes". Estamos en Sonrisa de elefante, la perla negra del Grec, el mejor estreno "local", la nueva y formidable comedia escrita y dirigida por Pau Mir¨®. El "retorno" de Pau Mir¨®, y tambi¨¦n el retorno a la actuaci¨®n del gran Joan Anguera, mitad James Coburn mitad jefe cherokee, tras su larga gira europea con Heil Tanz. La mejor elecci¨®n para el protagonista, por physique du role y sobre todo por trastienda profesional y humana: fundador de La G¨¤bia de Vic, uno de los grupos m¨ªticos del off catal¨¢n, 25 a?os estrenando a Handke, a Beckett, a Botho Strauss, director, pedagogo, actor, actorazo, un complet¨ªsimo hombre de teatro. Pau Mir¨® y el equipo de Oriol Broggi han levantado el asilo de lujo de Sonrisa de elefante en la cripta donde se present¨® Ant¨ªgona, en la Biblioteca de Catalunya. El gran Anguera interpreta a un director teatral que ha vivido y bebido todo. Se retir¨®, misteriosamente, cuando estaba en lo m¨¢s alto. No ha recibido a nadie desde entonces. ?Qu¨¦ es una vida en el teatro? "Medir la vida por temporadas y no por a?os", dir¨¢. "El teatro borra la vida, las peque?as cosas". Lo dir¨¢ m¨¢s tarde. Antes recibir¨¢ con un silencio sonriente a un antiguo alumno (Roger Coma), ahora un joven director de moda, muy, muy ambicioso. El muchacho habla, el viejo escucha. Mudo. Pero todo pasa por su cara y sus ojos, igual que la voz de una antigua amante surca el rostro del silente Michael Gambon en Hey Joe, a la misma hora, en el West End. El joven trabaja en el Nacional, donde "pagan mucho y exigen poco". Un cuervo grazna en la espesura. El viejo bebe t¨¦ y escupe, con asco. El joven quiere estrenar la ¨²ltima obra del viejo, la que prohibi¨® representar, a la Bernhard, "en este pa¨ªs de mierda". El joven habla y habla como si bailara, se agita, sonr¨ªe, encela, casi suplica. Le dice que es lo mejor que escribi¨® nunca, "la ¨²nica cosa pura que he tocado en muchos a?os". El viejo abre la boca: "Es tarde". El joven le alarga un sobre cerrado. "Hay mucho dinero en ese texto. Contiene lo que m¨¢s necesitamos: lucidez, talento, coraje a la hora de decir la verdad". La enfermera morena (Anna Alarc¨®n) quiere saber. Busca descifrar las sonrisas del elefante, su negativa a abrir el sobre o a romperlo, sus frases enigm¨¢ticas: "Pienso en franc¨¦s. En franc¨¦s, los pensamientos molestan menos". Su pasado. Su vida, que debi¨® ser apasionante. Sus necesidades. Ah, est¨¢n muy claras. Quiere silencio. Y whisky. Lagavulin, 16 a?os. Los mismos que le separan de Par¨ªs, donde conoci¨® a su joven alumno, entonces apenas un cr¨ªo. La enfermera morena est¨¢ fascinada por el teatro. "Siempre que voy al teatro me aburro. Luego me emociono de repente. Y luego follo". Gran resumen, ninguna tonter¨ªa. "?A cu¨¢ntas personas ha aburrido y emocionado usted? ?Diez mil? ?Cien mil? ?Un mill¨®n?". Pregunta eso para no preguntar, directamente, a cu¨¢ntas personas se ha follado el viejo. La enfermera morena, tras su aparente y fresca estupidez, ser¨¢ quien mejor entienda su texto, un texto sobre el suicidio: lo leer¨¢, a escondidas, y se reir¨¢, y pensar¨¢ "de otra manera" en una amiga muerta, y volver¨¢ a re¨ªr. La enfermera morena es encantadora, implacable, ¨¢vida de sexo y dinero, profundamente superficial: puro p¨²blico. Hay otra enfermera (Kristen Tinkler). Inglesa. Rubia, gordita, torpe. Toca el viol¨ªn: Vivaldi. A la Duras, que tanto hablaba de la noblesse de la banalit¨¦ en El cami¨®n le volver¨ªan loca esas dos enfermeras, tan bien perfiladas, con la sombra a un palmo de sus caras blanqu¨ªsimas. El viejo, el gran hombre de teatro, hablar¨¢ tranquilamente con la enfermera rubia. Para conseguir whisky, de entrada. Y porque ella no pretende saber nada. Y porque es extranjera. Le hablar¨¢ de Par¨ªs. "Nuestra juventud, nuestras historias sentimentales, ya no tienen la menor importancia. Han ardido, como los coches de la banlieue". Sabremos uno de los motivos de su retiro. Se echaba en falta: nostalgia de s¨ª mismo. El otro motivo lo conoceremos tras la ¨²ltima visita del joven y muy ambicioso director, cuando el coraz¨®n del viejo (y su sistema de alarma) vuelvan a acelerarse. Le sobran muy pocas cosas a este espect¨¢culo. El redundante baile/strip de Roger Coma; la imagen final, que anticipa, fantas¨ªa o temor, su futuro. Mucho mejor el pen¨²ltimo signo: la silla vac¨ªa que vuelca de un manotazo resignado, como quien derriba una estatua interior. Pau Mir¨® ha vuelto, s¨ª, en espl¨¦ndida forma tras el peque?o tropiezo, para mi gusto, de Balas y sombras, en el Lliure. All¨ª casi todo parec¨ªa impostado, ajeno: una pieza "de transici¨®n", con oficio, pero muy por debajo de su talento. Sonrisa de elefante tiene claridad y rec¨¢mara, abre los poros del alma como la lluvia de madrugada empapando al Gran Jefe Indio, brazos abiertos, pecho desnudo, en su ¨²ltima pradera. Cuatro soberbios int¨¦rpretes, una direcci¨®n inteligente, matizad¨ªsima, y un texto bello, feroz, divertido, trist¨ªsimo. Con una gran carcajada final, como un brochazo de rojo en el blanco inmaculado, como el vuelo de un halc¨®n rojo. Oriol Broggi dice que Sonrisa de elefante es un texto "extraordinario y necesario". Por una vez estoy completamente de acuerdo con las frases de un productor en el programa de mano. Esta obra se ha de ver en toda Espa?a, con el mismo afinad¨ªsimo cuarteto. Y traducirse. Mucho.
Sobre Sonrisa de elefante, comedia escrita y dirigida por Pau Mir¨® y estrenada en el Grec de Barcelona
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