El lastre judicial del campismo
El lastre judicial de destacados cargos p¨²blicos del PP, alineados en el bando del presidente del Consell y l¨ªder de los conservadores valencianos, Francisco Camps,
por su implicaci¨®n en supuestos casos de corrupci¨®n engorda, sobre todo en Alicante, a medida que se avecina la cita electoral de la primavera de 2007. Sus oponentes en el seno interno de la formaci¨®n, los seguidores de ex presidente de la Generalitat Eduardo Zaplana, contin¨²an al acecho y prestos a sacar tajada, en forma de mayor presencia en las candidaturas, al socaire de las sombras que proyecta el laberinto jur¨ªdico del campismo.
La ¨²ltima iniciativa de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n de Alicante -la denuncia al alcalde y dos ediles de la capital por supuesto trato de favor al promotor Enrique Ortiz- ha dado de lleno en la l¨ªnea de flotaci¨®n de los m¨¢ximos exponentes del campismo en la capital, el alcalde, el incombustible Luis D¨ªaz Alperi (tres mayor¨ªas absolutas, pese a otras tantas imputaciones) y su lugarteniente, la concejal de Urbanismo, Sonia Castedo. Ni el uno ni la otra han reaccionado a la denuncia de la Fiscal¨ªa. El gabinete de prensa del Ayuntamiento de Alicante inform¨® ayer de que no habr¨¢ comentarios, "hasta conocer la denuncia del fiscal".
Tampoco el valedor del zaplanismo en Alicante, el presidente de la Diputaci¨®n, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, se pronunci¨® ayer sobre la nueva acusaci¨®n que recae sobre los dos pesos pesados del campismo en la capital alicantina. Ripoll, animado por el presidente de las Cortes Valencianas, Julio de Espa?a, ha expresado en reiteradas ocasiones la necesidad de "un cambio generacional" en el grupo popular del Ayuntamiento. El propio De Espa?a se ha postulado como alternativa a Alperi.
El silencio de Ripoll sobre la denuncia de la Fiscal¨ªa contrasta con la rapidez con que ha pedido explicaciones a otros dos cargos populares incriminados por Anticorrupci¨®n, los alcaldes de Torrevieja y Orihuela, Pedro ?ngel Hern¨¢ndez Mateo y Jos¨¦ Manuel Medina, respectivamente. A este ¨²ltimo lleg¨® a expulsarlo del comit¨¦ ejecutivo provincial.
Y mientras tanto, Camps calla y salpica su silencio con apoyos p¨²blicos a sus hombres siempre que ¨¦stos se han visto cercados por los tribunales. No les ha pedido la dimisi¨®n, pero tampoco, salvo a Alperi, que opten a la reelecci¨®n.
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