Apisonadora Woods

Tiger Woods ya ha coleccionado a los 30 a?os una docena de t¨ªtulos del Grand Slam del golf. Tras su victoria en el Campeonato de la PGA norteamericana, con cinco golpes de ventaja sobre su paisano Shaun Micheel y seis sobre Sergio Garc¨ªa, el ingl¨¦s Luke Donald y el australiano Adam Scott, el estadounidense se encuentra a tan s¨®lo seis del r¨¦cord supuestamente imbatible (18), pero que ya tiembla, de su legendario compatriota Jack Nicklaus.

El n¨²mero uno se ha reafirmado a¨²n m¨¢s como tal. Su dominio es incontestable. Estando en su plenitud de juego, ajeno a las lesiones f¨ªsicas o espirituales, como el impacto por la muerte de su padre -desconsolado, no super¨® en junio pasado el corte en el Open de su pa¨ªs-, minimiza a la mayor¨ªa de sus adversarios porque, lo confiesen o no, se sienten intimidados ante su presencia voraz. Es, s¨ª, una apisonadora.

"Es realmente dulce. He tenido uno de esos d¨ªas m¨¢gicos en los 'greens'. No sucede a menudo"

"Esto es realmente dulce. He tenido uno de esos d¨ªas m¨¢gicos en el green", proclam¨® una vez consumado su nuevo triunfo en el Club de Campo de Medinah (Illinois, Estados Unidos). Cinco birdies por un solitario y ya al final bogey rubricaron su ¨²ltima tarjeta. El cuarto y decisivo recorrido se constituy¨® en un paseo feliz para ¨¦l. Nadie le inmut¨®. Lo hab¨ªa emprendido junto a Donald, igualado con ¨¦l. Pero le puso en su sitio muy pronto. Tampoco el brit¨¢nico resisti¨® la presi¨®n de verse con ¨¦l codo con codo.

La sombra de Woods cubre, cierto, a todos. Los oscurece. Pero resulta inevitable que sea as¨ª. Su carrera est¨¢ presidida por su casi imposible regularidad en las alturas. Como dec¨ªa Severiano Ballesteros, incluso el mejor de los golfistas debe ser humilde por puro realismo. ?Por qu¨¦? Porque siempre pierde, aunque quede el segundo, muchos m¨¢s torneos de los que gana. Dentro de ese axioma, sin embargo, las estad¨ªsticas del norteamericano son demoledoras.

Woods se impone, en efecto, en una de cada cuatro competiciones que afronta. As¨ª de simple, as¨ª de incre¨ªble. En el circuito de su pa¨ªs, que comprende tambi¨¦n el Open Brit¨¢nico, lleva 211 jugadas. Ha vencido en 51, en el 24,7% de ellas. Pero, si se reducen a 200 descontando sus participaciones como aficionado, ese porcentaje asciende al 25,5%. Sin m¨¢s comentarios.

Pero es que hay que hacerlos. Porque, como profesional, ha escoltado al vencedor en 20 ocasiones como segundo (el 10% de sus actuaciones) y en 17 como tercero (el 8,5%). Si se advierte adem¨¢s que se ha clasificado entre el cuarto y el d¨¦cimo 41 veces (el 20,5%), se aprecia que nada m¨¢s y nada menos que en el 64,5% de sus comparecencias ha concluido entre los diez primeros. Apabullante.

Como para ceder a la tentaci¨®n de ensoberbecerse. Pero El Tigre no lo ha hecho. En la madrugada espa?ola del lunes, mientras recib¨ªa sonrisas y palmadas, todav¨ªa conservaba la cabeza lo suficientemente serena para apresurarse a matizar: "Uno no tiene a menudo tantos aciertos con los putts. Y menos en la vuelta decisoria y, precisamente, en el Grand Slam".