"Lucho cada d¨ªa por salir adelante"
Youssoph Djibril, de 54 a?os, ha emprendido infinidad de negocios. Si de algo est¨¢ convencido este senegal¨¦s es de que cuando algo sale mal, hay que pensar en "una nueva estrategia" y no rendirse. Lleg¨® a Manresa en abril de 2002, pero antes estuvo tres a?os en Almer¨ªa y vivi¨® en carne propia los sucesos de El Ejido. De los vastos invernaderos no tiene muy buen recuerdo. "Eran ocho horas seguidas sin descanso por 4.000 pesetas, he le¨ªdo mucho sobre la esclavitud, y aquello era igual, trabaj¨¢bamos como esclavos". Le dijeron que aquella era la ¨²nica opci¨®n para un inmigrante sin papeles. "Trabajaba sembrando o cargando melones y sand¨ªas en los camiones, me dol¨ªa todo el cuerpo y quer¨ªa volver a Senegal, pero mis compa?eros no dejaban de repetir que ten¨ªa que aguantar y conseguir la regularizaci¨®n". "Viv¨ªamos 15 en una casa, hab¨ªa incluso colchones en el garaje". En El Ejido, relata Youssoph, "hab¨ªa dos ciudades, una era la de los inmigrantes, con sus barracones, sus bares y sus prost¨ªbulos, la otra era de los almerienses".
"Participo en la fiesta mayor, soy un ciudadano de aqu¨ª y pago mis impuestos"
Djibril fue a la Universidad en Marruecos. Se licenci¨® con la ayuda de una beca y abri¨® un laboratorio en Mauritania hasta que lo perdi¨® todo por culpa de la guerra. Regres¨® a Senegal y emprendi¨® otro negocio, esta vez relacionado con el turismo en su barrio, en la ciudad de San Luis, al norte del pa¨ªs. Entr¨® en contacto con una ONG espa?ola y le invitaron a dar una conferencia. Youssoph se qued¨® y ya no regres¨® al Senegal.
Trabajar cargando toneladas de melones y sand¨ªas en los camiones no pod¨ªa durar mucho tiempo m¨¢s. "Ten¨ªa que pensar en una estrategia para salir de ah¨ª, y el primer paso era aprender el idioma". Ahora Youssoph no tan s¨®lo habla espa?ol, sino que tambi¨¦n se expresa en catal¨¢n. En Almer¨ªa se apunt¨® a los cursos que organizaba el Ayuntamiento. "Plegaba a las siete de la tarde y me iba a clase hasta las nueve de la noche, a los cuatro meses ya hablaba y escrib¨ªa en espa?ol". Despu¨¦s vino un a?o de formaci¨®n como mediador cultural y entr¨® a trabajar en la organizaci¨®n Almer¨ªa Acoge.
Este senegal¨¦s vivi¨® desde primera l¨ªnea los tr¨¢gicos sucesos de El Ejido, en febrero de 2000, cuando la brutalidad xen¨®foba se apoder¨® de los campos y decenas de vecinos arrasaron locales con sello extranjero. Quemaron la sede de Almer¨ªa Acoge.
Youssoph decidi¨® marcharse a Catalu?a. Estuvo un tiempo trabajando como ayudante de cocina en un bar de Salou. Despu¨¦s decidi¨® probar suerte en Manresa. "Fui a una empresa de trabajo temporal y enseguida encontr¨¦ trabajo, primero en una f¨¢brica de ba?eras y despu¨¦s de muebles".
"Lucho cada d¨ªa para salir adelante", asegura. En Catalu?a, Youssoph dej¨® atr¨¢s El Ejido y los invernaderos, pero no el racismo. En Manresa le golpearon. "Tuve un juicio y tengo el informe m¨¦dico, pero todo se acab¨® con una multa de ocho euros". Simplemente, Youssoph entr¨® en un bar y pidi¨® que le sirvieran. Tras leer de arriba abajo dos peri¨®dicos, se dirigi¨® a la persona que hab¨ªa detr¨¢s de la barra. "Me dijo que no me serv¨ªa, y exclam¨®: 't¨² fuera, negro', me cogieron y me golpearon". Tampoco fue nada f¨¢cil con el negocio de artesan¨ªa que abri¨® y cerr¨® en febrero de este a?o. "Incluso mont¨¦ una escuela de percusi¨®n para atraer a la gente, pero la situaci¨®n de la tienda no era buena". No faltaron las pintadas racistas como "Stop immigraci¨®" en la fachada del comercio. Pero no se rinde, as¨ª que tras el fallido negocio, tampoco sali¨® como esperaba el locutorio que abri¨®, ide¨® "una nueva estrategia" para salir adelante. "Me saqu¨¦ una licencia para vender artesan¨ªa en las ferias, y me va bastante bien". Tambi¨¦n cre¨® una ONG, Vents de l'?frica negra, con la que organiza viajes solidarios, env¨ªa material a su pa¨ªs y realiza todo tipo de actividades para que las "culturas se mezclen". "Participo en la fiesta mayor con la ONG, soy un ciudadano de aqu¨ª y pago mis impuestos", asegura. Su familia, sin embargo, sigue en Senegal. "Mis dos hijos -hace poco me han hecho abuelo- han estudiado en dos universidades del pa¨ªs y creo que deben seguir ah¨ª, son j¨®venes y son los que deben desarrollar Senegal".
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