Es el tiempo de la Alianza de Civilizaciones
"Que la OTAN bombardee L¨ªbano", bramaba Aznar desde la BBC el pasado 23 de julio, a la vez que el PP comprend¨ªa y justificaba los bombardeos sobre objetivos civiles. Muchos se preguntan por el origen de las posiciones del PP, exageradamente fundamentalistas, en pol¨ªticas de defensa y seguridad. Ah¨ª tienen la respuesta. Estas ideas extremistas circulan desde FAES, el laboratorio, a sus sat¨¦lites, como el Grupo de Estudios Estrat¨¦gicos (GEES), y terminales medi¨¢ticas, hasta llegar a los actuales l¨ªderes del PP que repican la doctrina ya cocinada. As¨ª son las cosas desde que Aznar no es presidente del Gobierno. Ahora le toca a la crisis de Oriente Pr¨®ximo, con ideas que no son nuevas. Su propuesta sobre la entrada de Israel en la OTAN le convirtieron en el m¨¢s audaz neocon. La tesis es muy simple. Donde antes estaba la URSS, ahora est¨¢ el terrorismo islamista (en el ideario neoconservador, todo el mundo isl¨¢mico); Israel, que es de los nuestros, debe formar parte de la OTAN para que, en aplicaci¨®n del art¨ªculo 5 del Tratado de Washington, los pa¨ªses miembros tomemos parte directa en el conflicto. Afortunadamente, estos extremismos tienen cada vez menos eco en la comunidad internacional.
El pasado 14 de julio, el presidente del Gobierno exig¨ªa una reacci¨®n de Naciones Unidas y de la UE frente al drama que, una vez m¨¢s, se estaba viviendo en Oriente Pr¨®ximo. "Los silencios de hoy pueden ser los arrepentimientos de ma?ana", dec¨ªa. La respuesta, liderada por Naciones Unidas y con la decisiva implicaci¨®n de Europa, debe responder a la crisis actual y a d¨¦cadas de fracasos ante un conflicto que se ha convertido en la mayor fuente de inseguridad para todos. No es, pues, el momento de las recetas que no han tenido ¨¦xito. La misi¨®n militar, con gran protagonismo europeo, no hubiera sido necesaria si el proceso de Oslo o la hoja de ruta hubieran tenido ¨¦xito. Ahora, los militares deben jugar un papel decisivo en una misi¨®n de mantenimiento de la paz, y, para que este esfuerzo no resulte in¨²til, la comunidad internacional debe dar el giro que la construcci¨®n de la paz necesita en la zona. Es la hora de la Alianza de Civilizaciones, la hora de los que entienden que no es un dato inevitable de la realidad el drama de que 1.000 millones de ciudadanos musulmanes vean a occidente como el enemigo que les bombardea.
Qu¨¦ ¨²til resulta en estos d¨ªas recordar las opiniones sobre este conflicto de Madeleine Albright, la excepcional secretaria de Estado de Clinton. "Ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil acabar con el terrorismo si los palestinos vieran beneficios concretos en el proceso de paz", dec¨ªa ella, que admiraba tanto a Isaac Rabin, sobre cuyo asesinato dej¨® escrito que "rara vez una bala, ¨¦sta disparada por un derechista israel¨ª fan¨¢tico, destruy¨® tanto". Despu¨¦s, los fan¨¢ticos, aquellos "a los que no detienen los sem¨¢foros rojos", ocuparon el espacio. En sus memorias recuerda que Sharon consideraba a los palestinos "una banda de matachines". "Son un pueblo que viven al lado de ustedes...si piensan que son una banda de matachines, no hay ninguna esperanza; actuar¨¢n como si lo fueran", le contest¨® la secretaria de Estado. Desde entonces, los Albright y los Rabin no han tenido mucho ¨¦xito. En 15 a?os, desde la Conferencia de Madrid, demasiados acuerdos e iniciativas de paz han fracasado. No han sido suficiente para que unos y otros comprendan que la violencia no es el camino para hacer compatible la seguridad de Israel y el derecho a un Estado palestino viable (no una sucesi¨®n de bantustanes incomunicados y cientos de kil¨®metros de muros y vallas). Desde Israel, Gideon Levy, analista de Haaretz, lo ha expresado con lucidez. Para ¨¦l, los palestinos tienen que aprender que es la moderaci¨®n el camino que les puede llevar al ¨¦xito, y los israel¨ªes deben comprender que la fuerza no les ha dado resultados. "?Qu¨¦ no le hemos hecho a Ham¨¢s? ?Hay alg¨²n dirigente contra cuya vida no hayamos atentado?... De asesinato selectivo en asesinato selectivo... La fuerza del movimiento no ha hecho sino aumentar", escrib¨ªa hace poco en la revista Pol¨ªtica Exterior.
Un buen trabajo de los militares europeos en la zona es muy importante para la construcci¨®n de la paz, pero la imperiosa necesidad de un giro en la estrategia de paz en Oriente Pr¨®ximo es cosa de otros. ?se es el trabajo de Naciones Unidas con un papel m¨¢s activo de Europa. De Gaulle sol¨ªa decir que no sirven de nada los objetivos estrat¨¦gicos de seguridad si no se cuenta con las capacidades militares necesarias. Hoy parece m¨¢s pertinente preguntarse de qu¨¦ sirven tantos recursos militares si, o no tenemos claros los objetivos estrat¨¦gicos, o los que hemos aplicado durante d¨¦cadas han fracasado. Puede que se deba a un error de percepci¨®n que el mundo musulm¨¢n vea como cruzadas las iniciativas de occidente en la zona, pero, en cualquier caso, es una necesidad estrat¨¦gica prioritaria el cambio en este estado de opini¨®n de la calle ¨¢rabe. En fin, para que el trabajo de interposici¨®n de esta misi¨®n d¨¦ resultados, yo no veo alternativa a la estrategia de la Alianza de Civilizaciones. Nuestros militares har¨¢n bien su trabajo, pero, para tener ¨¦xito, otros deben hacer bien la parte pol¨ªtica que les toca.
No, los fundamentalismos, todos, nunca han sido parte de la soluci¨®n a los problemas. El activismo neoconservador de FAES, la fundaci¨®n presidida por Aznar, con Acebes de vicepresidente, tampoco. "?Qu¨¦ pensamos los neocons?", se preguntaban desde este laboratorio en sus cursos de verano. Se respond¨ªan con opiniones como las del mism¨ªsimo William Kristol, quien propone como soluci¨®n para Oriente Pr¨®ximo ocupar Damasco y Teher¨¢n. Pobre Israel si su seguridad depende de amigos como ¨¦stos. Cuando el fortalecimiento de Naciones Unidas es vital ante conflictos como el del L¨ªbano, los del laboratorio trabajan en la direcci¨®n contraria y, para la reforma del Consejo de Seguridad, proponen: "En lugar de a?adir votos habr¨ªa que reducirlos y dejar el derecho de veto exclusivamente en manos de Norteam¨¦rica". As¨ª piensan los neocons que en Espa?a lidera Aznar. Dejen que ¨¦stos organicen el mundo y ya ver¨¢n.
En Oriente Pr¨®ximo es el momento de Naciones Unidas y de una mayor implicaci¨®n de Europa. La estrategia de democratizaci¨®n a bombazos no sirve; es el tiempo de la Alianza de Civilizaciones. Va siendo hora de jubilar a los Samuel Huntington y sus guerras de occidente contra todos.
Jes¨²s Cuadrado es diputado por Zamora y portavoz de Defensa del Grupo Socialista.
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