La Conferencia del Sida critica a los Gobiernos por no tomar medidas para frenar la epidemia
"Tenemos la ciencia, tenemos los medios, falta la voluntad pol¨ªtica", afirman los expertos
A falta de una cura o una vacuna, la prevenci¨®n de nuevas transmisiones se impone como la ¨²nica forma para frenar el sida en el mundo. El virus, que cada a?o infecta a unos cuatro millones de personas y acaba con la vida de unos tres millones, se extiende por la inactividad o las actuaciones "negativas" de los gobiernos, criticaron ayer los expertos en la clausura de la XVI Conferencia Internacional sobre el Sida que se ha celebrado en Toronto (Canad¨¢). "Tenemos la ciencia y tenemos los medios, falta la voluntad pol¨ªtica", resumi¨® el estadounidense Chris Collins, encargado de resumir los puntos clave de cinco d¨ªas de reuniones, con m¨¢s de 4.000 presentaciones y cientos de conferencias, exposiciones y otras actividad paralelas que han reunido a 24.000 personas.
Las pol¨ªticas que no llegan, seg¨²n los cient¨ªficos y expertos de diferentes ¨¢mbitos, permiten esta situaci¨®n: en el mundo, "s¨®lo el 21% de los que los necesitan tienen condones accesibles; las programas para impulsar comportamientos seguros s¨®lo han llegado al 16% de los trabajadores del sexo y al 11% de los hombres que tienen sexo con hombres; s¨®lo el 9% de las embarazadas infectadas recibe tratamiento para evitar que transmitan el virus a sus hijos, los programas de reducci¨®n de da?os [intercambio de jeringuillas o uso de metadona] llegan, y s¨®lo al 4% de los usuarios de drogas inyectables menos de un 0,2% de la poblaci¨®n tiene acceso a una prueba para conocer su estatus". As¨ª lo resumi¨® la surafricana Quarraisha Abdool Karim, responsable de las conclusiones sobre epidemiolog¨ªa y prevenci¨®n.
Eficacia comprobada
El suizo Craig McClure, director de la sesi¨®n que cerr¨® la conferencia puso varios ejemplos. "Los m¨¦todos ya existen y su eficacia est¨¢ comprobada. El uso de la nevirapina para evitar la transmisi¨®n de madre a hijo se present¨® en la conferencia de Durban (Sud¨¢frica) en 2000; no hay dudas sobre la eficacia de pol¨ªticas de reducci¨®n de da?os entre usuarios de drogas ni sobre los condones. No hay que esperar a los nuevos productos que se est¨¢n ensayando para conseguir una protecci¨®n eficaz", explic¨®.
Las cr¨ªticas de los participantes abarcaron a todo tipo de gobiernos e instituciones. "Hay que estudiar qu¨¦ papel juegan la homofobia y los fundamentalismos en que no se pongan en marcha pol¨ªticas de prevenci¨®n, y cuando hablo de fundamentalismos no me refiero s¨®lo al isl¨¢mico, sino tambi¨¦n la cristiano [por su postura contra el preservativo] o la liberal, que sacrifica vidas para proteger los derechos comerciales de algunas empresas fabricantes de medicamentos", dijo el filipino Michael Tan en medio de una ovaci¨®n.
"Hay que abordar el problema del sida desde el punto de vista de los derechos humanos. El primero es el de vivir, y de tener una vida saludable", destac¨® el brit¨¢nico Bernard Forbes, responsable del ¨¢rea de Pol¨ªtica. "Cuando Rusia proh¨ªbe el uso de metadona, Sud¨¢frica niega el tratamiento a las personas encarceladas, EE UU proh¨ªbe los intercambios de jeringuillas o Canad¨¢ estudia cancelar el primer programa del pa¨ªs para establecer una sala de venopunci¨®n segura para usuarios de drogas est¨¢n actuando contra ellos".
En esta prioridad por la prevenci¨®n tiene un papel destacado el acceso a los tratamientos. Actualmente, los reciben s¨®lo el 24% de los m¨¢s de 6 millones de personas que los necesitan. Y hay problemas para que los laboratorios faciliten las patentes de los llamados f¨¢rmacos de segunda l¨ªnea (los que se dan cuando aparecen las resistencias a los primeros antivirales recibidos), o las nuevas formulaciones de otros, como el Kaletra, de Abbot, que no necesita refrigeraci¨®n, lo que es fundamental para poderlo llevar a algunas partes de ?frica.
Los j¨®venes, los hombres que tienen sexo con hombres, las personas transexuales -pr¨¢cticamente invisibles en el temario de la conferencia-, los trabajadores del sexo, los ni?os, los inmigrantes, las poblaciones ind¨ªgenas y, sobre todo, las mujeres, son otros grupos que en pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses tienen m¨¢s dificultades para acceder a la prevenci¨®n, cuando ¨¦sta no se les proh¨ªbe directamente "criminaliz¨¢ndolas y encarcel¨¢ndolas", dijo McClure. La soluci¨®n pasa por fomentar una nueva generaci¨®n de l¨ªderes que act¨²en con las personas que viven con el VIH, dijo Collins.
En una reuni¨®n tan social, no faltaron menciones en los avances en tratamientos. Aparte de los geles o anillos vaginales para las mujeres, se confirmaron las buenas expectativas para otras dos familias de f¨¢rmacos -una que bloquea una prote¨ªna de la superficie de los linfocitos para que el VIH no pueda adherirse a ella e infectarla y otra que impide que integre su material gen¨¦tico en el de la c¨¦lula atacada para, a partir de ah¨ª, reproducirse-.
Collins pidi¨® a su Gobierno que elimine las trabas que pone (como dedicar una cantidad obligatoriamente a promover la castidad y la fidelidad) para que los pa¨ªses m¨¢s pobres puedan acceder a su fondo de 12.000 millones de euros contra el sida.sin pol¨ªticas sociales adecuadas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.