Camino hacia la memoria de L¨¢zaro

En una vieja carretera de la sierra sevillana, en una ma?ana de principios de abril de 1937, el ruido de un veh¨ªculo espanta una bandada de aves. "?Por ah¨ª van! ?P¨¦gale un tiro, a ver si le das!", se oye desde ambos lados del camino. En lugar de p¨¢jaros, un hombre se alza entre los matorrales y huye. En seguida, uno de los integrantes del auto dispara. El huido cae.

As¨ª muri¨® Manuel Chaves Barrios, vecino de Gerena (Sevilla), seg¨²n el relato de quien le acompa?aba. Chaves, que cuando comenz¨® la Guerra Civil escap¨® a los montes para no ser detenido por los nacionales (un hermano suyo se entreg¨® y desapareci¨®), no pudo evitar acercarse al pueblo donde estaba su mujer, que acababa de dar a luz a una hija.

"Se encontr¨® con otro hombre, tambi¨¦n escondido, que se dirig¨ªa a la finca de unos familiares, cerca de La Navarra, en el camino de Gerena hacia la aldea de La Alcornocosa. Cuando iban por la carretera, oyeron llegar un veh¨ªculo y decidieron tirarse cada uno a un lado de la cuneta. El acompa?ante se fue a la derecha, mi abuelo, a la izquierda. Al apearse unos hombres, que deb¨ªan ser falangistas, de un cami¨®n, espantaron a las aves. Mi abuelo, comido por los nervios, confundi¨® los comentarios de los hombres, que hablaban de tirar a los p¨¢jaros, y crey¨® haber sido descubierto. Por eso sali¨® huyendo", explica Francisco Pereira Chaves, nieto del derribado.

Pereira es uno de los muchos andaluces que, 60 a?os despu¨¦s, a¨²n buscan los restos de sus familiares. Comenz¨® la b¨²squeda hace tres a?os. Habl¨® con los vecinos que recordaban algo sobre la muerte del abuelo y contact¨® con el nieto de aqu¨¦l que lo acompa?aba en el momento de morir. ?ste les inform¨® sobre el modo y el lugar en que muri¨® Chaves. Pero no logr¨® nada concluyente hasta que L¨¢zaro, un hombre de m¨¢s de 80 a?os, les dio una informaci¨®n fundamental. El padre de este hombre era el arrendatario de las tierras en que muri¨® Chaves. L¨¢zaro recordaba donde estuvo el cuerpo tirado, sin enterrar, hasta que su padre lo sepult¨® y call¨®. "Era peligroso, lo entiendo", afirma Pereira.

Pereira cont¨® con el apoyo de los ayuntamientos de La Alcornocosa y Gerena, que le dieron apoyo para excavar en la zona. Tras pasar horas escarbando, el resultado fue nulo. "Lo m¨¢s probable es que L¨¢zaro no recuerde bien el lugar, porque est¨¢ muy cambiado y han pasado muchos a?os", dice algo resignado Pereira, que continuar¨¢ la investigaci¨®n en septiembre. "No parar¨¦, porque s¨¦ que est¨¢ ah¨ª", concluye contundente.